Capítulo 9

26 4 0
                                    

Lola Gutiérrez

Me despedí de Emanuel cuando la jornada terminó, pero me quedé dando vueltas por todo el lugar, bajando y subiendo ascensores, esperando a que Humberto finalmente terminara de trabajar.

Incluso hablé de nuevo con Jessica, pero ella optó por ignorarme tras palabras. No sé qué problema tiene conmigo... Ay, supongo que no todos son tan agradables.

Justo cuando pienso en él, me lo encuentro en el ascensor junto a muchas otras personas. Tengo que achicarme, ciertamente incómoda porque me haya visto acá.

—¿Qué hacías subiendo al último piso? —murmura, demasiado cerca para ser agradable. Al menos usa un buen perfume.

—Estaba probando un poco esto.

—No es un juego.

—Lo siento...

Sigue con su misma expresión divertida y se queda cerca de mí hasta que todas las personas bajan en el primer piso. Me hace un gesto con la mano para que me retire, pero tengo que ir a buscar a Humberto llegado a este punto.

—Tengo que buscar a alguien.

—¿A ese chico?

—Sí, papá.

—¿Vas a pasar con él la noche?

—¿"Pasar la noche" es alusión a...?

—Garchar, Lola.

Lo dice tan alto que algunas personas que aún seguían cerca, se sorprenden. No debe ser usual que un jefe actúe así y hasta le debe transmitir cierta vergüenza a juzgar de cómo tuerce la sonrisa.

—¿Qué te importa?

—Pura curiosidad, soy un chismoso de primera.

—Lo dudo, pero si vos decís.

—Bueno, escuchá, si pasa algo...

—No va a pasar nada.

No sé qué le pasa para que le nazca lo "sobreprotector".

—Sí, pero si pasa algo, llamáme.

—No lo voy a hacer.

—¿Por favor?

Me ofrece la mano esperando mi celular y yo solo suspiro resignada. Es increíble lo intenso que puede ser este pibe. No lo recordaba así desde mis inicios con Joel. Siempre jodiendo con que "es medio raro" o "no te confíes". Me daba todas las palabras que papá no podía. En ese entonces, lo apreciaba mucho, ahora no sé cómo sentirme. ¿Se siente en deuda por la muerte de mi papá? No, no debe estar ni enterado. Si total no le importa nada de mi familia, ya lo dejó muy en claro.

Me anota su número y cuando me devuelve el celu, se aleja por completo, sin dejarme paso a decir nada. Se agendó como "Silvano", el apodo que le puse por su apellido en secundaria. Era una boludez, pero me daba gracia que su mamá se llamara "Silvia" y su papá "Silvio".

No me gusta esta sensación rara en el pecho.

Pongo para subir al piso uno de nuevo, rogando no romperlo por tantos toqueteos, y finalmente me encuentro a Humberto cambiado con otro tipo de ropa. Lleva una camisa de lino beige con dos botones abiertos, un pantalón oscuro que le queda bastante bien y unos zapatos de vestir... Tiene un reloj carísimo también. Dios, este hombre me va a hacer morir con su look.

—Ey —dice con una sonrisita.

—Ey... No me cambié yo.

—Vos estás divina, pero yo no iba a caer con ropa color caqui y, aparte, del trabajo.

Las ocurrencias del diseño | ONC2024Where stories live. Discover now