La Historia detrás de una familia

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Las penas que acompañan a una familia son las más dolorosas, pues estás son para siempre.

Clary aún no terminaba de entender como había terminado sentada en la misma mesa que los Lightwood.

Desde que se habían vengado de Camille, los Lightwood habían cogido la costumbre de sentarse con ellos, esto era buen. Para casi todos: Maia no estaba tan contenta y ahora estaba en la mesa de su exnovio Jordan.

Jordan era muy adorable, tanto como persona como novio, era atractivo, sabía cantar, tocaba la guitarra. Clary aún no sabía porque Maia había terminado con él.

Simón no lucia incomodo con la presencia de los Lightwood, Clary era capaz de decir que hasta lucia muy cómodo con Isabelle.

Mientras que Jace, bueno, Jace era diferente de cómo había pensado. Era sarcástico y divertido, era altanero y no tenía miedo de decir lo que pensaba.

No podía dejar de pensar en él.

Isabelle parecía haberse auto declarado su mejor amiga, hablaban casi siempre e Isabelle la invitaba siempre a su casa.

Ahora pasaba casi todo el tiempo en la casa de los Lightwood. Y algo de los que se había dado cuanta era que sus padres nuca estaban en casa, no había preguntado.

Ese día, mientras estaba en la habitación de Isabelle un pensamiento cruzo su mente.

-Isabelle- llamo a la chica que estaba arreglándose el cabello-. ¿Puedo preguntarte algo?

-Seguro.

-¿Dónde está Maxwell?- había tratado de preguntarlo delicadamente, no funciono-. Lo siento, no sono como quería.

Isabelle se quedó quieta, muy quieta.

-No es algo de lo que me guste hablar- Isabelle bajo el maquillaje suavemente, arreglo sus cosas delicadamente y se levantó-. Iré a preparar algo, ¿quieres algo?

-No, gracias- negó.

Isabelle salió de la habitación mientras Clary se abofeteaba mentalmente.

-Isabelle es algo sensible con ese tema- Jace la miro desde la puerta, sus ojos dorados eran más brillantes que nunca-. ¿Cómo lo supiste?

-Ah- Clary se quedó en blanco-. La foto, en el pasillo, es de un niño, supuse que debía tener algún parentesco.

-Se parece a Alec cuando tenía su edad- Jace se sentó a su lado-. En cierta forma, son muy similares.

Clary miro fijamente a Jace, detestaba que fuese tan atractivo, la distraía y mucho.

-¿Alec era así de pequeño?- pregunto tratando de mantener la conversación.

-Un pequeño niño de grandes ojos azules- dijo Jace con voz perdida-. Cuando lo conocí era tímido y muy retraído. Fue la primera persona con la que me vi capaz de hablar la primera vez que entre aquí.

Clary lo miro sorprendida.

-¿Cómo...?

-Sé que los sabes- comento el rubio con una sonrisa sarcástica-. Conozco la mirada que te dan las personas cuando descubren que eres adoptado. Un toque de pena y melancolía.

-Lo siento- se disculpó la pelirroja avergonzada-. No pretendía...

-Está bien- soltó una sonrisa de confianza-. Estoy acostumbrado, cuando me adoptaron los Lightwood pensé que iba a odiarlos, que solo serían una familia más, que nunca podían remplazar a mi verdadera familia. Me equivoque, me acostumbre a convivir con esos chicos: con la niña malcriada que me seguía a todos lados para que fuese su amigo; al niño serio que leía libros en lugar de ensuciarse de barro que se transformaría en mi mejor amigo con el tiempo; al pequeño bebe que adoraba ser cargado y con el tiempo, yo adoraría cargarlo.

Secretos a voces (AU)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora