6. Un regalo poderoso

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Si bien después de haber escuchado a Albus, algo se había quebrado en su interior, no era tan intenso como antes de las cartas o las otras veces, pero estaba ahí como un recordatorio importante. Scorpius sentía una fuerza extraña en sí mismo y aunque estaba desesperado por respuestas, era un sentimiento de motivación que le exigía seguir adelante y terminar, como Al se lo había pedido. ¿Sería que si podría verlo otra vez? —se preguntaba. Y esperaba descubrirlo hasta que llegase a la última de esas endemoniadas cartas, al menos ahora tenía una pista que seguir y era más clara que las otras.

El reloj marcó las seis, Ellie aún no volvía a casa, así que decidió ir a buscarla para llevarla a la colina que Albus había mencionado, después de todo, el viaje había sido también para pasar tiempo con su hija y así lo haría.

El criadero de Charlie estaba un par de metros bajo la casa y la cueva donde había obtenido aquella caja negra que por poco le costaba la vida y que ahora que recordaba, aún no había abierto. Caminó hasta allí con cuidado de no toparse con inquilinos indeseables y los encontró volando sobre pequeños ejemplares exóticos, Ellie estaba montada sobre un kenix de montaña y Weasley y su esposa en uno que no reconoció a simple vista. Los ojos se le iluminaron al verla, era el retrato de Albus, pequeña, intrépida y valiente, con ese nido alborotado en la cabeza y una sonrisa brillante, su única y más maravillosa hija. Albus tenía razón, por ella, todo valía la pena.

—¡Papi!—gritó la rubia a unos pasos de donde él se encontraba. Charlie y su esposa también lo saludaron y Scorpius devolvió el gesto con gentileza y alegría. Por un momento como ese, por ver a su única hija feliz, podía intentarlo.

Cuando los tres regresaron a tierra, Scorpius estrujó a su hija con cariño y le susurró al oído lo mucho que la amaba. Estaba consciente de que Ellie lo sabía pero decírselo siempre era importante; sobre todo ahora después de perder a Albus, podía estar seguro de que nunca se sabe cuándo es el último día con aquellos que amas y no estaba dispuesto a sufrir más, a sentir pena por no haber dicho antes todo lo que quería decir. —Veo que te divertiste mon, tendremos que comprarte unas botas nuevas, ya no estoy seguro si eso que tienes puesto está hecho de lodo u otra cosa—bromeó Scorpius y la pequeña se rio a carcajadas, con sus pálidas mejillas rojizas por el cansancio y la pena de lo que su padre acababa de decir.

—Tío Charlie dice que puedo quedarme con un kenix, ¿puedo papi? ¿Puedo llevarme uno? —Scorpius exhaló con pesadez. ¿Dónde metería un dragón de vuelta a casa? Aunque fuese un ejemplar pequeño, no era algo que cupiese en un tren o fuese una verdadera mascota, además que el clima no le sentaría tan bien. El rubio pensó en todo.

—No queremos separarlo de su familia cariño, que dices sin vez de que nos lo llevemos, lo dejamos con sus hermanitos y lo visitamos... cada semana ¿te parece bien? —Ellie hizo un puchero, cruzándose de brazos mientras Scorpius la cargaba con agilidad.

—Es un buen trato pequeña, aquí estará bien cuidado y estoy seguro que no va a olvidarte si lo ves tan seguido—comentó Charlie y Ellie lo miró con sus verdosos ojitos cristalinos, si bien era una niña tranquila, también Scorpius sabía lo caprichosa que podía ser cuando realmente quería algo.

—¿Lo prometes tío Charlie?—el pelirrojo asintió.

—Nosotros iremos a descansar un rato, Lottie tiene algunos pendientes y seguro que tendrán hambre cuando regresen a casa—Scorpius hizo un gesto con la cabeza y sonrió en dirección a Charlie. —Quizá les gustaría visitar la colina de los amantes, es un lugar bastante tranquilo y natural, paisajes como esos ya no se ven todos los días...—Charlie acarició el cabello de Ellie y guiñó un ojo a Scorpius antes de marcharse, así que también sabía sobre la dichosa colina y si tenía dudas respecto a todo este viaje, definitivamente ahora corroboraba sus sospechas. Toda la familia se traía algo entre manos y lo averiguaría así fuese lo último que hiciera.

Mil cartas y un regaloWhere stories live. Discover now