Capitulo 26

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Después de enseñarle a Logan lo más interesante de mi barrio me di cuenta de que mi barrio era un asco, comparado con Los Ángeles era aún más penoso.

No tardamos mucho en ir al bar porque tenía hambre y porque el barrio no tenía mucho de ver. El bar era algo pequeño, pero muy acogedor, casi siempre estaba vacío, excepto por las noches que era bastante difícil coger algún hueco, las mesas eran de madera con algunos detalles en negro y las sillas a juego, la barra estaba vacía con dos taburetes justo enfrente. En esos momentos solo había una familia en el fondo de la estancia que parecía estar terminando de comer.

Finalmente nos sentamos en una mesa pegada a la pared, Logan miraba atentamente el bar, no sabía si decirle algo o dejarlo, pero al final fue el camarero el que hizo que bajara de las nubes.

- ¿Y bien? – dije mientras esperábamos que trajeran nuestra comida.

- ¿Y bien el qué?

- No seas tonto.

- Ah el barrio, bien, muy acogedor, un buen sitio en el que estar, sinceramente.

- Ya – dije apartando la vista de él y clavándola en el suelo.

- Te lo digo enserio.

Cogió mi barbilla e hizo que me quedara viendo esos ojos suyos que tanto me gustan, oí el ruidito de la silla de Logan apartándose y segundos después como Logan iba acercando su rostro al mío, sus labios a los míos. Aún tenía puesta suavemente su mano en mi barbilla, intuyendo lo que iba a pasar, puse mi mano sobre su mejilla y espere ese beso tan ansiado, ese beso que fue interrumpido por un fuerte grito.

- ¡___!

Logan se sentó rápidamente, haciendo como si no hubiera pasado nada, giré mi cabeza hacia donde creí que provenía esa voz y quedé muy sorprendida al verla.

Sus ojos café estaban vívidos y llenos de alegría, como siempre, su pelo marrón con algún que otro mechón rubio caía sobre sus hombros totalmente rizados, sus mejillas estaban algo rosadas, pero aún así se podían distinguir algunas pecas, llevaba una camisa naranja de tirantas que tenía algunas decoraciones en verde en la parte de los hombros, llevaba unos pantalones largos verdes, que iban conjuntados con los pequeños estampados y unos zapatos marrones de cordones que, por cierto, uno estaba desatado.

- ¡Teresa!

Salí disparada hacia ella, hacía mucho tiempo que no veía a mi mejor amiga y la había echado mucho de menos, nos juntamos en un fuerte abrazo y al parecer ella no quería soltarme.

- Ya – se separó de mí y soltó una risita, vi como Logan se levantaba de la silla y se ponía a mi lado – Bueno, me da igual que ya sepáis quien es quien, os voy a presentar. Teresa, mi novio Logan, y Logan, mi amiga Teresa.

- Tenía ganas de conocerte – dijo mi amiga tímidamente.

- ¿Te sientas con nosotros? – pregunté.

Ella afirmó. Cogió una silla de otra mesa y se puso muy pegada a mí.

- ¿Qué tal Los Ángeles? – preguntó mi amiga.

- Genial, es una ciudad fantástica.

- ¡Qué envidia! Yo quiero ir.

- Podrías venirte – dijo Logan hasta entonces al margen de la conversación.

- Sí, podría – dijo mi amiga apoyando sus hombros en la mesa y dejando caer su cabeza sobre las manos.

- Sí, puedes – la animé.

- ¿Y qué hago yo allí? – dijo Teresa en un suspiro.

- Son Los Ángeles, algo se te ocurrirá – apuntó Logan.

- Tiene razón – comenté.

- Dejadlo ya.

Terminamos cambiando de tema, el ambiente estaba un poco tenso, no sabía porque pero se notaba, intentaba sacar un tema de conversación en el cual pudiéramos hablar los tres pero fue difícil, por no decir imposible.

- ¿Y cómo sabías que estaba aquí? – pregunté.

- Ah, fácil, tu madre me contó que habías venido con Logan y que habías decidido ir a tomar algo, pensé que podrías estar aquí y acerté – dijo Teresa bastante rápido, dibujando una sonrisa en su rostro al terminar.

- Bien – solté sin más - ¿Queréis que vayamos los tres a algún sitio?

- Sí, vale – dijo Logan sonriendo.

- Por mí también – dijo Teresa.

- Pues vamos allá.

Fuimos caminando con dirección al centro comercial más cercano, contándole a Teresa los planes que teníamos Logan y yo para mañana, una visita cultural, en eso lo podríamos resumir, Logan ya había estado en Londres, en la zona turística y yo también había estado unas millones de veces, pero sería bonito estar los dos juntos.

Nada más llegar al centro comercial fuimos a la parte de juegos, Tere y yo teníamos un acuerdo, teníamos que ir una vez cada dos meses a la bolera y bueno, los últimos meses no cumplí mi promesa. Ese acuerdo lo habíamos hecho unos años atrás, pero parecía no querer dejarlo, perdí un juego y la apuesta era hacer lo que la otra dijera hasta que ella dijera, y así terminamos jugando a los bolos cada dos meses.

La pista estaba bastante sola, en una de las pistas del centro se encontraba una familia, dos niñas de 8 o 9 años y un niño de 12 más o menos, junto a su padres que aplaudían todo el tiempo. En una esquina, bastante cerca de nosotros, se encontraban cuatro chicos, parecían haber hecho una parada para comer y estaban prácticamente escondidos detrás de un panel.

- Parece que tú vas la primera, ___ – dijo Teresa llamándome la atención.

- Ah, bien.

Probé algunas bolas para ver cual pesaba menos, finalmente cogí una y tiré, primero creo que tengo que decir que soy muy mala jugando a los bolos, tirar cinco de una vez es un milagro para mí, así que con cuatro que tiré en la primera ronda estaba feliz.

Después tiró Logan, que como no, me superó. Teresa no podía parar de reír de lo mal que lo había hecho, lo bueno de ella es que seguramente ella tiraría la misma cantidad de bolos que yo, y se reiría igualmente.

Estaba a punto de tirar cuando escuchamos unas voces masculinas llamándonos, Tere se dio la vuelta rápidamente y dejó caer la bola al suelo, ya estaba viendo mi pie aplastado, pero por suerte la bola cayó a un lado de las dos. Teresa empezó a mover su mano frenéticamente de un lado a otro y dejó ver una sonrisa ladeada, me volteé a ver a quien saludaba y entonces lo entendí todo.

- Hola Dani – dijo Teresa en un tono suave.

- Hola – dijo él para luego dirigirse a mí – Qué sorpresa, ___, creía que estabas en Los Ángeles.

- Y lo estaba, llegué esta mañana.

- Ah, que bien, hola – dijo Dylan, un amigo de prácticamente toda la vida.

- ¿Cómo vais? – preguntó Dani, después miró el panel de las jugadas – Acabáis de empezar, bueno, nosotros aún no hemos terminado, cuando terminemos, podemos tomar algo.

Asentimos, que feliz me sentía al estar de nuevo entre mis amigos.

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Y bueno ¡Colgé capítulo al fin! Se que tardé y lo siento, pero es que no he podido encontrar ningún hueco, pero la semana que viene la tendré más libre, así que colgaré algún capítulo, para compensar.

Votad y comentad. Gracias por leerme.

Un famoso y yo (Logan Lerman & tu)Where stories live. Discover now