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Arabella

Tomo su mano cuando intenta golpearme, la doblo y en unos rápidos movimientos termino lanzando a Christopher al suelo de espaldas. Coloco mi pierna sobre su pecho manteniéndolo en el suelo, mirándolo con una sonrisa.

—Te dejé ganar. —se queja.

—Más te vale que no. —levanto una ceja— Y lo dudo, porque me golpeaste muy fuerte. —señalo mi abdomen, recordándole la patada que me dio hace un rato.

Le doy la mano para que se levante, pero el idiota me jala lanzándome al suelo a un lado de él.

Río al verlo tan frustrado. Es en estos momentos que agradezco ser de pequeña estatura. Puedo moverme más rápido que él.

—¿Cómo sabes pelear?

—Mi padre me enseñó, y los guardias también me han entrenado desde pequeña. —me encojo de hombros— Aunque no sirven de nada, les puedo lastimar un hombro si quiero.

En serio, dan pena.

Las puertas se abren, mis guaridas entran a la sala. Entre ellos Koa, que al ver a Christopher su mirada se endurece y se vuelve fría.

En cambio la del hombre a mi lado es de burla total hacia mi guardia.

—¿Necesitan algo? —levanto una ceja mirando al grupo de hombres.

—Íbamos a entrenar, princesa.

—Ah, que bueno. —sonrío poniéndome de pie— Espero que recuerden a Christopher, porque con él entrenarán hoy.

Claro que lo recuerdan, y la paliza que les dio. La palidez que se les formó lo demuestra.

Christopher se levanta y se pone a mi lado de brazos cruzados.

—¿Es en serio? —me mira con una ceja alzada.

—No los lastimes de más, recuerda que me llevan mi comida. —advierto divertida.

Camino para irme a sentar contra la pared para poder ver este espectáculo.

—Tú no, Koa. —le doy una mirada seria— Ven aquí y siéntate.

Los demás pelearan como un entrenamiento normal, Christopher no lanzará a matarlos. En cambio a Koa, quien estoy segura que querrá darle malos golpes, Christopher lo terminará mandando a la enfermería con algo roto.

No necesito drama entre esos dos.

El guardia hace lo que le digo, se posa a mi lado sin sentarse, recostándose de la pared.

—Deja de ser un dramático. —miro hacia el frente dando un asentimiento para que inicien— Y no busques conflictos con Christopher, no quiero tener que enterrarte.

—¿Y es que acaso te interesa eso?

—Claro que sí, nos conocemos desde que somos unos niños, no estamos juntos pero eso no quiere decir que no te quiera Koa. —ruedo los ojos.

Su padre es el comandante real, siempre a estado en el palacio. Koa nació unas semanas luego que yo, era el único niño del palacio. Por eso siempre hemos estado juntos.

Como es costumbre, a los quince años comenzó a ser parte de la guardia real, y en mi cumpleaños número dieciséis mamá lo asignó como mi guardia personal.

Christopher deja a esos tres en el suelo, suelto una risa cuando me voltea a ver aburrido.

—Y por esa razón es que suben mi desayuno cada mañana. —me levanto caminando hacia la puerta— Sigan entrenando, Christopher y yo tenemos cosas que hacer.

DRONNINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora