11

294 51 0
                                    

—¿Cómo les va en la escuela?— preguntó la mujer. Jisung, como había predicho, no podía hacer más que sentirse nervioso e incómodo frente a Victoria. La madre de Chenle los miraba como si los evaluara y buscara el momento adecuado para atacarlos, como un animal a su presa.

Pensaba que cuando cometiera cualquier error, todo se iría a la mierda. Tenía que actuar normal en esa cena. No dejar ganar a sus nervios ganaran y fingir que todo estaba bien.

—Bien, no tengo las mejores calificaciones del salón, pero son decentes. Es decir, no me quejo. Mamá no me presiona, pero eso no quiere decir que no me importan.

—Ya veo, me parece bien, la educación es importante, pero... ¿por qué estás tan nervioso?— Victoria sonrió de forma astuta. —No voy a comerte.

—No, para nada, no estoy incómodo, es sólo que tengo un poco de frío— respondió Park, esperando que ella le creyera. Parecía que no.

Chenle pasó un brazo detrás de la espalda de Jisung, sorprendiendo al mayor.

—Vayamos a mi cuarto, te prestaré algo abrigado. Pasa la noche aquí, es tarde para que regreses a casa.

—¿Aquí?— preguntó Park.

—Claro— Chenle sonrío al responder, como si hablara de algo obvio. —Ni que fuera la primera vez que dormimos juntos— Zhong le guiñó el ojo de forma coqueta.

—Eso fue antes de que tu madre supiera lo nuestro— le dijo. Tratando de no delatarse a sí mismo, ni frente a la madre, ni frente a Taehyung.

Dormir juntos, en realidad, sonaba obsceno en esa escena. Se avergonzaba de sólo pensarlo.

—No se molesten por mi— declaró la mujer. Era obvio que sólo les seguía la corriente, en realidad, ella seguía sin creer en su relación.

—Gracias madre— Chenle miró a Jisung a los ojos, y volvió a mostrar una sonrisa cuadrada que enmarcaba sus blancos y alienados dientes. —Ves, no hay ningún problema. Mamá está de acuerdo.

Él más joven dirigió su mano derecha a la barbilla de Jisung y se acercó para darle un ligero beso. Toda la acción frente a su madre.

Se apartó y sonrió de nuevo, esta vez sin mostrar los dientes. Luego lo beso de nuevo, y esta vez, Jisung fue más participativo. Tal vez, por la presión de Victoria, o tal vez, por sus propios deseos.

Cuando la mujer tosió de forma incómoda, ambos se apartaron. Tenían las mejillas calientes y sonrojadas. Ni siquiera era la primera vez que se besaban.

¿A los cuántos besos dejamos de ser amigos? » jichen.Onde histórias criam vida. Descubra agora