Capítulo 17

19 4 0
                                    

Emanuel Aguirre

No fue muy difícil "descifrar" quién era el que tiraba rumores y mandaba supuestas pruebas de todo eso. Literalmente me estaba exponiendo en Twitter como si yo fuera un violador en potencia. Ni siquiera afecta que me haya cambiado el nombre legalmente, pero, claro, como no sabe el trasfondo de mierda que tuve, le pareció divertido ir diciendo mi nombre por ahí y armarme un escándalo. Yo que iba tan bien con los medios...

—Joel, ya me rompiste bastante las pelotas —comienzo la conversación al notarlo tan serio y me atrevo a sonreírle—. Hacé lo que tengas que hacer para borrar toda esa pelotudez que subiste.

—No dije ninguna mentira, técnicamente.

—Sí lo hiciste, yo no soy Matías Savino, ese nombre jamás existió.

Lo peor de todo es que me tiemblan las manos al hablar en un bar donde podría encontrarme a mi papá desesperado por tener un hijo con plata. No me quiero exponer mucho al exterior común, pero, sino, esta rata no me iba a decir nada.

Traen dos cafés que yo pago y un brownie con crema que, por cierto, yo vuelvo a pagar. Estas son las condiciones de Joel para hablar. Si fuera por mí, le hubiera tirado una denuncia por toda la cara, pero primero tengo que hablar con Jessie de todo esto. Pondría en riesgo mi empresa y sería visto como asustado por sus dichos inútiles.

—¿Qué necesitás? ¿Por qué no me escribiste y lo resolvíamos rápido?

—Mirá si te voy a manguear guita, man —suelta de mala gana mientras toma del café—. Ya gano suficiente con el Only Fans... Ay, decime cómo se sintió Lola, seguro hizo una cara muy rara, pará, ¿te contó? Ya que volvieron a ser amantes.

Más bien, Lola pensó que nosotros dos éramos amantes, pero no quiero seguir viendo esa sonrisa repulsiva, así que no voy a dejar que la menosprecie de esa manera. Siempre fue tan burlista que a mí me daba mucha bronca. Algunas veces habré dicho que me pelee con él y que me rompía siempre la jeta para disimular los golpes de papá. La gente suponía que era torpe también. Lola siempre dudaba de todo eso.

—Si no necesitas plata, ¿para qué jodiste? —insisto al cambiar de tema, pero él se toma todo el tiempo del mundo.

Parecía muy piola de adolescente y hasta se podría considerar que tenía una personalidad original, pero solo era un pibe forro que se burlaba del otro y no era fácil de encontrar a alguien con tanto descaro a la hora de tratar mal. Lamentablemente, a Lola le costó ver eso y por eso se quedó atrapada odiándose en el camino.

Yo hago bromas, entiendo un poco esa parte, pero jamás buscaría hacerla sentir mal en serio, no disfrutaría que se largue a llorar por algo de lo que le diga, cosa difícil de encontrar en este pibe.

—Quería joderte simplemente. Gracias a tus palabras la semana pasada, me echaron del laburo y eso fue un poco molesto.

—¿Querés que te consiga un nuevo trabajo?

—No.

—¿Y entonces qué querés?

Mis preguntas suenan cada vez más inquietas mientras él sigue con su calma. Jamás le importaría la situación por la que pasé. Es tan mal tipo que seguro se reiría y me pediría detalles. ¿Cómo pude dejar a Lola a solas con este boludo?

—Nada, solo quería saber tu reacción. En realidad, me gustaría saber qué escondes detrás de esa falsa identidad, ¿qué es?

Es un enfermo de mierda, no se me ocurre otra razón para que sonría así sabiendo que podría tener algo que me duele.

Sé que no debería hacer esto, pero mis manos están tan temblantes que por accidente termino tirándole todo el café al pasar al lado de él con la taza. Ni siquiera me disculpo.

Las ocurrencias del diseño | ONC2024Where stories live. Discover now