Capitulo 13

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Hacía unos días habíamos llegado a Nueva Zelanda. Había sido un viaje muy cansado y largo, pero gracias a todas las chicas de la selección se hizo más ameno.

Faltaban dos dias para que España empezase a jugar en la competición y estábamos súper nerviosas, pero a la vez estábamos muy felices y orgullosas de poder representar a nuestro país y sin duda íbamos a dar lo mejor de nosotras en cada uno de los partidos. El primer partido iba a ser contra Costa Rica. Según me habían dicho algunas, eran unas contrincantes fáciles, pero tampoco nos podríamos confiar.

Ahora, estábamos subiendo en el bus para ir a entrenar al campo de entrenamiento que nos habían asignado los coordinadores del mundial.

Iba hablando con Ona mientras hacíamos fila para subir hasta que se me acercó Athenea.

—¿Oye Isa, quieres sentarte conmigo?—preguntó la chica de Cantabria.

Yo miré a Ona, suponiendo que ya habían hecho las paces, así que por lo tanto propuse algo.

—¿Y si nos sentamos las tres en el fondo?

No quería dejar plantada a Ona ya que siempre íbamos juntas y eso no iba a cambiar, pero tampoco quería rechazar a Athenea.

Ella dos asintieron con una sonrisa un poco ¿fingida? A lo mejor habían sido impresiones mias.

Fuimos hacia atrás del todo del autobús. Yo me senté en medio de las dos.

—Búa, que ganas tengo del partido—hablé al sentarme—. ¿Vosotras?

Ellas asintieron cortantes. Pude ver como no paraban de lanzarse miradas amenazantes, como si fueran a matarse con la mirada.

Eso me indicaba que Ona no me había hecho caso, no había ido a hablar con Athenea para resolver el problema que tenían.

—¿Enserio, Ona? Solo te pedí que fueras a hablar con ella para hacer las paces—dije enfadada.

—Yo intenté ir, pero ella pasaba de mi—se excusó.

Yo miré a la madridista decepcionada y luego hice lo mismo con la culé.

—Yo paso de vosotras, os lo digo ya—dije decepcionada y cabreada mientras me levantaba de mi asiento y me dirigía donde estaba Alexia sentada hablando por videollamada con su familia.

Me senté a su lado y dejé un beso en su mejilla en forma de saludo.

—¿Esa era Isa?—preguntó Alba, Alexia asintió.

—¡Buenos días!—dije, luego me corregí—. Bueno, para vosotras será de noche—reí.

Estuve un rato hablando con la familia de Alexia, la cual me quería como a una integrante más de la familia.

—¿Ahora dime, porque has venido aquí?—dijo la rubia al colgar la llamada.

—Ona y Athenea...—murmuré.

—¿No han hecho las paces, verdad?—dedujo y yo asentí.

—Solo le pedí que hiciera eso—dije con frustración—. No les voy a dirigir la palabra si no hacen las paces, te lo digo así de claro.

Yo no era un persona rencorosa ni nada parecido, pero si uno no cumplía su palabra me cabreaba mucho. No tiene sentido prometer algo y luego no hacerlo, solo estas dañando tu imagen hacia las demás personas.

—Como va a sufrir la morena—Alexia se rió.

Al llegar a la cancha donde entrenábamos, hice lo que le dije a Alexia, las ignoré durante todo el entreno. En el vestuario también las ignoré y en el bus y en el hotel más de lo mismo.

M.A.I-Ona batlleWhere stories live. Discover now