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Arabella

Termino de colocarme el vestido frente al espejo, subiendo el cierre que está a un lado. Mi cabello ya estaba recogido y solo dos finos mechones caían por los lados de mi rostro. Me había maquillado muy poco porque no estoy acostumbrada a algo tan exagerado.

El vestido es muy hermoso. El rojo siempre ha sido mi color, u el brillo que este vestido tiene lo hace lucir tan hermoso.  Es pegado a mi torso hasta la cintura, luego una falda suelta con una diminuta abertura en la pierna derecha, con magas caídas y escote en forma de corazón.

Nunca había usado algo así, y sí me gusta.

Escucho que abren y cierran la puerta de mi habitación, y no debo voltear para saber de quien se trata. Y en realidad no quiero voltear porque sé las cosas que me dirá.

Veo a Koa a través del espejo del tocador, trago hondo.

—Si vienes a decir que me veo como una mujer de burdel, ahórrate los cometarios.

Se queda callado.

Pero solo por unos segundos.

—No quiero que vayas a ese lugar.

—No te pedí permiso.

—Entonces no vayas así. —se enoja— Arabella, pareces una... —aprieta los puños cuando lo miro furiosa por el espejo— No pareces una princesa, no pareces tú.

Cierro los ojos y respiro hondo, buscando que mis dioses me den la paciencia que cada día pierdo más con este hombre.

—No quiero parecer una princesa, quiero parecer una mujer normal. —giro para verlo de frente— Y así no te guste, me iré con este vestido porque me veo hermosa, así no te guste iré a esa fiesta, me da completamente igual tu opinión.

Si antes estaba molesto, al escuchar la voz de Christopher abajo llamándome se puso peor.

Él no irá, por decisión propia. Le había dicho que me acompañara pero dijo que no. Lo dijo porque en su mente pensó que si se negaba yo también me negaría, pero se equivocó.

—¿Irás con él?

—Ajá.

—Por supuesto que no, Arabella. ¿Qué pasa por tu cabeza?

Ruedo los ojos

—Desearía que confiaras un poco más en mi. —tomo la pequeña bolsa de brillos dorados— Hablaremos más tarde, o mañana, según como vayan tus celos.

Camino hacía él e intento darle un beso en los labios. Beso que él evita echando la cabeza hacia un lado.

Lo admito, eso dolió, dolió mucho.

—Koa... —murmuro bajo— No tienes remedio.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras. Christopher está hablando por celular con alguien, cuando me ve me da un repaso de pies a cabeza sin nada de disimulo, terminando la llamada y guardando el aparato en su bolsillo.

—Te ves bien. —se mueve incómodo.

—Gracias. —le doy una corta sonrisa.

—Se nota que fui yo quien decidió lo que usarías, porque si nos dejamos llevar por tus gustos...

Río rodando los ojos.

—Muy gracioso...

Salimos de la mansión y subimos al vehículo manejado por uno de los escoltas de Alex. Él estará ya en el lugar, según lo que me había dicho llegaría directo.

DRONNINGWhere stories live. Discover now