Esos chicos que causan impresión

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La indiferencia es un arma, que corta y hiere en lo más profundo del alma.

El sonido del timbre era como un canto de ángeles.

Detestaba la clase de Historia, no veía la utilidad de esta, ¿de qué servía saber lo que hizo un montón de gente que ya ni existe? Aún más importante, ¿Qué pasaba con el resto de la gente de esa época?

Era una de las más grandes injusticias de la vida.

Bueno, así era más fácil o si no tendría que memorizar más nombres.

Miro a Simón que estaba sentado a su lado, esta medio adormilado y con las gafas torcidas, sonrió, al menos era reconfortante saber que no era la única a la que le aburría esa clase.

-Simón- lo llamo, mas este no se inmuto-. Simón- lo intento de nuevo-. ¡¡Simón!!

-Te escuche la primera vez- gruño este levantándose del asiento y desperezándose.

-Entonces, debiste contestarme- bufo la pequeña pelirroja-. La próxima vez, te dejare aquí tirado, así no comerás nada.

-Ya, está bien, lo siento.

-Eso está mejor- sonrió y ambos salieron del aula, habían sido mejores amigos desde la primaria, por lo que Clary conocía a Simón como la palma de su mano, a veces incluso mejor que él.

-¿Me acompañas al baño?- le pregunto la pelirroja, después de haber guardado sus cosas el su casillera.

-Clary, querida amiga, no soy una chica- se burló el otro-, además no entiendo la necesidad de las chicas de siempre ir acompañadas al baño.

-Que cruel, y yo que quería invitarte a ver los lavados de las chicas.

-¿Qué crees que pasaría si una chica me ve allí?- pregunto con un escalofrió-. Me tacharían de pervertido lo que dure en la secundaria.

-Está bien, iré sola- le saco la lengua antes de entrar, a pesar de que Simón era como su hermano, a veces no podía evitar divertirse a su costa.

Se demoró un poco más para sacarlo de quicio, pero cuando salió no espero ver a Isabelle Lightwood, retocándose frente al espejo.

La sorpresa causo que se quedara quieta en su lugar observando a la otra chica: Isabelle Lightwood podría ser sinónimo de perfección, la envidia de toda chica, su piel era pálida y tersa, su maquillaje perfectamente puesto, su cuerpo estilizado (envidia de toda supermodelo), sus ojos negros indiferentes.

Los ojos negros le echaron un vistazo a través del espejo, no había rastro de algo allí, era como si estuviese viendo la pared.

Clary se lavó rápido las manos y salió de allí apresuradamente, para encontrarse con un Simón igual de incomodo que ella.

¿Cómo no estarlo cuando Alec y Jace Lightwood están a solo unos pasos de ti?

Al igual que su hermana, Alec tenía una piel muy blanca, su cabello negro despeinado siempre le daba un aire de desinterés y la ropa desgarrada solo lo incrementaba, pero a diferencia de su hermana, Alec poseía unos bellísimos ojos azules, que hacían suspirar a más de una cada vez que lo vean, aunque su mirada era tan indiferente como la de Isabelle.

Por otro lado, Jace no era remotamente parecido a sus hermanos, era rubio, con unos ojos dorados brillantes, labios perfilados, rostro cuadrado, todo en el parecía gritar acércate, pero cuando te fijabas bien, era igual a la de sus hermanos.

Tres pares de ojos indiferentes ante todos los que los rodeaban.

Tres chico de apariencia perfecta, como salidos de la televisión, que habían revolucionado al instituto por su atractivo. Aun recordaba perfectamente cuando habían llegado hace tan solo dos años.

***

Apenas había iniciado un nuevo año en la secundaria y los Lightwood habían llegado como una tormenta a arrasar.

La primera vez que Clary los vio fue en los pasillos: caminaban a la par, parecían modelos caminando en una pasarela, rodeados por los demás alumnos, Isabelle estaba en el centro luciendo tan extraordinaria, con tacones altos, para tener apenas 14 años, sus hermanos flaqueaban a su lado, como guardaespaldas.

Para esa entonces, Camille Belcourt, conocida como la reina del instituto, se había acercado y posicionado frente a ellos, parado su "desfile"

-Hola, mi nombre es Camille, un gusto conocerlos- los hermanos la miraron un momento y luego entre ellos-. Bueno, aquí tenemos un par de reglas, si las siguen nos llevaremos bastante bien- le guiño un ojo al mayor.

A pesar de la sonrisa simpática e hipócrita de la rubia, ninguno de los tres reacciono, solo la observaron en silencio y siguieron su camino.

Para el resto de los chicos eso fue una sorpresa, ¿acababan de ignorar a Camille?, ¿la gran Camille?, ¿pasaron de ella?

Eso dio mucho que hablar y a aquel que se acercara a los Lightwood, terminaba ignorado y ofendido. Estos se sentaban aparte de todos, nunca nadie los había escuchado hablar con otro alumno, ni siquiera habían escuchado sus voces.

***

-Vamos- murmuro Simón, aun con la mirada en los hermanos.

Los ojos dorados la miraron y por un segundo se le fue el aliento, había algo más allí, detrás de la frialdad, había algo escondido en esos ojos.

Y costase lo que costase ella lo descubriría.


Nota de autor:

Lamento que sea tan corto, pero los tres primeros capitulo son así y luego ya se volverá más emocionante. El por que son tan cortos, porque es como un introducción para la historia.

Espero que no les moleste y que les haya gustado este primer capitulo.


Secretos a voces (AU)Where stories live. Discover now