42: Solas

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Recomendación: leer el capítulo escuchando en bucle "Solas" de Jamie Duffy. Su piano es el acompañante perfecto para la ocasión ♡

Nuevamente quiero dedicar este capítulo a Betty, que me sorprendió con la imagen que ven arriba ♡

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Nuevamente quiero dedicar este capítulo a Betty, que me sorprendió con la imagen que ven arriba ♡

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Shaula estaba viva. Sus pasiones llevaban tanto encerradas en una tumba de dogmas, que recién las entendió muertas al resucitar entre los labios de Isamar Merak.

Pero la pasión acarrea descuidos, y los descuidos tropiezos.

Como aquel que las arrojó a ambas al suelo entre risas sorprendidas por una alegría no augurada.

Con la mano en el rostro de la otra, piernas enredadas en el suelo y respiraciones más fuertes que la lejana música, todavía ni escuchaban los golpes de la razón y la incertidumbre que buscaban alojamiento.

Los pensamientos de cada una eran tan sordos como ciegos, solo la memoria parecía funcionarles en segundo plano, grabando el dictado de la escena con minuciosidad.

Una princesa vive y muere en persecución a las expectativas, imponiendo lo correcto a lo deseado, la perfección a la humanidad; una princesa es más símbolo que persona, mas del pueblo que suya. Shaula se merecía un beso que nadie más que ella tuviera que aprobar.

—Tal vez deberíamos marcharnos, alteza —murmuró Isamar. Ella era altanera y de ideas problemáticas, mas sus ojos entonces eran dóciles y embellecidos por los sentimientos que se suponía debía resguardar.

—Yo... no sé si quiera volver a ese baile, Isamar. No sé si pueda hacerlo.

La doncella se levantó y pasó ambas manos por su cabello para desenredar de él la evidencia de lo mucho que había sido manipulado en el último minuto. Sacudió toda su oscura cabellera a su espalda, y tendió su mano a la princesa jadeante y caída.

—Dije irnos, no volver. Marchémonos por esta noche, princesa. Creo que hemos bailado suficiente.

—¿Cómo? ¿Marcharnos a dónde?

—Pues a...

—Mis ladies...

El sobresalto de ambas damas bien podría haberlas hecho pasar por ladronas. Ninguna de ellas esperaba una voz por esos pasillos, menos una tan próxima. No es exagerar mencionar que el tono que adquirió la piel de Shaula evocaba el vómito.

Ambas tuvieron que digerir el susto a ritmos muy distintos, mientras entendían que el pobre que las interrumpía no era más que un mendigo en busca de limosna.

—No dirá nada... No vio nada —repitió Isamar por vez milésima de regreso por los pasillos.

Pero Shaula no parecía estar escuchando, retorcía sus dedos con su vista desenfocada y su mente en otras prioridades, tal vez abriendo la puerta al fin a la razón e incertidumbre que con tanto ahínco tocaban antes.

Monarca [Completa] [Saga Sinergia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora