5. Mi Malfoy

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Las mañanas habían dejado de ser sus favoritas, aunque esta vez por lo menos la sensación de un despertar solo y vacío se aminoraba al sentirse lejos de casa. Como Danielle se lo había dicho e incluso la misma Lily, esa vieja cabaña estaba inundada de recuerdos que tardaría muchísimo en borrar. Aunque había movido los muebles y las fotografías, había cambiado colores y todo lo que estaba a su alcance, era como si Albus siguiese allí, a su lado aunque no pudiese verlo y había llegado a un punto, antes de las cartas en que había querido convencerse de ello, si eso lo hacía sentir mejor.

Scorpius despertó gracias al sol radiante que entraba por el ventanal, la casa de los Weasley era modesta en su interior pero con muchos acabados bonitos y antiguos; por su mente pasó la idea de que quizá era uno de los que mejor vivía de aquella familia y claro, el negocio de la venta y cría de dragones era algo bastante bueno en aquellos tiempos, después del último incidente, tenerlos se había vuelto una necesidad en el mundo mágico y como Charlie era el más viejo y conocido, era evidente que le diera para muchas de las cosas que poseía actualmente.

Talló sus ojos con el dorso de su mano y se fijó en una notita pintada con crayones, sobre su mesa:

"Papi, iré a ver a los dragones con tío Charlie. Volvemos más tarde, te amo"

"Bien, parece que Albus me ha enviado a lidiar con mi soledad a otro lado" -pensó y se estiró para poder levantarse y darse un baño. En una mesa junto al ventanal estaba una charola cubierta por una tapa metálica y Scorpius intuyó que sería el desayuno que Charlotte había preparado muy temprano. Agradecía sin duda la hospitalidad pero no podía entenderlo ni sentirse a gusto, ¿por qué los Weasley lo trataban tan bien? ¿Por qué parecía estarlo esperando? Scorpius no recordaba haberlos visitado con Albus en por lo menos unos cuatro o cinco años y no entendía que era lo que este quería lograr al enviarlo aquí. Si quería enseñarle a estar solo, podía haberlo hecho en Londres, enviar a Ellie con Lily, James o Danielle y darle alguna otra tonta tarea que hacer, en vez de eso, estaba aquí en Rumania sin un propósito que se le hiciera lógico.

Rebuscó en su baúl la ropa de ese día, optaría por algo semiformal, quizá una bermuda, una camisa y aquel par de tenis que Al le había regalado y convencido de usar. Mientras buscaba, parecía sentirlo cerca, escucharlo reír y decirle que se relajara, que todo estaría bien, que tenía que dejar de ser tan serio, divertirse...

-Por favor no me digas que vas a usar eso otra vez Malfoy. Déjame decirte que el blanco no resalta tus rasgos-Scorpius frunce el ceño y mira a Albus a través del espejo que refleja a un muchacho de cabello largo enmarañado, piel morena clara y ojos verdes y brillantes; le sonríe mientras sus brazos se cruzan a la altura de su pecho. Lo está juzgando, no le gusta el color blanco, o no se ve bien, o ambos. ¿Por qué su cabeza nunca puede estar tranquila?

-No creo que a Gubbler le interese si mis rasgos resaltan o no Potter. Hoy es la exposición y tengo que verme... -Albus suspira e interrumpe con un dedo sobre sus labios -formal, ya lo sé, pero... no siempre tienes que ser tan rígido, ¿sabes? -Scorpius lo observa con las mejillas rojizas, a veces desearía ser así, tan despreocupado, tan simple como lo es Al, pero no puede, no puede evitar querer que todo salga perfecto la mayor parte de su tiempo.

El ojiverde le toma el rostro y besa su frente acariciándolo un momento antes de decir algo más-eres un Malfoy, llevas el estilo en las venas, no necesitas esa corbata, ni esa capa para verte perfecto-susurra-pero podemos hacer algo decente con esa horrible camisa blanca y ese cabello engomado-bromea, con sus manos ajustándole los botones y aquellos cabellos dorados.

