Capítulo 16

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Emanuel Aguirre

Siempre me llevé de diez con Claudia, pero porque justo nuestro humor congeniaba y teníamos confianza. Por otro lado, antes me sentía un poco presionado con su padre, Jorge, porque era un signo de respeto y siempre estaba rígido conmigo. Me sentía culpable, incluso cuando hablábamos por las madrugadas en las que me quedaba en la casa —porque cuando él estaba, yo no podía dormir con Lola, incluso si éramos dos pibitos sin consciencia de nada—.

Ahora me siento raro viendo una camarita de ese momento en donde aparece él con la misma sonrisa que ella y mientras me enseñaba a pescar. Era una buena compañía incluso si yo me sentía intimidado. Al menos se sentía más real que mi papá.

¿Qué hago viendo fotos viejas en el trabajo mientras Lola está haciendo un diseño y reformulando mis errores? Debería concentrarme en decirle sobre qué será su nuevo trabajo para el que se prepara, pero todo lo que siento es nostalgia desde ayer.

Solo quiero hacerla feliz y exitosa... Aunque sea lejos de mí. Quiero que Claudia se sienta satisfecha por el lugar al que va a llegar su hija luego de tanto esfuerzo. Incluso ahora le estoy poniendo pruebas para que no se vuelva una egocéntrica cualquiera.

Tiene que ser grande y crecer mientras le doy los recursos.

—Realmente me hace feliz que me tomes en cuenta... Esta vez es en serio, ¿no? —pregunta al levantar la mirada.

Es la octava vez que pregunta eso en el día.

—Sí, muy en serio.

—No voy a gritar.

—Me parecerías una pelotuda si gritaras. No, en serio, no grites, no acá.

Hace ese gesto raro de manos y su sonrisa alegre para luego volver a su proyecto. Siento que hice una muy buena acción, al menos, hasta que tengo que salir de la oficina y dirigirme hacia donde se encuentra Jessie.

No disimulo mi mala cara al verla sentada con su misma expresión de siempre y le doy el informe sobre nuestra colaboración con Nike, en donde se incluye que Lola pasará a ser una diseñadora y se encargará tanto como los otros de mostrar la mejor parte de nuestro proyecto. La veo torcer la boca al leer eso.

—¿No cree que su sentimentalismo está llegando lejos?

—Puedo diferenciar al corazón de la razón.

—La empresa depende de usted, así que solo me toca confiar.

—Te quitás rápido la responsabilidad de ser la "co-dueña".

—¿Lo sigo siendo?

—¿Podrías no ser tan infantil? —pregunto, ya harto de sus respuestas frívolas.

—No lo soy.

—Bueno, si vas a seguir así y, aparte, mirando la computadora, te dejo. No tiene sentido hablar con una pared.

Digo eso para luego salir de la oficina. A veces también espero que Jessie venga a decirme que se equivocó, que fue muy boluda al tratarme así, pero solo en una utopía pasaría eso.

Cuando está así, es insoportable soportar a Jessie, pero, por lo menos, es coherente con todas sus decisiones, así que no me asusta verme recibido por distintos periodistas afuera de la oficina de Aurora, siendo detenidos lo más posible por los guardias.

Esto no lo hizo ella, es evidente.

—¿Qué pasa? —pregunta Lola cuando vuelvo al despacho.

Ni siquiera estoy tranquilo, mi inquietud se debe sentir, porque se nota que no abrió la cortina para ver nada.

Las ocurrencias del diseño | ONC2024Where stories live. Discover now