Capítulo 17.

19.4K 999 25
                                    

Cierro la puerta principal de casa y me dirijo a mi cuarto. Subo las escaleras y, nada más llegar, me lanzo a la cama y sus ojos vienen a mi mente, así haciéndome recordar lo viva que me siento cuando pienso en él y el corazón se me acelera.

Tras estar unos minutos en los cuales pienso en mi profesor, me incorporo de la cama y me dirijo al escritorio, saco el cuaderno de matemáticas junto la calculadora y el libro.

Los primeros diez minutos intento concentrarme en estudiar, pero solo me viene a la mente aquellos ojos marrones que quiero que me miren siempre, pero es imposible.

-Joder, no. No puedes quedarte prendada de tu profesor. No le quieres - intento convencerme.

Repito diez veces más todo hasta que creo que yo misma me lo he creído. A los minutos me dispongo a estudiar, así dejando por unas horas aquellos ojos que aparecen en mis sueños.




***


-¡Lucía, a cenar!- me llama mi madre desde la planta de abajo.

Mi madre me saca de mi trance mientras estudio. Me dirijo al baño a desmaquillarme y cambiarme de ropa.

Mientras me desvisto, observo mi ropa y me percato de que tan solo la uso para atraer su atención, cosa que no consigo.

-¿Hasta que punto has llegado, Lucía? - me autopregunto.

Bajo corriendo las escaleras y me dirijo a la cocina, me siento en la encimera mientras observo como mi padre cocina.

-Cariño...- me llama mi madre.- Este es Eric, el hijo de Paola.

Volteo y veo a un chico rubio, sonrío y me acerco para plantarle dos besos en la mejilla, a lo que él me corresponde.

-Encantado...

-Lucía - le digo con una sonrisa.

Sonríe.







La cena transcurre entre las dos familias, Paola y mi madre son viejas amigas del instituto que todavía mantienen el contacto a pesar del tiempo que hace que se conocen. Eric y yo entablamos conversación, él tiene novia,-por lo que me ha dicho-, así que no le tomo importancia a su estatus social, ni él al mío, o eso llego a creer.

-Bueno, y dime, ¿a qué curso vas?- pregunta mientras corta un pedazo de carne.

-Ahora mismo estoy a punto de acabar segundo de bachillerato - le comento.

-Pensaba que eras más mayor.

Sonrío vergonzosa.

-Suelen decírmelo...- murmuro.- ¿Y tú?

-Estoy estudiando la carrera de ingeniería - sonríe.- ¿Tú que tienes pensado estudiar?

-No lo sé, no me llama la atención nada.

Ríe a carcajadas.

-Me encanta la cara que pones cuando piensas.

Ríe y yo le acompaño también riendo a carcajadas.

-Un día me puedes pasar a buscar a mi instituto, así te enseño un poco la zona -propongo.

Asiente con la cabeza.

-¿Mañana?

-Perfecto - acepto sonriente.

Tenía un plan, voy a intentar poner "celoso" a Federicco, si eso se puede conseguir. Seré cruel, pero quiero saber si tengo algún efecto sobre mi profesor.






La cena transcurrió animadamente, Eric era un chico realmente gracioso, lo malo es que sería un juguete mañana.

Al acabar, me dirijo a mi habitación, me lanzo sobre la cama y me quedo mirando el techo mientras pienso en mi profesor y sus ojos hasta quedarme profundamente dormida.



***


Faltan cinco minutos para que finalice el instituto por hoy. Golpeo, a toques, la punta de mi lápiz sobre la fría madera de mi pupitre mientras miro a mi profesora de lengua explicar las obras y la vida del famoso poeta, Dante Alighieri.

Los cinco minutos pasan lentamente hasta que se escucha el timbre. Recojo mis cosas poco a poco ya que he observado que Federicco sale cuando no hay mucha gente en el instituto.

Tras recoger, llevo los libros a la taquilla y los meto para luego ir directa a la salida. Puedo notar detrás de mí su fragancia y que está mirándome.



Miro por encima del hombro para comprobar si era verdad, y en efectivo, está detrás de mí. Sonrío y voy corriendo hacia Eric, que está a unos cuantos metros de distancia. Me acerco él y le abrazo.

-Hola - dice riendo.

-Buenas tardes - digo después de besarle la mejilla.

Volteo y veo a Federicco escribiendo en su teléfono, y ahí supongo que no ha visto nada. Me pego una bofetada mental mientras le veo tras subirme al coche.


Me fijo en que el coche de Eric tiene los cristales tintados, así que puedo mirarle sin que se percate de ello.

El chico arranca el coche y observo cómo Federicco levanta la mirada y mira hacia donde yo me encuentro durante varios segundos para después emprender camino a algún lugar.

-¿Te llevo a tu casa?- pregunta Eric sacándome de mis pensamientos.

-Sí, claro.

El camino hacia mi casa fue entretenido, Eric cada día me sorprendía más. Al principio di por sentado que era el típico chico lleno de testosterona y chulería, pero no fue así.

-Bueno, hemos llegado - dice después de aparcar.

-Si quieres puedes entrar, eres bienvenido.

-No, tranquila - sonríe.- Tengo que ir a buscar a Lorena. Hasta luego.

Asiento y sonrío.

-Adiós, Eric.

Entro en casa y me encuentro a Cristina tumbada en mi cama llorando mientras Nuria la consuela. Tiro la maleta al suelo y me subo rápidamente a la cama para abrazar a mi amiga rubia, mientras la abrazo le hablo a Nuria para saber que ha pasado.

-Me ha engañado - solloza Cristina.- Me ha sido infiel.

Cristina no cesa su llanto, y maldice cada cinco minutos a Alfonso por haberle sido infiel. Nuria y yo nos dedicamos a mirar y consolar a Cristina toda la tarde.

- ¿Y con quién te ha engañado?- pregunta Nuria.

- ¡Es que eso es lo peor!- exclama mientras se limpia la nariz con un clínex.- ¡Con su ex novia!

Vuelve a sollozar.

- Por eso nunca me quiero enamorar- digo mirando a un punto cualquiera.- Porque se pasa la mayor parte del tiempo sufriendo.

-Bueno, tú tampoco te libras - dice Nuria.- Estás enamorada hasta las trancas de Federicco.

-No estoy enamorada.

-Si que lo estás, Lucía. Y ya supongo que sabes cómo acabarás...-advierte Cristina.

-Es que yo no le quiero... Ay, no sé - me quejo confusa.

- Estás enamorada - repite Nuria.

-Yo...

-¿De verdad no le quieres?- me interrumpe Cristina.

Suspiro.

-No lo sé... - murmuro confusa.- Pero, igualmente, es imposible.

Y, en ese momento, me doy cuenta de que no puedo amarle, porque si le amo me dolerá y sufriré, y yo no quiero sufrir.

Quiéreme, profesor.Where stories live. Discover now