Prólogo III

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Futuro: último año de preparatoria.

Cameron, aún con la respiración agitada, corría por los fríos pasillos del hospital con desesperación buscando a sus amigos.

Mónica intentaba seguirle el paso desde atrás.

Nunca fue muy religioso, pero en ese instante, lo único que podía hacer el pelinegro, era rezar y pedirle a Dios, la virgen, los santos o a quien sea, que al salir de ese sitio, lo hiciera con todos sus amigos vivos y sanos.

-¡Sadie!- la miró a lejos y avanzó más rápido para llegar a ella.

La pelirroja estaba en estado en shock, con las manos llenas de sangre y con un frío inhumano en su cuerpo.

Únicamente llevaba un brasier en la parte de arriba, se había tenido que quitar la blusa que llevaba para presionar la herida en la cabeza de la persona que tenía hasta hace unos segundos en sus brazos, persona que unos enfermeros se acababan de llevar para atender.

Cameron se quitó la chaqueta que llevaba y se la puso sobre los hombros para cubrirla.

-¿estás bien?- pregunto tomándola del rostro.

La ojiverde sintió un nudo en el estómago, un vacío.

Su cara, qué hasta los momentos había estado estática, tomo un color carmesí intenso y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Cameron la abrazó intentando calmarla.

-necesito saber como está ella- preguntó con temor.

La pelirroja tragó grueso.

-no... no lo sé, ella estaba... estaba inconsciente, Cam- sollozo contra el cuello del chico- había... había sangre, y yo...

-shh...- le acarició la espalda- hiciste lo pudiste, yo igual, solo queda confiar ¿okey?- él estaba igual de asustado y afectado, pero si su hermana necesitaba apoyo, él se lo daría.

Pasaron unos segundos en lo que Sadie no salió de su escondite.

-¿sabes algo de los demás?- Sadie negó.

-necesito saber cómo están Austin y Gisel- se separaron del abrazo- ¿segura que no estás herida?

-no lo estoy, ve con...

-familiares de Kendall O'connor- habló un enfermo, saliendo de las puertas en las que hace unos minutos habían ingresado a la pelinegro.

-¿como está ella? ¿despertó? ¿Estará bien, cierto? ¿Es grave? ¡hable!- Sadie no podía ocultar su desesperación- ¡diga algo, mierda!

-aún no tenemos detalles, ¿son familiares?- frunce el ceño.

-somos sus amigos, sus padres aún no llegan... ni siquiera les he avisado- Cameron tanteo sus bolsillos en busca de su celular.

-ya lo estoy haciendo yo, cariño- Mónica se llevo el celular a la oreja y se alejó un poco.

-¿estuvieron en el accidente también? ¿Ya los revisaron?

-si, pero no hace falta, estamos bien.

-tienes dos cortes en el rostro por cristal roto, ve a que te atiendan- reprendió.

El pelinegro ni siquiera sabia que estaba herido, no le importaba.

-¿como está? ¡¿Puedes decirnos algo de una vez?! Maldición.

-necesito que se calme, señorita- contestó molesto- no puedo dar detalles, porque aún no estamos seguros, lo único que les diré es que necesitamos con urgencia la presencia de sus padres para que den la autorización de llevarla al quirófano.

-¿quirófano?- jadearon.

-¡mierda, solo déjenme pasar!- se escuchó un grito.

Los hermanastros conocían esa voz.

-¡es mi hermano y quiero verlo! ¡me importan un carajo las normas del hospital! ¡necesito verlo, por favor!- sollozo- ¡necesito verlo! ¡necesito saber que esta bien! Es mi hermano.

Cameron no dudó en correr hasta dónde sea que estuviera la rubia gritando, la encontró cruzando el pasillo no muy lejos de dónde estaba, Gisel se encontraba completamente fuera de sí.

Sadie miró a los lejos como Cameron desaparecía de su vista, ella también quería saber cómo estaban sus amigos, pero nada en el mundo la separaría de esa puerta en la que estaba su chica de cabello negro y ojos grises.

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Instagram: abg_que.

El desorden de ser Joven [+18]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant