Los antisociales son mejores que las putas

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Los amigos son la familia que eliges.

Magnus llego a casa con una gran migraña.

Su teléfono no había dejado de sonar, Camille lo había llamado varias veces, él solo la ignoraba tratando de superar el mal trago que le había hecho pasar.

Todo lo malo había iniciado cuando Camille interrumpió la amena y muy especial que Magnus y Alexander compartían y después dijo esas cosas horribles.

Magnus había quedado en shock y cuando por fin pudo reaccionar se dio cuenta de que el chico de ojos azules ya se había ido. Se golpeó mentalmente varias veces antes de ir tras el para disculparse Camille se lo impidió y fue ahí cuando empezaron a discutir.

Le había reclamado por comportarse tan mal con un chico que ni siquiera conocía, luego ella se lo había devuelto diciendo que él tampoco lo conocía y le prestaba más atención a el que a ella.

La discusión termino en nada y no habían hablado hasta ese día en la cafetería.

Había tratado de disculparse con Alexander pero el chico simplemente lo ignoraba: cuando lo veía salía corriendo quien sabe a donde y cuando trataba de hablar con él en clases, este simplemente volteaba el rostro.

Le dolía.

Cuando lo vio allí, con sus grandes ojos mirándolo mientras discutía con Camille, decidió que no podía seguir así. No sería el perrito faldero que siempre andaba detrás de Camille.

Hizo lo que tenía que hacer.

Termino esa enfermiza relación.

Ahora lo siguiente que debía hacer era hablar con Alexander, mirar sus preciosos ojos y tratar de que lo disculpara.

Pero por ahora solo quería dormir y tomarse una aspirina para el dolor de cabeza.

El timbre sono.

Como siempre, alguien allá arriba lo odiaba.

Abrió la puerta con lo que supuso seria la cara de un vagabundo.

-Te ves...- Catarina como siempre trataba de hacer sonar las cosas mejores de lo que eran.

-Horrible- y Ragnor siendo tan agradable.

Magnus los dejo pasar, tratando de que su cabeza no explotara. Catarina lo miro y saco unas pastillas de su bolso. Por eso la adoraba.

Se tragó la pastilla sin molestarse en servir agua.

-Trajimos pizza- comento ella con alegría-. Aunque no es noche de pizza pensamos que la necesitarías.

-Estoy bien.

Lo peor de todo, era que Magnus si se sentía bien, era como si se hubiera quitado un peso de encima.

-Debes estarlo- comento Ragnor-. Después de todo te libraste de la vampiresa roba almas.

-¡Ragnor!- lo riño Catarina y Magnus no pudo evitar reírse. Lo que al final termino con ellos tres riéndose.

-Acertaste con la pizza- Magnus tomo un pedazo.

-Lo sé.

Ragnor y Catarina eran sus amigos de toda la vida, mientras su padre era un demonio chupa almas, lo que evitaba a Magnus seguir sus pasos eran los dos niños desinteresados que vivían cerca suyo.

Secretos a voces (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora