Capitulo 17

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La semana comenzó muy ajetreada para Brittany, le estaba dando la última revisión a la editorial, antes de que la revista se fuera a la imprenta, cuando Marley entraba en la oficina con un hermoso arreglo de rosas rojas.

―Tres docenas de rosas rojas para Brittany Pierce―canturreó su amiga―Toma la tarjeta y léela en voz alta para oírte.

―Brittany: aún no he recibido tu respuesta, me encantaría invitarte a salir. Di que sí por favor. Llámame, Sam.

―Vaya con el hijo del senador―dijo Marley―No se da por vencido.

―Creo que debería llamarlo y decirle que no quiero salir con él.

―¿No quieres salir con él?

―Bueno es agradable, pero Santana me ha dicho que no es lo que parece y no sé, pienso que él está mal interpretando las cosas, apenas si hablamos en la gala, no veo a qué viene tanta insistencia de salir.

―Qué te puedo decir amiga. Te dejo voy a almorzar con Tina, necesita un hombro en el que llorar ¿Vas a salir?

―No, creo que pediré algo para comer aquí. Tengo que terminar unos papeles.

―Bueno nos vemos al rato.

Brittany se quedó sola en su oficina.

Tenía muchos papeles que revisar.

En ese instante sonó el teléfono de su oficina.

―Diga.

―Rubia te invito a almorzar―la voz de Santana en el alta voz inundó la habitación.

―Hola San. Me encantaría, pero no puedo, estoy muy ocupada.

―Pero tienes que alimentarte.

―No te preocupes, al rato le digo a alguien que me traiga algo de la cafetería que está cruzando la calle.

―Pero yo quería almorzar contigo.

―Hoy no puedo San, dejémoslo para mañana.

―Bien rubia te dejo por ahora. Te mando un beso. No mejor dos. No, te mando mil besos.

―Gau, mil besos, gracias abogada. Yo te mando mil más de vuelta. Y ahora te dejo, o si no, no avanzo.

―Bien, adiós Britt.

―Adiós San.

La llamada terminó y la rubia volvió a su trabajo con una enorme sonrisa en la cara.

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Santana estaba caminando por la calle, para dirigirse a la oficina de Brittany.

Tenía la intención de almorzar con ella, pero le había rechazado la invitación por tener demasiado trabajo.

Decidió que le daría una sorpresa y se encaminó hacia un restaurante para pedir unos sándwiches y así podría estar con ella a la hora de almuerzo como estaba deseando.

Llegó al edificio, al verla la recepcionista alzó las cejas y la miró de arriba abajo sonrojándose.

Le dijo que iba a anunciarlo con Brittany, pero le pidió que no digiera nada, quería que fuera una sorpresa.

Caminó hacia la oficina de Brittany.

La vio sumergida en unos papeles en su escritorio.

―Señorita Pierce, ¿nadie le ha dicho que trabajar tanto es malo para su salud?

RojoWhere stories live. Discover now