23| ¿Rompiendo con todo o va todo contra mí?

1.5K 75 3
                                    

— Martín — Susurraba Ruslana mientras me sacudía el brazo suavemente.

— ¿Qué? — Respondí con voz somnolienta, apenas entendiendo lo que estaba sucediendo ya que me encontraba medio adormilado.

— Nos vamos en dos horas, supongo que querrás ducharte y preparar tu maleta — dijo Ruslana con cuidado para no despertar a Chiara, quien aún dormía plácidamente.

— Ah, sí, claro — respondí levantándome de golpe, todavía medio dormido.

— Nos vemos luego, ¿vale? — susurró Ruslana, asegurándose de no perturbar el sueño de Chiara.

Le di un abrazo rápido y salí de su habitación, esperando no encontrarme con Juanjo en el pasillo.

Mientras estaba en el ascensor, los recuerdos del día anterior comenzaron a inundar mi mente, trayendo consigo una oleada de angustia.

Al llegar a mi planta, divisé a lo lejos una figura tumbada en el suelo del pasillo. No pude identificar quién era hasta que me acerqué y vi que era Juanjo, dormido contra la pared frente a mi habitación. ¿Por qué estaría dormido ahí? ¿Acaso había venido a buscarme cuando me fui? Sea cual sea la respuesta, no me importaba en ese momento. Entré en mi habitación sin hacer ruido, con la esperanza de que cuando terminara de ducharme y preparar mi maleta, ya no estuviera esperándome.

Después de un tiempo, todo listo, volví a mirar por la mirilla y ya no estaba. Suspiré aliviado y salí de mi habitación, dirigiéndome a la recepción para dejar la llave y tomar un taxi que me llevaría a la estación de Barcelona Sants, donde cogería mi tren hacia Getxo.

Tras un largo viaje de tren finalmente llegué a la estación de Getxo, varias fans me detuvieron para tomarse una foto conmigo. A pesar de no estar de humor, siempre intentaba sacar un momento para cada persona que me paraba, siendo lo más amable posible.

Una vez fuera de la estación, busqué a mi alrededor hasta encontrar a mi madre esperándome, con una sonrisa cálida y los brazos abiertos. El simple gesto de verla allí me reconfortó más de lo que hubiera imaginado.

— ¡Martín! — exclamó mi madre, emocionada, al verme salir de la estación. — ¡Qué alegría tenerte de vuelta en casa!

— Hola, mamá — dije con una sonrisa, dejando mi maleta a un lado para abrazarla con fuerza. Sentí un gran alivio al tenerla cerca, como si su presencia pudiera disipar todas mis preocupaciones.

— ¿Cómo has estado, cariño? — preguntó mi madre, mirándome con ternura mientras nos dirigíamos hacia el coche.

— Bien, supongo — respondí con sinceridad, sin querer preocuparla con los detalles de mi conflicto con Juanjo.

Durante el trayecto en coche, mi madre me contó las últimas noticias del pueblo y me preguntó sobre mi vida en la ciudad. Traté de mantener la conversación ligera, aunque mi mente seguía divagando hacia el complicado panorama emocional que me esperaba en casa.

Al llegar a nuestra casa de toda la vida en Getxo, un sentimiento de nostalgia y familiaridad me invadió. Había pasado tantos momentos felices y difíciles en ese lugar que se había convertido en un refugio para mí.

Mi madre, mi padre, mis hermanos  y yo compartimos una cena tranquila y reconfortante, mientras hablábamos sobre recuerdos del pasado y planes para el futuro. Aunque el conflicto con Juanjo seguía presente en mi mente, por ahora preferí disfrutar del momento y la compañía de mi familia.

Después de la cena, me sumergí en la calidez de mi antigua habitación, rodeado de recuerdos de mi infancia y adolescencia. Aunque sabía que la decisión con respecto a Juanjo tendría que tomarla eventualmente, por ahora me permití simplemente descansar y estar en paz, sabiendo que estaba en casa y que mi familia estaba ahí para mí.

Desperté al día siguiente con un peso en el pecho que no había desaparecido. A pesar de estar en casa, rodeado del amor de mi familia y la familiaridad de mi pueblo natal, la sombra del conflicto con Juanjo seguía acechándome.

Al sentarme a desayunar con mis padres, notaron mi semblante sombrío y la falta de entusiasmo en mis palabras. Intentaron animarme, preguntándome sobre Juanjo y mis compis de concurso

— Estás bien cariño? — Pregunto mi madre

— Sí, claro —murmuré, esquivando la mirada de mis padres—. Es solo que... echo de menos a todos, ya saben, el ritmo de la ciudad y estar con mis amigos.

Mis padres intercambiaron una mirada preocupada, pero decidieron no presionarme para hablar más sobre el tema. En cambio, mi madre sugirió con ternura:

— ¿Por qué no sales a dar una vuelta por el pueblo, Martín? Aunque sea para tomar un poco de aire fresco y despejarte. Te vendrá bien.

Asentí con la cabeza, agradecido por su comprensión y la sugerencia de mi madre. Después de terminar mi desayuno, me puse una chaqueta y salí a las calles familiares de Getxo, dejando que mis pies me llevaran sin rumbo fijo.

Cuando por fin me cansé, me pare en una de mis calas favoritas para presenciar el oleaje que estaba bastante tranquilo.

— Que mierda todo joder — Dije pasándome las manos por la cara.

— Voy a escribir un poco — Cogí mi totebag y saque de ahí mi cuaderno de composiciones.

____________________________________

M̶a̶r̶e̶a̶ ̶a̶l̶t̶a̶    ̶⁰̶M̶p̶i̶e̶n̶d̶o̶ ̶c̶o̶n̶ ̶t̶o̶d̶o̶
Rompe Olas
Todavía noto el calor de mi piel
Como si fuera ayer, en mi manera de ser
Viendo cómo todo está a punto de torcer
Pero tengo ganas de saltar

Me da miedo caer
Es tan fácil hacer
Que nada parezca doler

Soy como una ola
No sé cuándo, pero voy a romperme
Dime si un día caigo en otra playa
Tú vendrías a verme

Soy como una moneda de cobre tirada en una fuente
Espero al deseo
Impaciente

Rompiendom̶e̶ ̶a̶l̶ ̶v̶e̶r̶t̶e̶ con todo
O va todo contra mí
Cuando me despierte
Qué sueño se va a cumplir

Empiezo a nadar y del agua no sé salir
Pongo buena cara, pero ya no sé fingir
Contra mí
Va todo contra mí

Porque todavía noto el calor de mi piel
Como si fuera ayer, en mi manera de ser
Viendo cómo todo está a punto de torcer
Pero tengo ganas de saltar

Me da miedo caer
Es tan fácil hacer
Que nada parezca doler

____________________________________

Con lágrimas en los ojos cerré mi cuaderno y tomé dirección a mi casa, espero que el sentirme así no sea para siempre, amar me quema.

— Ya estoy en casa — Dije al entrar por las puertas de mi casa.

Armonía prohibida (Ot 2023)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum