Capitulo 11

977 77 33
                                    

En el avión me senté al lado de Ona, obviamente.

Estuvimos la hora entera que duraba el vuelo hablando mientras las demás intentaban dormir ya que por la noche tampoco las dejamos dormir ya que Ona y yo nos habíamos pasado toda la noche hablando.

Al llegar, fui corriendo hacia Misa que me recibía con los brazos abiertos.

—¡Misa!—dije feliz mientras saltaba a abrazarla.

—¡Ela! ¿Que tal?—preguntó al separarse del abrazo.

—Genial, aunque las otras creo que no tanto porque no las hemos dejado dormir—dije intentando no reírme.

Misa soltó una carcajada y me miró enarcando las cejas.

—No pienses mal, loca—dije sonrojada.

—Es que si hace un día me dices que te g...—habló pero yo puse mi mano en su boca al ver como Ona se acercaba a saludar a Misa.

Estuvimos hablando durante un rato las tres hasta a que se acercó Athenea. Nunca había tenido una conversación larga con ella, pero si que nos seguíamos por insta y a veces me respondía a algunas historias.

Era muy maja.

Le di dos besos de saludo y nos pusimos a hablar las dos. Yo era una persona bastante sociable, me encantaba hablar con todo el mundo. Siempre que las fans me paraban por la calle me era inevitable no preguntarles qué tal había estado su día. Me gustaba mucho hacer a la gente reír.

Notaba como que cuando hablaba se acercaba mucho a mi, pero eso lo puse de menos ya que a lo mejor así era su personalidad.

Me preguntó que si quería ir a la sala de juegos que había a jugar al fifa. Yo dije que si. Iba a preguntarle a Ona si quería ir también pero no la encontré por ningún sitio.

Al entrar a la sala nos encontramos con todas las chicas allí, acabé de saludar a las que no había visto aún y nos sentamos en el sofá con las otras.

Estuve hablando y riendo todo el rato con Athenea.

En un momento de esos, las chicas trajeron comida. Athenea cogió una ensaimada y me manchó la nariz con el azúcar que tenía por encima.

—¡Ay, no te acerques a mi con eso!—dije riendo para que no me manchase más.

Intentó acercarse más a mí para intentar volver a mancharme pero de repente me encontré con Ona, que me miraba con una mirada que no sabía descifrar.

—Bela, necesito que vengas conmigo a la habitación—me pidió.

—Está conmigo ¿no puede ser después?—dijo la madridista en un tono borde.

La miré extrañada. ¿Porque le hablaba así?

—Atenea, llevo toda la tarde contigo, no pasa nada por que vaya con Ona un momento—dije un poco molesta por su comentario. Podían hablarle mal a todo el mundo menos a Ona. A mi Ona nadie la tocaba.

Me levanté del sofá y me dirigí a la Catalana.

—¿Vamos?

M.A.I-Ona batlleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora