Capítulo 14

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Emanuel Aguirre

Pero con Lola se siente todo confuso. Puedo imaginarme muchas cosas de ella, incluso el sexo, pero cuando la vi desnuda, el malestar me invadió. Me sentí muy perverso y no paré de pensar al respecto hasta que me pude disculpar.

Ahora mismo, estamos sentado en unos sillones en la playa, disfrutando del viento mientras los demás juegan. Descanso la vista al broncearme un poco y Lola se encarga de conducir la música, poner sus temas tranquis, algunos de rock nacional.

La observo desde mi lugar con mis lentes de sol y no puedo creerme lo hermosa que es. Es imposible no imaginarme de todo.

Cada vez, este sentimiento de aprecio es más fuerte.

Y al pensar en eso, me como un pelotazo en toda la cara. Justo Jessie estaba intentando hacer un gol y se equivocó de ubicación. Qué hija de...

—¡Perdón! Ay, no mido la fuerza. ¡En serio, perdón! Solo quería que te unieras —dice a los gritos Jessie y me quito las manos de la cara cuando ella se acerca—. Ya no se te va a inflamar la nariz, punto positivo.

—Si me la tengo que volver a hacer...

—No seas dramático, Ema —escucho a Lola cerca—. Dejá, Jessica. Bastante bruta sos.

—¿Disculpáme? No fue apropósito.

—Fue muy apropósito.

—Pensá lo que quieras, hermana.

Aunque se intenta concentrar en mí, veo cómo Lola, tan obstinada como siempre, toma del hombro de Jessica e insiste. Qué alegría que mi vista no se haya visto perjudicada, porque puedo notar la perfección la molestia imposible de contener de mi amiga. Está realmente furiosa, como si le hubieran dicho una boludez.

Le cuesta mucho más que a mí aceptar sus errores y más cuando viene de alguien que no le cae bien. Así que yo, si fuera Lola y supiera que esta mina hace artes marciales, dejo de joder.

—Andá a seguir jugando.

—No me digas qué hacer.

—Ya te mandaste la cagada, haceme el favor de irte, Jessica. Yo lo cuido.

—Si vos ni lo conoces. ¿Qué te venís a hacer la interesada ahora, si antes te chupaba tres huevos Emanuel?

—¿Perdón?

—Nunca lo buscaste ni nada y ahora mágicamente te gusta porque tiene plata, qué coincidencia, ¿no?

—No pienso discutir cosas tan boludas.

—No, si para boluda ya estás vos. No te vengas a hacer la buena, no te sale.

—Jessica, ¿podés parar?

Pero, a pesar de que digo eso, Lola no tarda en agarrar sus cosas y en irse apurada. No pude ni ver su expresión... Aunque estoy seguro de que le dolió la estupidez que le dijo Jessica como toda una insensible. No puede hacer lo que se le da la gana solo porque vino su hermano y está feliz.

—Tendrías que madurar —le digo cuando me intenta poner un hielo en la cara y la escucho quejarse.

—No me gusta que me traten mal.

—¿Ah no? ¿Y te fijaste cómo la trataste a ella? Imagínate lo mal que se debe sentir en el entorno laboral, al saber que tenés mucha influencia sobre todos y no sabe hacer amigos. ¿Te digo la verdad? Yo te banco en todas, pero a la gente mala leche, no la quiero cerca.

—¡Ni se te ocurra decirme "mala leche"!

—Es lo que sos, Jessica, una mala leche, al menos con Lo. Ella no te hizo nada y vos por tus celos de "amistad" se te ocurrió que ella me robaría. Si fuera vos, yo también me hubiera puesto inseguro ante una mujer más madura y afectiva.

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