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Semanas luego...

Christopher

Tomo la mano de la pelirroja de metro cincuenta cuando bajamos del jet en la central. Llevábamos una semana en reuniones por Italia y Francia, no la iba a dejar sola aquí así que la llevé conmigo, algo que le encantó porque en sus libros siempre leía sobre esos lugares, se comportó como una niña de cinco años emocionada y feliz cuando la llevé a recorrer las ciudades.

—¿Ya nos vamos a casa? —se pega a mi brazo cansada.

—Tengo que recoger unas cosas antes.

Asiente. Me acompaña hasta mi oficina, le digo que se siente en el sofá mientras tomo los reportes que Parker había dejado sobre lo que ha ocurrido estas semana que estuve fuera. Los leo por encima antes de echarlos en la carpeta y llevármelos.

—Vamos. —vuelvo a tomar su mano.

Entrelaza nuestros dedos al recostar su cabeza de mi brazo mientras caminamos hacia el auto. Ya le dije a a Alex que me tomaría el resto del día para que no se le ocurra llamarme.

—¿Directo al penthouse, señor?

—¿Quieres comer algo? —Arabella asiente subiendo al auto— ¿Qué?

—Lo que sea, corazón.

Mando a Make a comprar comida del restaurante japonés que le gusta a la pelirroja. Conduzco hasta el penthouse y al subir nos recibe Zeus saltando encima de Arabella lanzándola al suelo.

Ella suelta una carcajada acariciando su lomo. Zeus le a ayudado a no pensar tanto en lo que sucede con Denzel, supongo que le recuerda a él en una versión más pequeña.

Denzel aún sigue conectando a una máquina, en la última carta que le envió su madre le avisó que hay días que se encuentra bien, otras en donde piensan que lo mejor sería desconectarlo y dejarlo tranquilo.

Arabella no quiere eso, a querido regresar varias veces para hacerse cargo, la detengo para que no haga una estupidez. No se sabe nada de Koa, no me arriesgaré a que vaya y el psicópata la quiera lastimar otra vez.

—También te extrañé precioso. —abraza al perro— Que bonito eres.

Ruedo los ojos caminando hacia el estudio para dejar los papeles ahí, luego los reviso.

—¿Vas a trabajar? —Arabella se recuesta del marco de la puerta.

—No, haré esto mañana. —guardo los papeles en una de las gavetas.

—Bien...

Sonríe caminando hacia donde mí. Me abraza reposando su cabeza en mi pecho, o hasta donde alcanza.

—¿Te sientes bien? —la miro raro.

—Sí, ¿por qué la pregunta?

—Porque te he notado rara estos días.

Alza la vista.

—Me doy cuenta que eres inteligente para algunas cosas y para otras no, ¿sabes?

—¿Qué?

—Exacto, corazón. —ríe— No es nada, olvídalo.

Make llega con la orden de comida. Arabella sonríe y me jala hacia la mesa para comenzar a comer. No tengo ganas de hacerlo, pero lo hago cuando ella insiste.

—No comiste nada ni antes ni durante el vuelo, así que come. —no tengo idea que acerca a mi boca— Por favor.

Ruedo los ojos.

DRONNINGWhere stories live. Discover now