Capitulo 23

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Santana abrió los ojos al ver, que la mujer que estaba con ella en su dormitorio, era Elaine y no Brittany como deseaba.

―¿Qué haces aquí Elaine?―le dijo dando un paso atrás.

―¿Qué parece que hago Santana? Te seguí hasta aquí como lo hacía cuando éramos novias. En ese tiempo no te molestaba que estuviéramos las dos solas en tu habitación.

―Debes irte ¡Largo de aquí!

―Pero qué brusca Santana. Me encantas así―se acercó para acariciarle entre los pechos―vamos cariño, recordemos viejos tiempos, nadie se enterará.

―Déjame Elaine y sal de aquí o te saco a rastras―dijo mientras se colocaba la parte de arriba del bikini.

―No lo harías―le dijo Elaine, con una sonrisa burlona, acercándose más a la morena que quedó atrapada entre la cama y la castaña.

―No me pongas a prueba―trató de moverla, pero en un rápido movimiento la otra mujer se abalanzó sobre ella cayendo las dos juntas en la cama.

Elaine intentaba besar a Santana y ésta tomándole las manos a Elaine trataba de salir de debajo.

De pronto, la puerta de la habitación de Santana se abrió y Brittany asomó la cabeza, esperando encontrase a su sexy morena ojalá desnuda, pero lo que vio la dejó de piedra y parada en la puerta.

―Creo que tenemos compañía cariño―dijo Elaine, que fue la primera en darse cuenta de la presencia de Brittany.

―¡Britt! No es lo que tú crees, escucha por favor―dijo Santana, que parándose de golpe tiró a Elaine al suelo.

―No es lo que creo Santana, es lo que estoy viendo.

―Escucha rubia, es un mal entendido―la fue a tomar de las manos, pero la ojiazul bruscamente se soltó y se giró hacia la puerta.

―Britt, ¿qué haces?

―¿Qué parece que hago Santana? Me voy, no tengo nada que hacer aquí. Sigue con lo tuyo, lamento la interrupción―y salió por la puerta a toda prisa.

Santana buscó algo con qué vestirse, se puso unos jeans y una camiseta gris, se vestía mientras iba saliendo de su habitación. Salió descalza, no le daba tiempo para buscar los zapatos.

Elaine sonreía victoriosa había logrado su cometido.

A Brittany todo le daba vueltas, las lágrimas estaban a punto de salir, no podía creer lo que había visto.

Porqué otra vez se había enamorado y otra vez la engañaban.

Buscaba su bolso, pero no lo encontraba. Debía salir de ahí si armar alboroto.

Cuando logró dar con su bolso y encaminarse hacia la salida Santana llegó a su lado.

―Britt por favor, hablemos, déjame explicarte. Todo es un mal entendido.

―No quiero hablar Santana, deja que me vaya. No armes un escándalo.

―Britt-Britt escucha, esto es una trampa de Elaine, entiende...

―Cállate Santana, no quiero escuchar más―llegó a su auto y comenzó a buscar las llaves en su bolso, pero con lo nervios no las hallaba.

Hasta que las encontró.

―Dame las llaves―le dijo Santana con voz autoritaria y el ceño fruncido.

―¡No! ¡Me voy! ¡Déjame tranquila!

―No vas a manejar en el estado en que te encuentras.

―Tampoco me pienso quedar, así es que me voy.

RojoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant