Epílogo

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Acompañenme en esta triste historia...

Acompañenme en esta triste historia

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Sufran todos conmigo...

Naaaaaaaa.... Aquí está el epílogo.

Era el cumpleaños número dieciocho de Max Lightwood.

Hubo un tiempo en el que Max creyó que no llegaría ni a los doce años, por eso cada cumpleaños que había tenido desde entonces era un victoria silenciosa para el. Llegar a los dieciocho, a la mayoría de edad, era el punto definitivo de su recuperación.

Max se sentía más joven de lo que realmente era, después de todo se había perdido dos años de su vida, ser mentalmente menor a su cuerpo no era una tarea fácil; había tenido que esforzarse mucho en la escuela, tenía que prestar atención a las personas: sus se expresiones, su modo de actuar. Lo hacían sentirse menos raro.

Miro por la ventana donde sus hermanos se encargaban de organizar la mesa.

Se habían esforzado tanto en hacerlo feliz los últimos años, en tranquilizarlo cuando Max tenía esos pensamientos pesimistas ha cerca del coma, lo habían acompañado en cada paso de su vida y no podía estar menos agradecido por ello.

Verlos feliz era el regalo que Max más apreciaba.

Había sido sorprendente saber que Jace habría sido el primero en casarse, Max siempre lo imagino como un alma libre pero lo había alegrado cuando anuncio su compromiso. La boda había sido muy bella, aunque se negó a ser el paje (¿que pensaba Jace?) Y como habría sido lo esperado Alec había sido el padrino.

Se sentía emocionado de haber alcanzado (bueno, casi), la altura de Alec. Había decidido no ingresar a la universidad de inmediato, había viajado con el hermano de Clary lo cual no le había caído muy bien a Magnus, pero siempre se mantenía a comunicado con todos, y cuando volvió le tomó poco tiempo para mudarse con su novio.

Y aunque Max lo extrañaba varias veces siempre lo recibían en su hogar, cuando Max necesitaba estudiar o cuando quería ver películas, siempre lo recibían.

Quería encontrar a alguien que lo quisiese como a su hermano.

Y bueno… su hermana que siempre había sido impredecible se había hecho cargo del negocio familiar, estaba estudiando muy duro para enorgullecer a su padre y Max estaba muy feliz por ella al igual que Simón.
Parece que después de mucho la vida de los Lightwood tomaba el camino que merecía.

-Max- la voz de Alec interrumpió sus pensamientos, no se dio cuenta el momento en que había entrado a su cuarto-. ¿No quieres bajar?

-Esperare a que este la cena- respondió, se acercó a él y tomó su mano-. ¿No es exagerado?

-Tu fuiste el que dijo que siempre quería recordar lo afortunado que eras en cada cumpleaños.

-Con algo más íntimo estaba bien.

-Tendrás que soportarlo.

Bajo con su hermano, el olor de la comida estaba por toda la casa y lo confortaba de cierto modo.

-¡Max!- su hermana lo apretó en un gran abrazo haciéndolo sonreír-. No puedo creer que cumplas dieciocho, ya eres todo un hombre.

-Izzy, estas exagerando.

Su hermana lo apretó en un nuevo abrazo dejándolo sin aire, Isabelle estaba cogiendo la costumbre de su familia de quitarle el aire a base de abrazos.

-Maxie- Jace fue el siguiente en abrazarlo, Max esta orgulloso del hombre en que se había convertido el rubio.

Lo había acompañado hace un año a Londres, los Herondale había resultado una familia extraordinaria para el, en especial Will que parecía regodearse alrededor de su esposo. Los recién casados parecían hacerle competencia a Jace y Clary.

-Deja de crecer, me haces sentir viejo- pidió el rubio provocando que lo golpease.

-Estas envejeciendo- acepto la chica.

-Tu no estas seguro más joven.

-Ya… dejen de discutir- ordenó el mayor.

Max esperaba que Alec fuese padre pronto, tenía todo ese ánimo paterno y ahora que Max cumplía la mayoría de edad sabía que debía liberar todo esa energía paterna con alguien mas (sus infantiles hermanos no contaban).

-Es hora de sentarnos antes de que mamá venga a arrastrarnos.

Comer en familia siempre era toda una odisea (le encantaba decirlo porque le gustaba mucho el libro*), con los comentarios de sus hermanos y las inquietudes de sus cuñados.

Con su crianza había aprendido a defenderse bien de los comentarios y a responder muy bien contra ellos, era muy irónico en realidad.

-Me imagino que cuando Max ingrese a la universidad si experimentará bien los romances.

-No lo definas antes de tiempo- comentó su padre, no era muy favorable pensar que los hombres de su familia habían tenido experimentos homosexuales.

Max aún no había salido con nadie, no se había interesado en una chica ni en un chico pero no lo descartaba, solo esperaba encontrar a alguien que lo quisiese lo suficiente sin importar su género.

-No tengas prisa por eso.

-La idea de encadenar me es mas de mis hermanos que mía.

-¡Max!- gritaron los tres provocándole una sonrisa.

Max se mantenía feliz siempre que escuchaba las voces de sus hermanos llamándolo.

*Me encanta la Ilíada y la Odisea, así que decidí que a Max también.

Nota:
Bueno... vieron mi triste historia al inicio, resulta que mientras escribía mi celular se descargo y cuando lo encendi e iba a seguir escribiendo el documento no abría. Así de triste es mi vida. 😢😢😢

Pero bueno, las cosas tenían que seguir, así que me tocó reescribir el epílogo tal vez eso explique lo corto que quedo.

Espero sinceramente que les haya gustado, esta novela inicio con una llamado de los Lightwood hacia su pequeño hermano y quería que terminase de igual modo.

Así que si, esta novela tuvo muchos traspiés: atrasos, borradas, un computador muerto (RIP por el), reescrituras, mudanzas, entre otros. Pero logramos llegar al final, estoy orgullosa de ella, porque este es el primer fanfic mío que logró terminar y espero terminar los que vienen.

Nos leemos luego y los quiero a todos... 😘😘😘

Extra 1 ➡ Martes 27
Pista.    ➡ Celine Herondale.

Secretos a voces (AU)Where stories live. Discover now