8

1.4K 225 32
                                    

Arabella

Escucho como abren la puerta de mi habitación, me tapo por completo con las suaves sábanas de la cama para que no me vean. Se sientan en mi cama lo que hace que enarque una ceja.

—¿Ara?

Ah... Era Rachel.

—Ara, ¿qué sucede? Me dijeron que te encontrabas mal y que viniera a verte.

Quité las sábanas de mi rostro, al instante me mira preocupada.

—¿Estuviste llorando?

Sentía los ojos hinchados, y aún me siento sollozando a pesar de que dejé de llorar hace horas.

Asiento a su pregunta.

—¿Qué fue lo que pasó?

El labio inferior vuelve a temblar.

—Koa...

—¿Te hizo algo?

Niego rápido.

—Sólo... Acabé todo.

Me senté en la cama, llevando mis rodillas contra mi pecho. Me hice a un lado para que se sentara junto a mí.

—¿Qué pasó?

—Discutimos cuando llegué de la fiesta... Estaba furioso.

Abro la puerta de la habitación, estaba cansada y sólo quería dormir. Me dolían los pies, esas chicas sí saben divertirse.

—¡Por mis dioses! —llevo la mano a mi pecho.

Koa estaba sentado en mi cama, con cara de querer matar a alguien.

Nada raro cuando está enojado.

—Llegas tarde.

—Te dije que llegaría tarde. ¿Qué haces despierto?

—Esperándote. —se pone de pie— ¿Te divertiste?

—Sí, mucho. —dejo la bolsa dorada sobre el tocador y comienzo a quitarme los tacones— ¿Vienes a disculparte por como me hablaste?

—No.

—¿Entonces?

—Quiero que regresemos mañana a Edevain.

Me le quedo viendo esperando a que diga que sus palabras se tratan de una broma, pero es obvio que lo dice muy en serio.

—Yo ni quiero regresar, aún no.

—¡Este lugar te está cambiando, Arabella! ¿Qué no te das cuenta? —me señala— Esa no eres tú. Fue un error haber venido. 

Lo miro confundida.

—¿No soy yo? —me cruzo de brazos— ¿De que hablas? Esta soy yo, soy la misma Arabella de siempre.

—Por supuesto que no eres tú. —parece desesperarse— Tú jamás te vestirías así, no te comportarías como lo llevas haciendo los últimos días. Eres más tranquila, reservada, eres...

Niego, soltando una risa seca por todo lo que sigue mencionando.

—A la que describes es a la princesa, no a mí. —doy un paso al frente.

—Es lo...

—No es lo mismo. Se supone que sabes que siempre finjo, porque tienes razón, soy una princesa y debo comportarme como tal.

DRONNINGTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon