15| Desafinando Sentimientos

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El eco de las risas y los comentarios animados se disolvía en la sala común mientras compartíamos nuestras impresiones sobre la experiencia en el Gran Teatre del Liceu. Sin embargo, en mi interior, un peso incómodo crecía a medida que consideraba compartir lo que realmente había sucedido en el escenario durante la masterclass de teatro musical. Temía la reacción de Juanjo, así que decidí contar la historia minimizando la importancia de los momentos incómodos.

— Fue una jornada única, ¿no creen? — intenté sonreír mientras todos asentían, compartiendo sus propias anécdotas del día.

— ¡Increíble! — exclamó Álvaro, entusiasmado.

— Martín, ¿qué te pareció a ti? — preguntó Violeta, buscando mi opinión.

— Fue... interesante. Algunos momentos un poco intensos, pero parte de la actuación, ¿no? — respondí vagamente, intentando no dar demasiados detalles.

La atención se desvió hacia Juanjo, quien, con su guitarra en mano, dejó de tocar y levantó la mirada al notar mi evasión.

— ¿Intensos? ¿De qué momentos estás hablando? — inquirió Juanjo, con una expresión más seria.

— Nada importante, solo cosas de teatro. No quiero restarle importancia al buen rollo del día. — traté de suavizar mis palabras, pero la incomodidad crecía.

Juanjo dejó la guitarra a un lado y se puso de pie, su expresión ahora más intensa.

— ¿De qué estás hablando, Martín? Si algo pasó, quiero saberlo. — exigió, su tono indicando que no iba a aceptar medias verdades.

— Juanjo, déjalo ya, seguro que no es para tanto. — intervino Kiki, tratando de calmar la situación.

— No, no me voy a relajar. Si algo te molestó, Martín, deberías haberlo dicho. — insistió Juanjo, claramente molesto.

— En serio, no es nada. Solo quería disfrutar del día y no arruinarlo para vosotros — intenté calmar las aguas, pero la tormenta estaba en pleno desarrollo.

La tensión en la sala común se palpaba mientras Juanjo expresaba su enojo y los demás intentaban mediar. Fue en ese momento que mis compañeros tomaron la iniciativa y comenzaron a defenderme, respaldando mi decisión de no hacer un gran escándalo del asunto.

— Juanjo, Martín no querría arruinar la experiencia para nosotros. Déjalo ya. — intervino Violeta, apoyándome.

— Exacto, no hace falta montar un drama. — añadió Álvaro, intentando calmar los ánimos.

Las palabras de mis amigos se convertían en un escudo protector, formando un frente unido contra la tormenta que se había desatado en la sala común. Aunque Juanjo seguía expresando su frustración, sus palabras encontraban resistencia en la defensa apasionada de mis compañeros.

— No entiendo por qué todos están defendiéndolo. Si algo pasó, deberíamos saberlo. — insistió Juanjo, mirando a cada uno de ellos.

— Juanjo, a veces es mejor dejar las cosas como están. Martín no quiere hacer un escándalo de esto. — dijo Kiki, buscando una solución pacífica.

La discusión persistía, pero la solidaridad de mis amigos hacia mí se mantenía firme. En medio de la tensión, sentí el respaldo de la amistad, una fuerza reconfortante que contrarrestaba el torbellino emocional desencadenado por la intensidad del teatro. La sala común se convirtió en un escenario improvisado donde los lazos de amistad se fortalecían, demostrando que, incluso en los momentos más difíciles, la unidad y el apoyo mutuo eran la clave para superar las tormentas emocionales.

Armonía prohibida (Ot 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora