46| Te quiero

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Juanjo

Pasé toda la mañana en el estudio sin parar, creando melodías, reajustando letras y realizando un sinfín de tareas. La dedicación y el esfuerzo que puse en cada nota y palabra fueron intensos, pero me sentía inspirado y no quería detenerme. Sin embargo, después de varias horas, me di cuenta de que no había sabido nada de Martín desde temprano. Decidí tomar un breve descanso y cogí mi móvil para llamarle y saber cómo había transcurrido su mañana.

Si no me equivocaba, en este momento debería estar en su descanso. Sabía que si le llamaba a una hora diferente, probablemente lo encontraría en pleno rodaje de la película en la que participa como uno de los protagonistas. Mientras el teléfono sonaba, me preguntaba cómo estaría manejando Martín el estrés y la emoción de su papel, y si habría tenido tiempo de descansar entre las exigentes escenas. Esperaba que su día hubiera sido tan productivo como el mío y que pudiéramos compartir nuestras experiencias más tarde.

Finalmente, después de unos segundos que se sintieron eternos, Martín contestó al teléfono. Su voz sonaba un poco cansada, pero había un tono de entusiasmo que no podía ocultar.

— ¡Hola, mi amor! —me saludó con esa familiar calidez que siempre hacía que mi corazón se acelerara.

—¡Martín! ¿Cómo va todo? —respondí con alivio y una sonrisa que sabía que él podría escuchar a través del teléfono. —He estado en el estudio toda la mañana y me preguntaba cómo te ha ido. Supuse que ahora estarías en tu descanso.

— Sí, justo me estoy tomando un respiro. Ha sido un día largo, pero emocionante. Estamos grabando una de las escenas más importantes y he tenido cada plano do que madre mía, me duele la cabeza de llorar de mentira —me explicó, con la pasión de alguien que realmente ama lo que hace.

Me alegró escuchar que, a pesar del cansancio, Martín estaba disfrutando de su trabajo. Sabía cuánto significaba esta película para él y lo mucho que había trabajado para llegar hasta aquí. Decidí compartir un poco de mi mañana también.

— Eres un artista mi amor. Aquí también ha sido un día productivo. He estado trabajando en una nueva melodía y creo que finalmente estoy encontrando el punto que le quería dar a la canción. Todavía queda mucho por hacer, pero estoy contento con el progreso —le conté, esperando que nuestras experiencias creativas pudieran inspirarnos mutuamente.

Martín rió suavemente, ese sonido que siempre lograba calmarme.

—Me alegra escucharlo. Sabes, a veces las mejores ideas surgen cuando menos lo esperas. Estoy seguro de que tu canción será increíble. ¿Qué te parece si nos encontramos después de que termine el rodaje? Podríamos cenar algo y hablar de nuestra futura BODA — Dijo metiendo un pequeño grito emocionado

La idea me pareció perfecta. No solo me daba la oportunidad de desconectar un poco del trabajo, sino también de disfrutar de una buena conversación con mi persona favorita.

— ¡Me encantaría! ¿Te parece bien el sushi de al lado de casa? —sugerí.

—Perfecto. Nos vemos allí a las ocho. Tengo muchas ganas de escuchar lo que has estado creando y, por supuesto, de verte —dijo con un tono cariñoso que me hizo sentir mariposas en el estómago.

Nos despedimos y colgué el teléfono sintiéndome renovado. La conversación con Martín me había dado un nuevo impulso y estaba deseando terminar mi jornada para poder compartir más con él. Me volví al estudio, decidido a aprovechar al máximo las horas que me quedaban antes de nuestra cena.

Armonía prohibida (Ot 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora