Capitulo 9

42 5 0
                                    

Llegaron a la puerta de la cafetería, Santana la abrió para que Brittany pasara primero.

A esa hora, el local se encontraba lleno de hombres y mujeres con trajes de oficinistas.

Esa calle albergaba las oficinas de muchas empresas, desde agencias de publicidad, corredoras de bolsas y firmas de abogados.

Al entrar, Brittany se dirigió a la barra para hacer su pedido, en su camino, era seguida por la mirada de varias personas que se encontraban en la cafetería.

A Santana le dieron ganas de tener con ella su bate de baseball y golpear a cada una de esas personas que posaban la mirada sobre el trasero de la rubia.

‹‹Maldita falda›› pensó, se veía tan tentadora con ella, pero en ese minuto le hubiera gustado verla con un hábito de monja.

Llegaron a la barra, Santana se acercó y posó delicadamente su mano en la cintura de la rubia. Brittany sintió el contacto de la mano de Santana y su piel se erizó.

Hicieron el pedido y llegaron a una pequeña barra de taburetes altos, que se encontraba en un rincón de la cafetería.

Era el espacio más privado con el que contaba ese local.

Se sentaron, Brittany le dio un sorbo a su café, Santana solo era capaz de mirarla.

―Santana, quería agradecerte mucho lo que hiciste hoy, de verdad y no exagero cuando te lo digo, hoy me salvaste la vida―dijo un poco nerviosa.

―Bueno, la verdad es que no tenía muchas ganas de hacerlo, pero lo que dijiste, acerca de la furia de mi hermana, fue lo que me convenció. No conviene cruzarse con la ira de una mujer de mi familia. Aprecio mucho mi vida, y morir en las manos de esas mujeres, puede ser una manera horrorosa de dejar este mundo.

Brittany no pudo aguantar las ganas de reír ante tal ocurrencia. La última vez que habían estado juntos ella se había divertido mucho conversando con Santana.

Por su parte Santana quería preguntarle por esa noche que habían pasado juntas. No le gustaba darle demasiadas vueltas a las cosas, así es que tomando por sorpresa a Brittany le preguntó:

―¿Por qué te fuiste esa noche Brittany? ya sabes, me dejaste sola en el hotel. Te fuiste sin despedirte.

―Santana, no viene al caso hablar de eso. Ya pasó. Fuimos a ese hotel, porque las dos queríamos sexo esa noche. No creo que haya que darle más vueltas, y si me fui fue porque ya no tenía nada más que hacer ahí, ¿entiendes? además te ahorré el teatro de la despedida.

Santana la escuchaba, era como si hubiera sido una más.

De pronto se vio reflejada en la rubia.

Todo lo que Brittany le estaba diciendo, se lo había dicho, más de alguna vez, a alguna chica con la que se había acostado.

Así que eso era lo que se sentía.

Pero a esta mujer le gustaba y mucho, sabía que no le era indiferente y decidió jugar todas sus cartas.

―Britt, no me gusta andar con rodeos. Tengo que decirte que me gustas y mucho. Esa noche me hiciste sentir demasiadas cosas, no sé si tienes idea de lo sensual que eres. Me encantó estar unida a ti, me gustó todo lo que hicimos.

Brittany sentía que un escalofrío le bajaba por la espalda, esta mujer la descolocaba, pero no quería dejarse llevar por sus palabras.

Una vez escuchó a un hombre igual de hermoso y sexy y terminó destruida, le costó mucho salir desde el fondo del pozo.

RojoOnde histórias criam vida. Descubra agora