11. Primer beso

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11. Primer beso

Francess Blake

—¿Qué mierda haces aquí, Calix? —jadeo sorprendida cuando salgo de la ducha, encontrándomelo sentado en mi cama. 

Calix lleva una semana dándome espacio, dejándome tranquila y sin meterse conmigo. Supongo que ya se ha aburrido de ser benevolente. 

—Hoy es Halloween —afirma, como si yo lo hubiese olvidado—. Tengo tu disfraz.

Solo entonces me fijo en las prendas que hay junto a él. Son de cuero, negras, y demasiado ajustadas y cortas. Aunque ir a las carreras me ha hecho ponerme ropa ajustada y corta (y puede que disfrutarlo un poco), no puedo vestirme así mientras estoy con los trillizos y gente del instituto.

Dios, casi puedo escuchar sus burlas. 

—Estás loco si crees que voy a ponerme eso e ir a esa estúpida fiesta. 

—Siempre he sabido que estoy loco, bonita, no es ninguna sorpresa. 

—No me llames así —gruño al instante, apretando la toalla contra mi cuerpo a modo de protección. 

—¿Así cómo?

—Bonita —repito entre gruñidos—. No me llames como si fuese otra de tus conquistas. 

—¿No lo eres? —se burla, con una sonrisa ladina que me hace querer golpearlo. 

—Preferiría morir a acostarme contigo —y, en el momento en el que suelto las palabras por mi boca, sé que es mentira. Y sé que él lo sabe. 

Calix suspira. 

—Ponte el disfraz, Frankie, no hagas esto más difícil. 

Le alzo una ceja. 

—¿Difícil? ¿Tú crees que lo tuyo es difícil? —suelto una risa sarcástica— ¿De qué me vas a disfrazar? ¿De Frankenstein? 

—Habrías estado igual de sexy, pero la noche de hoy vas de diabla. 

Me congelo, no por el cumplido, sino por lo otro. De diabla...  

—¿Te gusta restregarme que no lo conseguí, verdad?

—¿De qué hablas?

—Sabes de lo que hablo —gruño y, con una valentía que antes no parecía tener, doy un paso en su dirección—. Dame ese maldito disfraz. 

Agarro las prendas de la cama, sin dejar que él me las entregue. Probablemente debería encerrarme en el baño a cambiarme, pero me limito a dejar caer la toalla y pasearme desnuda por delante suyo para agarrar mi ropa interior. 

Una parte de mí quiere que salga huyendo en cuanto me vea desnuda, como haría cualquiera. 

Otra parte quiere que me estampe contra la pared, la cama, el suelo... Dónde sea. 

Así que simplemente me visto delante de él, poniendo la falda y el top con mi vista en sus ojos que ahora están oscurecidos. No sé si de asco o de excitación. 

—¿De dónde has sacado esta valentía? —murmura por lo bajo, su voz apenas un susurro— Antes no eras así. 

No le digo que ha sido gracias a Destiny, no le digo que ha sido gracias a meterme en carreras ilegales donde claramente puedo morir. No le digo nada de eso, porque si algo he aprendido de Tiny es que el factor sorpresa siempre tiene que jugar a nuestro favor. 

—Puede que esté cansada de ti y tus hermanos —comento con suavidad—. O puede que alguien nuevo me esté ayudando a madurar. Puede que ambas —suelto una risita al final, burlándome de él, que parece querer golpear a alguien. 

CALIX (SDR 3)Where stories live. Discover now