Noche

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España contenía los gemidos mordiendo su labio inferior. Un jadeo salió de sus labios incapaz de contener su placer. Con su cuerpo desnudo, temblando y sudando boca abajo contra la cama. Sus rodillas presionaba el colchón elevando sus caderas mientras su cabeza estaba hundida en la almohada. Una de sus manos estaban agarrando fuertemente el almohadón mientras su cuerpo intentaba aguantar el placer que el ruso le daba.

España respiraba agitado, suspiros salieron de sus labios al sentir las grandes y frías manos del ruso tocar desde atrás la parte delantera de sus muslos, casi pegado a su ingle, tirando de ellos abriendole más las piernas. Pequeños gemidos empezarón a sonar cuando las yemas de sus dedos acariciaron desde sus muslos hasta los huesos de sus caderas tocando el lateral de su cuerpo. Las manos de Rusia era tan grandes que sin problemas podían cubrir esa parte de su cuerpo acariciando la espalda con las palmas y el torso con sus dedos. El ibérico dobló su espalda hacia abajo haciendo que gritara levemente, pues ese movimiento había movido sus caderas haciendo que el ruso le penetrara más. Desde su espalda sintió el gemido del ruso, ronco y placentero, mientras sus manos seguían subiendo. Los dedos rozaron los duros y castigados pezones del español antes de que se inclinarse y mordiera levemente el hombro del español, una acción que repitió de manera continua por toda la parte superior de la espalda entre la nuca y escápula.

España soltaba pequeños gemidos ante los bocados en su espalda y las caricias en sus sensibles pezones. La fría lengua del ruso lamió su columna y dio un suave beso en su nuca, mientras sus manos siguieron acariciando los brazos del español, subiendo hasta agarrar sus manos entrelazando sus dedos con los del ibérico.

-¿Estas bien? Te veo algo... agotado- preguntó con cierto tono de burla- Sé que puedes aguantar más...- susurro sobre su oreja mordiendola y tirando de ella suavemente.

España gimio y tenso su cuerpo aplastando la polla del ruso en sus paredes internas. Rusia contuvo la respiración y soltó un suave gruñido cuando tuvo la oportunidad.

-¿Sabes? Es la primera vez que no me importa que me vuelvas loco, España

Rusia no pudo contener su instinto y empezó a embestir suavemente el interior del español.  España cerró los ojos conteniendo su respirar mientras gemia hundiendo más su cabeza en la almohada.

-Rusia... joder- dijo entre embestidas con voz agitada-Ahora entiendo el cojin de Fernando VII.

-No digas el nombre de alguien más en la cama, España... no me gustaría castigarte- susurro dando una embestida más fuerte haciendo chillar al ibérico. Rusia sonrió orgulloso- Aunque puede que nos guste ese castigo...

Rusia se empezaba a mover más fuerte recostando su cuerpo sobre la espalda del ibérico sin llegar a aplastarlo. Sin soltar las manos del hispano, Rusia movió sus brazos abrazando el cuerpo del omega poniendo las manos sobre su pecho. Su cuerpo estaba pegado al del contrario y su cabeza estaba sobre el hombro gruñendo y gimiendo sobre el oído del ibérico de mostrándole el placer que sentía por su interior.

-Eres tan jugoso por dentro... ahora entiendo el porque dicen que lo importante es el interior...

España tenía los ojos cerrados sin apenas poder abrirlos, había hechado de menos ese placer que le hacía temblar y casi llorar que solo pudo mover sus caderas en respuesta ante las continuas provocaciones del ruso.

Rusia gruño complacido moviéndose más fuerte dentro del omega. Ambos cuerpos empezaron a moverse en búsqueda del placer, la cama crujía y chocaba al compás de ambos. España movió su cabeza buscando los labios del ruso iniciando un beso correspondido  inmediatamente.

Rusia, asfixiado por el beso y el placer empezó a embestir más fuerte mientras comenzaba a dominar al completo el beso. Soltó las manos del español aferrándose con fuerza a la cama. España luchaba para evitar que las embestidas acabasen por tumbarlo por completo.

Jodidos AlfasWhere stories live. Discover now