Capitulo 23

821 62 29
                                    

Había pasado una semana desde que Ona me pidió matrimonio y habíamos estado un poco alejadas del mundo exterior. Solamente salíamos de La Masia para ir a entrenar, donde fingíamos que no nos casaríamos a finales de año.

Además, ese mismo día nos mudábamos por fin a nuestra nueva casa. Era una casita a la afueras de Sitges, una ciudad al lado de Barcelona. No era muy pequeña pero tampoco era gigante. Tenía un patio bastante grande con una piscina climatizada, así nos podríamos bañar cuando quisiéramos. El comedor y la cocina estaban separados por una isla de cocina preciosa, y el comedor tenía una mesa para comer, un sofá gigante, una chimenea -de decoración, pero ahí estaba- y encima de esta estaba el televisor. Luego a través de un mini pasillo estaba el cuarto de la lavadora, la entrada y las escaleras para subir al piso de arriba. Que constaba de tres habitaciones, una con baño y un vestidor, y las otras compartían un baño fuera de la habitación. La casa era entera blanca y la pared que separaba la parte trasera del patio de la cocina y el comedor era de cristal. Era una casa muy luminosa y que entraba mucha luz, justo lo que estábamos buscando ya que a ambas nos molestaba la oscuridad.

Estábamos muy emocionadas por mudarnos, además de que quería darle una sorpresa a Ona adoptando a un cachorro de golden retriever que tenía el mejor amigo de mi padre. Pero ese no era el caso.

Junto a la inauguración de nuestra nueva casa celebraríamos mi cumpleaños y ahí les daríamos la noticia a todas de que estábamos prometidas. Bueno, no se la daríamos, lo que íbamos a hacer era ponernos los anillos, ya que para entrenar nos los quitábamos, y actuar como lo haríamos normalmente.

El día pasó rápido hasta que llegó el momento en el que dejábamos la Masia y íbamos hacia la nueva casa. Voy a admitir que lloré bastante. Llevaba la mayoría de mi vida viviendo allí y tenía muchísimos recuerdos de los que no me olvidaría nunca.

Al llegar a la casa se sentía vacía. Solo habían los muebles básicos. Así que lo primero que hicimos fue conectar la impresora, que gracias a dios la casa tenia una, y imprimimos fotos de nosotras dos, con nuestras familias y con el equipo y la selección.

Por la noche dormí fatal, siempre que dormía en un sitio nuevo la primera vez me costaba muchísimo.

A la mañana siguiente, nos dimos el capricho de poder despertarnos más tarde de lo normal.

—Mierda, nos hemos dormido—murmuró Ona al ver la hora.

—¿Que hora es?—pregunté apoyando mi cabeza en su hombro.

—Las 12. La chicas deben estar a punto de llegar—dijo y justo cuando acabó ya estaba sonando el timbre de casa.

Dejé un beso de buenos días en sus labios y me levanté.

—¿Vas a abrirles así?—me preguntó al ver como salía de la habitación. Iba en pijama, bueno, unos pantalones del Barça de la temporada anterior y un top deportivo.

—¿Te vas a poner celosa?—pregunté pícara.

—No, yo he podido verte sin ropa y estando debajo de mi, así que no me preocupa que te vean así—dijo orgullosa de ella misma.

Yo reí y bajé las escaleras para ir a abrir la puerta.

—¡Hola!—dijeron Jana, Bruna, Alexia y Olga a la vez.

—¡Hola!—saludé abrazando y dandole un beso en la mejilla a cada una.

—Os voy a hacer un pequeño tour—dije—. La casa es preciosa pero de momento está muy sosa—avisé.

Fui enseñándola poco a poco hasta que llegamos a nuestro cuarto.

—Cuidado que ahora os encontrareis con una bestia durmiendo—bromeé.

—¡Eh que te he escuchado! ¡Tener prometida para esto!—exageró Ona desde dentro. Mierda, ya se le había escapado.

Abrí la puerta de golpe y miré mal a Ona.

—Joder cariño, ya se te ha escapado—murmuré acercándome a ella.

—Mierda, pensaba que solo estaban Alexia y Olga—dijo arrepentida.

—¡Como que estáis prometidas!—habló Jana de golpe, después de haberlo asimilado.

—Luego os lo explicamos todo, cuando estén todas—dije pasando un brazo por la cintura desnuda de mi chica. Se estaba cambiando ya que llevaba unos pantalones cortos tejanos y la parte de arriba del bikini.

—¿Ahora me dejáis acabar de cambiarme?—preguntó echándolas a ellas de la habitación ya que yo aún tenía que cambiarme—. Gracias.

—Siempre cagándola, eh, amor—me burlé de ella.

—Tu ríete, sabes que el Karma existe—dijo picada.

Me acerqué a ella y le di un pico para que se desenfadase. Funcionó porque se puso a sonreír nada mas separarme de ella.

Cogí mi bikini y unos pantalones de bañador  para ponérmelos por encima de la parte de abajo, luego por encima una camiseta blanca básica de Calvin Klein. Además de unas gafas de sol adornando mi cabeza, como no.

Bajamos y nos encontramos con que ya estaban todas las chicas en el patio. ¿En que momento habían llegado?

—Hol...—dijimos pero el grito de Vicky nos interrumpió.

—¡Como que vais a casaros!—dijo sorprendida.

Miré a Jana fulminando la con la mirada.

—Perdón, pensaba que podía decirlo y... No se, ha sido la emoción, perdón—se disculpó Jana.

—¿Alexia o Olga no habéis hecho nada? Erais las únicas que lo sabíais—dijo Ona.

—Le estábamos haciendo gestos para que se callara, pero no pilla las indirectas—se excusaron.

—Jana, a la próxima piensa en que nos gustaría decirlo nosotras ya que somos las que nos vamos a casar, o pregunta si puedes contarlo—dije yo enfardada.

—Lo siento, enserio, la he cagado y no se como arreglarlo—dijo y pude ver como se la aguaban los ojos.

Me acerqué a ella y la abracé.

—No llores Jana, que no es nada, enserio—murmuré dejando un beso en su pelo.

Miré a las chicas pidiendo ayuda con la mirada, no se me daba nada bien consolar a la gente, así que lo único que pude hacer fue abrazar a la catalana.

Se separó y se secó las lágrimas.

—Bueno, solo queda que nos enseñes el anillo, ¿no?—dijo quitando la tensión que había en el aire.

—Es precioso, os va a encantar—dije yendo hacia mi cuarto, donde tenia la caja encima de mi mesita de noche.

Me lo puse, tristemente aún no lo podía usar por la calle por si acaso, y bajé casi corriendo hacia el pato, donde casi se pelean por ver quien lo veía primero.

—Ingrid, a ver si aprendes de Ona—murmuró Mapi acercándose a su novia. Ella alzó los hombros indicando que seguramente ya tenía previsto pedírselo, pero creo que eso fue algo que sólo entendí yo.



Hola! Espero que os haya gustado este capítulo. Nuestras protas ya viven juntas, por fin.

Voy a decir 2 cosas: la primera es preguntaros que si os gustaría que crease un grupo de Instagram para que habléis entre todas y pueda deciros miniavanzos de mis historias(me estoy copiando de un montón de escritoras que lo han hecho con grupos de telegram, pero como yo no tengo me lo creo de ig).

Y lo segundo que quiero decir es que mi estabilidad emocional depende del libro "hasta que nos quedemos sin estrellas". Llevo tres dias llorando por culpa de la historia de Liam y Maia y ya me he leído 400 páginas, no se lo que me espera pero deseadme suerte. Encima me estoy quedando sin post its para subrayar cosas, todo mal 😫.

M.A.I-Ona batlleWhere stories live. Discover now