Scorpius toma su mano y la sujeta entre la suya con fuerza sin lastimarlo, no tiene que hablar para que Albus sepa que es lo que quiere decir, éste ríe y asiente con su cabeza-me has descubierto-

-¿Eres consciente que Gubbler va a verme con la camisa a medio abotonar Potter? No creo tener que recordarte que...-Albus lo silencia con sus labios.

-Gubbler es la menor de mis preocupaciones-murmura sin alejarse un centímetro, con los ojos cerrados y su aliento cálido y suave rozándole la barbilla-porque te amo, y quiero que el mundo vea que no solo eres talentoso e inteligente sino también apuesto-Scorpius ríe y le devuelve el beso. -Ve y haz lo tuyo ¿sí? Todo saldrá bien...-

...

Y siempre se aferró a esas palabras, aunque sintiese que eran la más cruel de las mentiras.

Decidió no bañarse hasta más tarde, aún tendría tiempo y quería explorar el lugar. Comenzó a guardar todo de vuelta en su sitio y el cofrecillo con las cartas de Albus, dio un salto largo hasta sus pies. «Las cartas...» por poco se olvidaba que aún quedaban suficientes para mantenerlo ocupado, que quizá podría leerlas todas antes de seguir con su vida, quizá podía darse un adelanto de los planes de Potter y prepararse mentalmente para su siguiente locura.

Tomó el cofre y una de las cartas de su interior se elevó en el aire, no era como las otras y tardó varios segundos en percatarse que esta era un vociferador.

"¡Hey! Cariño, ¿me extrañaste?"

-Scorpius se cubrió la boca con sus manos y sintió sus ojos desbordarse en llanto. Cinco años, cinco largos años de no escucharlo hasta este momento-

"¡Cielos! Es tan reconfortante poder hablarte después de todo este tiempo. Te extraño, te extraño cada segundo desde que no estamos juntos. Sé que tú también lo haces, te siento aunque no pueda verte, aunque no esté ahí"

-Albus hablaba y hablaba y Scorpius, él no podía contener sus lágrimas, los latidos acelerados de su corazón en pena, ¿cómo había podido acostumbrarse a su ausencia de esta forma? Era inhumano y él, él también podía sentir a Albus, lo hacía cada minuto y día de su vida-

"En realidad pensé mucho en dejar esta carta para este momento, quería que Ellie me escuchara, que vieras su carita ilusionada, que supiera que no he dejado de pensar en ambos ni un segundo, que los amo y que siento mucho todo, todo lo que ha pasado. Pensé en ti y en que estoy seguro que cinco años no te han sido fáciles, que cuidarla sin mi ayuda no es lo mismo, que estamos lejos y que me he perdido los mejores momentos a su lado, a tu... lado. Puedo asegurarte mi amor que te has dejado la barba, que tus ojos se ven tristes y apagados, que tu trabajo se ha estancado y también tú"

-Scorpius asentía, asentía con los ojos llorosos, con el pecho ardiendo en pena-

"Y lo entiendo, entiendo que no sepas como seguir y olvidarte de todo esto por completo. Siendo otras circunstancias, podría haberte dicho que fueras con Lily o mi hermano James, con mi padre y que borraran tus recuerdos, pero ¿qué somos sin ellos? ¿Sin los sentimientos que hemos vivido con cada una de las personas a nuestro alrededor? Los necesitas, necesitas el dolor como las memorias. Te necesito y que sepas que no haría esto si no estuviera seguro de que al final volveremos a estar juntos, que la recompensa vale cada segundo de una larga espera.

¿Recuerdas la primera vez que nos separamos? Te dije lo mismo, que volveríamos a estar juntos, que todo estará bien y mantengo mi promesa. Sólo tienes que confiar, tienes que... ayudarme y sonreír, vivir otra vez como siempre lo has hecho. ¡Eres un Malfoy! Mi Malfoy... "

«Todo estará bien, todo estará bien» se repetía entre sollozos, con el silencio como acompañante y un montón de papeles en el suelo que le aseguraban que volvería a verlo otra vez si tenía la suficiente voluntad para volver a creer...

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Mil cartas y un regaloWhere stories live. Discover now