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Un golpe más, no agresivo, pero sí doloroso.

Antes de la llegada de Zhan, su departamento era silencioso, tranquilo y ordenado. Después de su llegada estaba...
Iluminado, ruidoso y en constante movimiento, una de las pocas cosas en las que el Omega no lo complacía, ya que el menor siempre anda decorando y cambiando las cosas en el departamento para hacerlo más acogedor. Uno de los talentos de Zhan era tejer, el menor creaba lindos decorativos para la sala, el baño y su habitación, incluso le hizo un pequeño cobertor que el alfa no recordaba donde lo había puesto, ahora ¿Por qué le ponía atención a este detalle?

Porque ya no estaban.

El departamento tenía su decoración habitual, estaba exactamente como antes de la llegada del Omega, a pesar de eso, se sentía extraño.
En el pasado regañó a Zhan por cambiar de lugar los muebles, por comprar decoraciones tontas y por dejar aquellos estúpidos macramé en su habitación. Zhan lo había escuchado y agachó la cabeza, pidiendo disculpas, aun así nunca quitó las decoraciones ni reacomodó los muebles. El Omega al fin le había hecho caso, entonces, ¿por qué sentía que había perdido algo? ¿Por qué se sentía inquieto? Cómo sí, algo se le estuviera escapando de las manos.

Giró su cuerpo hacia la habitación de Zhan, miró la puerta cerrada y agudizó sus sentidos, escuchaba al Omega respirar tranquilamente y su ligero olor a menta salir de su cuerpo.
No lo había notado, pero estaba más que acostumbrado a la compañía del niño.

Había pasado toda una vida solo, comiendo solo, cenando solo, trabajando solo, viviendo solo con su lobo. No tenía sentido que se hubiera acostumbrado tan rápido a la presencia de Zhan.

Ahora solo veía al Omega cuando esté estaba cocinando o se iba a la escuela, incluso no escuchar su voz cantarina causa una sensación extraña en sus oídos.

Era lo que quería, así que, ¿cuál es el problema? Ni el mismo se entendía.
Caminó a la habitación y la abrió lentamente, Zhan estaba tapado del cuello a los pies, se hizo de él un taquito en su manta y respiraba tranquilamente con sus labios entreabiertos. El alfa lo observó por unos momentos antes de darse la vuelta y cerrar la puerta.

Desayunará solo otra vez, como desde hace más de una semana.

๑ ❥ ๑

En su oficina, Yibo contestaba cada correo en su bandeja, frunció su ceño al sentir dolor en su estómago por el hambre, su teléfono se encendió al recibir un mensaje, lo tomó con más rapidez de lo normal, al leer el nombre de su amigo suspiró y dejó el móvil en su lugar.

Escuchó unos leves golpes en la puerta, vio a su secretaria asomarse mientras cargaba una carpeta que apretaba contra su pecho.

- ¿Señor Wang? El presidente de Tecno Industrial lo busca

El alfa se recargó en su silla y asintió. La señora se retiró, segundos después un hombre mayor entro.
Lu Tiang, es un alfa en su máxima expresión, un alfa de más de cuarenta años que se mantenía en forma, su musculatura era suficiente para que no se vieran sus arrugas, el verde de sus ojos ligeramente rasgados, resaltaban por la línea de cabello gris perfectamente peinado, su olor fuerte y atrayente era molesto para los alfas y cautivados para el sexo más débil, cualquier Omega que tenga problemas paternales sería perfecto para Tiang. Lástima que el hombre amaba incondicionalmente a su esposa y no voltea a ver a otro ser humano.

Tiang era uno de los únicos alfas a los que Yibo respetaba.

- ¡Wang! - su voz, aunque estaba llena de amabilidad, denotaba autoridad - Te ves pésimo - se burló en tanto, se dejaba caer en los sofás de cuero oscuro - Creo que con eso confirmó los rumores

Nuestro Destino Where stories live. Discover now