Capitulo 1

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Durante siglos vivía en lo más profundo de la oscuridad, asesinando a gente inocente solo por placer, solía asesinar todo aquello que me estorbaba, robar al igual que destrozar aldeas para obtener lo que quería, tales acciones llamaron la atención de una sacerdotisa llamada Midoriko, con quien mantuve una fuerte rivalidad por años, pero un día cuando fui herida gravemente por un Daiyokai llamado Horuko, Estaba demasiado débil como para sanar mis heridas por mí misma.

Maldición -gruñí, las heridas de mis brazos y espalda eran muy profundas, me recosté debajo de un árbol esperando a que llegara mi final.

Al poco tiempo mi vista se pone más pesada, mientras mi cuerpo se tornaba más frío.

Después sentí como el calor invade mi cuerpo poco a poco, no podía mover mi cuerpo, mi vista se abre con pesadez.

Cuando mi vista se aclara note que estaba en una cabaña con paredes gastadas y con musgo, señal de que fue abandonada hace mucho tiempo.

Haz despertado...-gire mi vista hacia la voz femenina.

¡Tú!...-pronuncie débilmente, trate de levantarme pero al hacerlo mi cuerpo tiembla visiblemente.

No te muevas -Ordena- tus heridas aun no sanan...-

Tks...-gruñí, volví a recostarme. Midoriko, comienza a crear un tónico para después untarlo en mis heridas.

Sanaran por si solas -en tono indiferente.

No lo hará -dijo seria- estas muy débil como para regenerarlas...-mientras seguía en lo suyo.

¿Porque? -la mujer la mira confundida- ¿porque haces esto?

Porque te necesito con vida...-Mis ojos se amplían.

Hmp!...ya entiendo -sonreí de costado- bueno sin mí no tendrías diversión...-con tono arrogante.

En parte es verdad -responde sin mirar- pero, es por otro motivo por el cual te estoy salvando...

¿Motivo?-pensé.

Ve al grano -dije impaciente.

Quiero que seas mi Familiar...-me mira decidida, solté una carcajada.

Hahaha Yo, tu familiar hahahaha...-dije carcajeando- que ingenua!-sonreí sádicamente- soy una Daiyokai...no estoy bajo el mando de nadie...-La mujer solo suelta un suspiro.

Bueno lo intente por las buenas-dice moviendo ligeramente la cabeza- tendré que hacerlo por las malas, del bolsillo de su traje saca un collar de Oro blanco en forma de libélula.

Mis ojos se amplían al extremo.

¡¿DE DONDE SACASTE ESO?! -dije enojada y con cierto tono de pánico.

Oh...-musito- al parecer mi teoría es cierta...-dice mientras lanzaba el collar hacia arriba repetidas veces y jalaba de la cadena del colgante.

¿Qué haces? maldita, devuélvemelo-intenta quitarle pero sus heridas no se lo permitían.

Con que este collar es muy valioso -pone las manos en su mentón- ¿significa mucho para ti?-la mire furiosa- Hmp al parecer si...

Maldita, dámelo...-se lanza contra ella, pero la sacerdotisa salta unos metros, la Daiyokai cae violentamente contra el suelo- ¡Te matare!...

Si claro-dijo burlona- que tal si hacemos un trato-se sienta y mira la chica de cabellos blanquecidos- te vuelves mi familiar y cumplirás mis órdenes, como mi servidora o de lo contrario destruiré el único recuerdo valioso de tu hermana...-

No te sientas tan confiada -sonreí, mis heridas comienzan a regenerarse, con un poco de dificultad me levante. La sacerdotisa retrocede un poco y saca una daga.

____ ataca a la mujer esta solo esquiva sus ataques, las garras de la peliblanca logra destrozar un árbol.

¿Qué pasa Midoriko?-la mira de reojo- ¿que ya no eres tan valiente?-Midoriko ignora sus comentarios y esquiva sus movimientos.

La sacerdotisa logra desviar un ataque y se acerca corriendo hasta la chica, logra herirle el brazo izquierdo y se aparta.

¡Pero que cobardía! -Midoriko le enseña el filo de la daga, la cual estaba manchada con la sangre de Daiyokai. Toma un collar de cuentas hecha de perlas blancas.

¡NO!-grito desesperada la peliblanca, y corre hasta la sacerdotisa.

Pero ya era tarde, la mujer ya había depositado su sangre en el collar, tiñendo las blancas perlas en un rojo carmín, al instante unos brazaletes aparecen en las muñecas y tobillos de ____, volviéndose invisible.

No -mira sus muñecas- ¡No! -Mira a Midoriko- maldita...-corre con intenciones de matarla.

¡Quieta! -ordeno, la chica se detiene- que obediente...

Fue uno de los días más devastadores para mí, había perdido mi orgullo y mi dignidad como Demonio. Estaba furiosa con aquella humana repugnante.







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Corazón HumanoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon