Capitulo 12

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NARRA ISABELA

Me besó y yo lo único que pude hacer fue seguirle el beso con ganas.

Al separarnos, llevé mi mano a un mechón de pelo que se le había soltado de la coleta y lo puse detrás de su oreja.

Ona miró al suelo avergonzada. Era algo que siempre hacía cuando quería escapar o evitar hablar de algún tema.

—Ona...—murmuré.

—Mhm—respondió con miedo, aún sin mirarme.

—Deberíamos hablar—dije decidida.

—¿No puede ser en otro momento?—dijo girándose para ir a la puerta.

—No, no evites el tema.

Por fin me miró, pude ver miedo en su mirada. ¿Se pensaría que estoy jugando con ella? A ver, si que he tenido un poco mala fama con algunas chicas, pero ella es diferente, con ella no quiero algo de solo una noche. Con ella iría hasta a la luna, si hace falta.

Se sentó en una de las camas y yo hice lo mismo a su lado.

—Perdón por querer evitar el tema, pero seguramente tú no quieras nada serio...—dijo en un hilo de voz.

—Ona, claro que si estoy así contigo es porque quiero algo serio, si hubiese sido algo de una noche ya nos habríamos acostado hace tiempo—la cogí de la barbilla para que me mirara.

—¿Entonces, que hacemos?—preguntó con una sonrisa.

—Que todo fluya, dejemos que las cosas surjan a su tiempo—solucioné.

—Me parece bien—sonrió.

Su sonrisa era contagiosa.

Puse mi mano en su mejilla y hablé.

—¿Puedo?

Ella asintió, entonces juntamos nuestros labios en un beso dulce y tierno. Totalmente diferente a los demas, que habían sido ansiosos y llenos de deseo.

Al separarnos las dos teníamos una sonrisa tonta en la cara.

Estaba pilladísima por esta chica, madre mía.

—Es mejor que vayamos ya abajo, a ver si se van a pensar cosas—habló Ona después de un rato.

—Algunas de las que deben haber pensado han pasado, así que razón no les faltaría—dije burlona.

Vi como se puso roja.

—¡Cállate!—se tapó la cara riendo nerviosa.

Cogí sus manos, las aparté de su cara, le di un pico rapidísimo y me fui corriendo de la habitación, esperando que ella me persiguiese, cosa que conseguí. Llegué a la sala de juegos y me senté en el único hueco libre que había en el sofá.

Ona llegó pocos segundos después, aunque ella no iba corriendo si no andando.

—Alguien me deja hueco en el sofá, porfa—pidió la catalana.

Todas murmuraron un «yo no» antes que yo, por lo tanto, todas acabaron mirándome a mí para ver mi respuesta.

—Yo no me voy a levantar—les dije a todas.

Entonces Ona caminó decidida hacia mi y se sentó de lado en mis piernas, pasando un brazo por mi cuello para no caerse.

Noté como mi corazón iba más rápido de lo nerviosa que me había puesto en un momento.

Vi como Ona miraba victoriosa hacia Athenea, la cual estaba mirando mal a la catalana.

Athenea se levantó y vino hacia nosotras.

—Si quieres puedes irte a sentar en ese sitio, yo ahora venía a hablar con Isa—dijo.

Yo reprimí una risa. Athenea me caía bien, pero no entendía porque quería tener algo conmigo viendo que estaba colada por Ona hasta las trancas.

—Me gusta más este sitio, es mucho más cómodo—dijo dejando dos palmaditas en el costado de uno de mis muslos. Además que empezó a pasar lentamente las uñas por mi cuello y nuca, cosa que me encantaba que me hicieran.

—Ya, pero yo necesito hablar con Isa.

—¿No puede ser aquí? O no te atreves a intentartela ligar conmigo en frente porque sabes que me va a preferir a mí.

Esa es mi chica.

Sonreí orgullosa mientras la catalana miraba a la cántabra con aires de superioridad.

Pasé mis manos por la cintura de la chica que tenía sentada encima y empecé a trazar círculos con mis dedos.

—¿No vas a decir nada?—preguntó irónica Ona.

—Ona, deja de provocarla que vais al mismo equipo—susurré en su oído. Ya se estaba pasando.

Ella asintió a regañadientes.

Todas las chicas estaban en el otro sofá espectando la escena que estábamos haciendo.

Que no se notase ni nada lo chismosas que eran.

Athenea al ver que no apartaba a Ona de encima mío, se rindió y se fue de la sala de juegos.

—¿Y esa escena de celos?—preguntó Alexia pícara. Todas las del equipo asintieron con la cabeza para que les contásemos.

—¿Hay que proteger lo que es mío, no?—murmuró Ona.

—¿¡Sois novias!?—preguntaron casi todas a la vez.

—De momento no—dije y noté como Ona se sonrojó.

Llamé su atención para que si girara a mirarme.

—Ona ¿sabes que vas a tener que pedirle disculpas a la pobre, no?—dije y ella asintió—. Muy bien, haciéndome caso—hablé con un tono divertido.

Dejé un beso en su mejilla y nos pusimos a hablar con las demás.








Ahora que estamos de vacaciones os subiré capítulos cuando me apetezca JAJAJ.

Mañana hay clásico, que emoción.

Y mil gracias a  culo_de_clarke   porque me ha dado ideas para el capítulo.❤️

M.A.I-Ona batlleWhere stories live. Discover now