35| Vuelta a la normalidad

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Los días siguientes a la discusión con Paul y a la reconciliación muy entre comillas "reconciliación" con Juanjo, fueron bastante bien. A pesar de que Álvaro y Paul aún seguían  bastante mal por así decirlo, en general había muy buen ambiente ente todos.

El único inconveniente, el telesilla, al día siguiente de dar nosotros la primera clase se estropeó, y no ha sido hasta el tercer día que se han dignado a arreglarlo, con lo cual ahora estamos en casa la mayoría tirados en el sofá mientras fingimos pasar el rato viendo una película.

— Está....Esta empezando a nevar!? — Dije dando un salto del sofá para acercarme a la ventana.

— ESTA NEVANDO — Dije dando saltos de la emoción.

Comencé a ponerme la chaqueta el gorro y los guantes a toda prisa porque pasaba de  ver cómo nevaba solo desde la casa.

— A donde vas Martín? — Pregunto Denna.

— A ver nevar y a tirarme sobre la nieve.

— Enserio — Comentó divertida Denna.

— Y tan enserio — Dije sin parar de sonreír, la nieve era algo que de pequeño me ponía super contento, y ahora porque haya crecido no significa que ya no me haga ilusión, es más, me hace más ilusión aún.

— Espérame que voy con- — Logré oir justo cuando cerraba la puerta de la casa.

— AY QUE CHULO DIOS MIO — Comencé a gritar yo solo, cualquiera que me vea pensará que soy gilipollas.

Como buena tradición de persona que ama la nieve, es obligatorio TIRARSE AL SUELO, a hacer una estrella en el suelo.

— ¿Me puedo unir? — Comentaba una voz claramente familiar al llegar donde yo estaba.

— Claro Juanjo — Dije riendo como un niño pequeño ya que me lo estaba pasando pipa.

Tras Juanjo y yo hacer nuestras estrellas en el suelo nos levantamos para verlas.

— Menudos artistas — Comentó Juanjo.

— Y tanto — Dije soltando una carcajada.

— Tengo una idea porque no hacemos un muñeco de ni-

No deje que Juanjo terminara su frase porque justo tuve la brillante idea de tirarle una bola de nieve a la cara.

— Guerra — Dije mirándole con picardía.

— Tu lo has querido, te voy a enterrar en la nieve — Dijo Juanjo agarrándome por la cintura y seguido levantándome.

— No Juanjo porfavor te lo suplico JUANJO, suéltame JUANJO — Gritaba entre risas mientras intentaba zafarme de su agarre.

— Nanai — Contestó mientras iba hacia una zona con suficiente nieve como para poder enterrarme de pies a cuello.

— Yo me refería a guerra de bolas no que hagas un muñeco de nieve conmigo JUANJO BONA POR DIOS SUELTAME — Comencé a patalear con fuerza.

— Juanjo DIOS MIO — Dije dándole una patada en los huevos la cual provoco que los dos acabáramos tirados en la nieve muertos de risa.

— Tampoco hacía falta darme una patada no crees — Gimoteó Juanjo muerto de risa.

— Perdón — Dije divertido, a pesar de estar encima de el, parece que ninguno de los dos quería levantarse de la nieve.

— Que pasa, tengo algo — Dije tocándome la cara al ver que Juanjo se había quedado embobado al verme.

— No, no tienes nada — Respondió con una sonrisa.

— Idiota que susto — Dije dándole un golpecito en el pecho.

— Bueno habrá que levantarse no, nos va a calar la nieve como sigamos más rato tumbados — Sugerio Juanjo.

— Cierto si — Dije levantándome de encima suya.

— ¿Me ayudas? — Dijo alargando su brazo para ayudarle a levantarle.

— Ay si, que estás ahí en toda la nieve encajonado — Comenté entre risas mientras le ayudaba a levantarse.

— Tienes todo el flequillo lleno de nieve Pumuqui — Dijo entre risas Juanjo una vez que ya estaba enfrente de mi, doy gracias a que Juanjo es más alto que yo porqué si fuera de mi altura no creo que pudiera soportar las ganas que tengo de besarle al tenerle tan cerca.

— Pues quitámela — Dije acercándo mi cuerpo más a él.

— ¿En serio quieres que lo haga? — preguntó Juanjo con una sonrisa juguetona en los labios, mientras sus manos se deslizaban hacia mi cabello.

— Sí, por favor — respondí, sintiendo cómo la electricidad fluía entre nosotros con cada roce de sus dedos.

Con cuidado, Juanjo empezó a sacudir la nieve de mi flequillo, pero cada contacto entre nosotros aumentaba la tensión en el aire. Cada vez que nuestras miradas se encontraban, podía sentir el deseo latente que ardía entre nosotros, como una llama lista para estallar en cualquier momento.

— Creo que quedó un poco más aquí — murmuró Juanjo, su aliento cálido rozando mi mejilla, haciendo que me estremeciera ante su proximidad.

A pesar del frío que nos rodeaba, el calor de la tensión entre nosotros era palpable, creando una atmósfera cargada de expectación. Afuera, la nieve seguía cayendo con suavidad, creando un escenario perfecto para aquel momento tan lleno de emoción.

— Martín... — susurró Juanjo cuando nos separamos, sus ojos buscando los míos con intensidad.

— Lo siento, no pude evitarlo — admití, luchando por mantener la compostura ante la oleada de sentimientos que me embargaba.

Pero en lugar de responder, Juanjo simplemente me miró, su mirada revelando todo lo que no podíamos expresar con palabras. En ese instante, ambos éramos conscientes de la tensión que había entre nosotros, una tensión que parecía envolvernos como un abrazo cálido en medio de la fría nieve que nos rodeaba.

Decidimos entrar a la casa, dejando atrás el frío del exterior para refugiarnos en la calidez del hogar. Una vez dentro, la energía que nos embargaba seguía latente, y sin pensarlo dos veces, nos dirigimos a la habitación, aún llenos de entusiasmo.

— ¿Qué te parece si ponemos música? — sugerí, buscando algo que animara aún más el ambiente.

— Venga, pon algo, de alguna manera hay que entrar en calor ahora — Comentó Juanjo, contagiado por mi entusiasmo.

Sin dudarlo, busqué la canción "so american" de Olivia Rodrigo en mi teléfono y la puse a todo volumen. Al ritmo de la música, Juanjo y yo empezamos a bailar, dejándonos llevar por la melodía y la emoción del momento. Con cada movimiento, la conexión entre nosotros se intensificaba, recordándonos lo especial que era tener a alguien como Juanjo en mi vida.

Entre risas y sonrisas, nos movíamos al compás de la música, disfrutando de la compañía del otro y dejando que el presente nos envolviera en su magia. Aunque habíamos tenido nuestros altibajos en el pasado, nuestra amistad era más fuerte que nunca, y no había nada que nos impidiera compartir momentos como aquel, llenos de alegría, complicidad y, sobre todo, amor, amor  en todas sus formas.

Armonía prohibida (Ot 2023)Where stories live. Discover now