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Zhan se sentía extraño de alguna manera, a pesar de que todo estaba mejorando... algo se sentía mal, incómodo, como aquella calma antes de la tormenta.

Esa noche, Yibo lo abrazó hasta que su corazón latió con normalidad, sus manos acariciaban su espalda y cabello, el olor a cacao llegaba a su nariz arrullándolo, haciendo que sus ojos empezarán a caer con lentitud. El miedo y el asco se fue disipando con las atenciones del mayor, pero sobre todo por la promesa de su protección:

- Nadie te volverá hacer daño, Zhan. Nadie te hará llorar - con el perfecto aroma a cacao y gardenias, Zhan cayó en un sueño profundo en los brazos del alfa.

Los días después de eso fueron pacíficos, no volvió a ser lo mismo de antes, pero ahora la tensión había desaparecido, comían juntos aunque en silencio, pero esto no era malo para Zhan, al fin se sentía bienvenido. Yibo, cada noche llegaba con algún postre para el Omega, postres que Zhan no sabía hornear, pero que ampliaban sus conocimientos al tener nuevos sabores en su boca, también lo iba a dejar a la escuela cada día y le daba dinero para que fuera en taxi y no en autobús para regresar a casa.

"Casa"

Fue la palabra que uso Yibo un día cuando le marcó por teléfono. Sí, Yibo por primera vez se había comunicado con el Omega.

Con sus ojos llenos de sorpresa y sus manos temblando, Zhan se agachó en su pupitre, chocando su nariz con el escritorio y contestando en voz baja.

- ¿Hola? - susurró, tal vez el alfa se había equivocado o Zhan había hecho algo tan mal que Yibo no podía esperar para reprenderlo.

- ¿Sigues en la escuela? - la voz causó un cosquilleo en sus oídos

- Sí - miró a su alrededor, esperando que nadie se diera cuenta - Es hora de estudio independiente, pronto serán los parciales

- Asegúrate de descansar, no debes colapsar como la última vez - a pesar de su voz seria, no sonaba a reproche

- Sí - se mordió el labio sin saber qué decir - ¿Ya comiste?

Escuchó un suspiro del otro lado de la línea - No, tengo mucho trabajo y debo ir a una cena con unos socios, así que no llegaré a cenar. -

¿Acaso le llamó para avisarle? ¿Su alfa, le había llamado para eso?

- Bueno, entonces cenaré solo, te dejaré un poco por si te quedas con hambre

- Bien... Cuando salgas, toma un taxi y vuelve a casa, envíame un mensaje cuando hayas llegado y cuando vayas a dormir, no me esperes despierto

"¿Casa? ¿El departamento era su casa?"

- Sí, Yibo... te aviso cuando llegue a casa - la palabra sonaba extraña, pero al mismo tiempo correcta.

Escuchó el susurró de una mujer: "Señor Wang, su hermano lo espera en la sala de juntas"

- No causes problemas, Zhan

- Sí, Yibo. Cuídate, te veo en casa

La llamada terminó y Zhan sonrió en grande, soltó un chillido agudo y movió sus pies, contento, sus mejillas se sentían calientes y su boca se acalambra por su sonrisa.

Un golpe en su cabeza lo sacó de su ensoñación. Alzó la mirada y vio a la maestra con un libro en su mano, y la otra se estiraba hacia su teléfono.

Lo primero que le dijo el alfa y lo primero que hace.

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Al fin sentía que había una posibilidad de que todo saliera bien, de que su destinado al fin aceptaría su destino.

Nuestro Destino Where stories live. Discover now