10

1.5K 228 35
                                    

Habíamos llegado al hotel hace varios horas ya, pero me había mantenido dentro de la habitación porque me encontraba molesta con las tres personas con las que había venido.

Con Christopher por ponerme apodos ridículos y porque... porque es Christopher.

Con Alex por no dejarme en paz por el beso.

Con Regina... bueno. Ella no me ha hecho nada. Pero estoy molesta como quiera.

Pero ahora tenía que salir porque teníamos la cena a la que iba a asistir. Ya me encontraba lista, con un vestido verde esmeralda de mangas finas en los hombros, mi cabello lo medio recogí para que no me molestara tanto en el rostro.

Escucho que tocan a la puerta y ya me puedo imaginar de quien se trata. Me doy una última mirada al espejo antes de salir de la habitación, encontrándome a Christopher con la seriedad de siempre y vistiendo un traje negro esperando en el pasillo.

Se me queda viendo nada disimulado, lo que hace que ruede los ojos.

—¿Bajamos? —pregunto y asiente.

En silencio tomamos el ascensor que nos lleva al primer piso del hotel. Caminamos hasta el lugar en donde sería la reunión, una sala privada con músicas baja y poca luz. Ambiente agradable.

Veo a Alex y a Regina en una de las mesas acompañados de otros hombres, ya los había visto en la reunión que hubo hace días pero no de cerca.

Me siento en una silla en medio de Alex y Christopher.

—Ella es Arabella, amiga de la familia. —me presenta.

Doy una corta sonrisa para ser amable.

La plática entre ellos comienza, son cosas de la campaña de Christopher, negocios y demás. Me quedo escuchando entendiendo lo que hablan, estoy acostumbrada a asistir a las reuniones de mis padres y de hecho, yo he manejado una que otra.

No entiendo porque para tomar un puesto se debe hacer tanto espectáculo. Cuando alguien se postula para tomar un puesto en Edevain, el mismo día se reúne al consejo y se vota, listo. Esto de las campañas se me hace demasiado exagerado. Se supone que ya todos saben como son cada uno, ¿no?

Por suerte yo no tengo que meterme en nada de esto.

Siento la mirada de uno de los hombres sobre mi, levanto la vista y al notar que lo miro sonríe. Pero lo ignoro tomando la copa de vino que me sirvieron.

Aún así, no parece entender el mensaje y me habla.

—Tienes unos ojos hermosos y únicos, Arabella. —dice.

—Ya lo sé. —bebo de la copa.

—¿De donde dijiste que eres?

—No lo he dicho.

Recuerdo las palabras de Alex cuando llegamos, y es que no dijera nada de Edevain ni que soy una princesa. Para ellos sólo soy amiga de la familia y ya.

—No soy de ningún lugar en particular. —suspiro— Viajo mucho, nunca estoy en el mismo lugar tanto tiempo. —me encojo de hombros— Pero esta vez hice una excepción al quedarme unos meses Londres.

Él sigue hablando a pesar de que soy cortante. No quiero ser grosera, pero no me interesa hablar con él.

Los platillos llegan y es mi oportunidad para dejar de prestarle atención. Sólo me mantengo escuchando de lo que hablan, cruzando un par de palabras con Christopher o Alex cuando no entiendo algo de lo que dicen.

Los minutos pasan, las horas igual. Por la cantidad de vino que he tomado me comienzo a sentir cansada. Ya entiendo porque mis padres me prohíben beber más de tres copas.

DRONNINGWhere stories live. Discover now