Capitulo 37

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Maratón 3/3

Cuando al fin se fueron todos ya era de noche, era una noche preciosa de luna llena, por la ventana del salón entraba una brisa muy agradable y por primera vez la ciudad parecía estar tranquila.

Ayudé a Teresa a deshacer su maleta y acomodarse, mientras Logan y Dean hablaban en la cocina. Ninguna de las dos éramos capaz de sacar un tema de conversación y estábamos sumergidas en un silencio bastante incomodo, solo nos preguntábamos cosas estilo "¿Dónde pongo esto? ¿Puedo poner esto aquí?", pensé que sería más divertido nuestro primer día como compañeras de casa.

- Casi se me olvida – soltó Teresa de golpe rompiendo el silencio – no voy a comer en casa y seguramente llegue tarde, bueno no mucho, pero sobre las once o doce. Por si tienes algo planeado con Logan esta noche.

Me guiñó un ojo, y rápidamente entendí lo que quería decir, cogí uno de los bolsos de Teresa y la golpeé en el brazo.

- Mal pensada.

Rió fuertemente, yo volví a colocar el bolso en su sitio y me quedé mirándola, primero sonreía, hasta que finalmente no tuve otro remedio que reír con ella, tiene una risa muy contagiosa y es imposible no terminar riendo.

- Bueno – dije cuando al fin pude parar de reír – y se puede saber a dónde vas.

- No estoy segura si quiero contártelo – puso la mayor cara de misterio que pudo, que más bien era cara de sorprendida. Solté un suspiro – no malpienses.

- ¡Yo malpensar! – me hice la ofendida – tú eres la que malpiensa, malpensada.

Me crucé de brazos, como suelen hacer los niños pequeños cuando se enfadan, y le di la espalda.

- Oh, vamos.

- Dímelo.

- Está bien – dijo levantando sus manos en señal de derrota y se cruzó de brazos, miró a un punto no determinado del suelo y dijo con su tono más bajo – voy a cenar con Dean.

- ¿Qué? – fingí no escuchar, quería que lo repitiera.

- Que voy a cenar con Dean – otra vez ese tono bajísimo.

- ¿Cómo dices?

- Que voy a cenar con Dean – me gritó, acto seguido se llevó las manos a la boca, al ver que yo esbozaba una sonrisa de ganadora.

- Como odio que Nancy tenga razón – balbuceé.

- ¿Qué? – dijo Teresa confundida.

- Nada – me acerqué a ella y pose mi mano en su hombro – que lo pases bien, amiga.

Teresa se puso el pelo detrás de las orejas, algo que solía hacer cuando estaba nerviosa, levanto su cabeza y me lanzó una mirada llena de duda.

Un famoso y yo (Logan Lerman & tu)Where stories live. Discover now