Epílogo.

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Tiempo después...

Cristina sube la cremallera de mi vestido y suspiro; me ha costado mucho dinero comprarlo para que ahora no me valga. Me recojo el pelo y me lo coloco hacia un lado para después empezar a maquillarme. Hoy es la boda de Nuria con Carlos tras esperar mucho tiempo.



Observo, desde el espejo, cómo Nuria se encuentra estresada y arreglando los últimos detalles de la boda mientras habla por teléfono con su padre.

-¡Papá, que faltan solo dos minutos para empezar!- exclama histérica.

Acabo de maquillarme y, después de eso, Cristina se ofrece a trenzarme el pelo. Mientras se encuentra haciendo esa acción, ambas observamos a Nuria exasperarse y dirigir a sus damas de honor.

-Espero no estar así el día de mi boda...- me dice.

Río.

-Quién sabe, algún día Pablo te lo pedirá...

Abre los ojos y me mira para después negar con la cabeza reiteradas veces. Tras finalizar la conversación, observo como Cristina peina mi pelo y me lo coloca hacia un lado.

-Ya está.

-Gracias, amiga.

La abrazo fuertemente y después vemos a Nuria abanicarse y quejarse del calor que hace.

-¡Madre mía como estás!

-¿Cómo?¿Se me ha deshecho el peinado?

Nuria se dirige corriendo al espejo y observa su pelo rojizo para después suspirar y contemplarse. Cristina y yo nos posicionamos a ambos lados de ella y miro nuestro reflejo.

La novia se encuentra con un vestido de palabra de honor blanco, Cristina con uno verde que sujeta de un tirante desde un hombro, y yo igual que ella pero de color morado. Nos observo por última vez y sonrío.

-Esta será nuestra última vez antes de que dejes de estar soltera.

Nuria me mira y lágrimas salen de sus ojos.

-No sabéis cuánto os quiero...- nos dice.

Nos abrazamos las tres para después separarnos y limpiarnos las lágrimas que se deslizan por nuestras mejillas.

-Y pensar que algún día estaremos separadas...- digo mientras lloro.

-Nunca pasará - niega Cristina.- A pesar de tener pareja no dejaremos de estar tan unidas como antes, ¿vale?

Nuria y yo asentimos.

Tocan la puerta de la habitación, Nuria responde con un simple "¿Si?", que causa que se abra y tras ella aparezca él; mi amor. Se encuentra con sus gafas de ver deslizadas por su nariz y su pelo castaño oscuro desordenado junto a un esmoquin que cubre su cuerpo.

Nada más inspeccionarle, el corazón me late a mil y recuerdo la primera vez que le vi.

Me siento igual que hace años.

-Hola, chicas - dice mirándonos.- Ya está Carlos, ¿sales?

Nuria sorbe su nariz y asiente.

Federicco le sonríe para después mirarme y enviarme un beso seguido de un guiño que yo recibo sonrojándome. Cierra la puerta y mi amiga junto a mí nos despedimos de Nuria.

-Todo irá bien - le digo.











Todos los invitados observamos como Nuria se adentra al jardín donde se realiza la boda. Su pelo rojizo se encuentra recogido en un moño perfectamente hecho y lleva encima suya un velo, y Carlos, con un esmoquin que tapa todos sus tatuajes pero no deja de verse lo atractivo que es.

Al llegar al altar, Nuria y Carlos se miran como si pudiesen con tan sólo ese gesto comunicarse mil palabras y sentidos. El padre recita lo principal en una boda hasta que llega la hora de los votos. Carlos, ansioso, saca un papel de su bolsillo y sonríe mientras observa Nuria.

-Todavía recuerdo cuando te conocí, y podría decirte mil cosas sobre cuando me acosabas o dabas excusas para verme, pero no tengo nada que decir. Cuando te vi por primera vez supe que eras tú, y no tenía duda alguna... Lo sabía por el mero hecho de que contigo me sentía completo, me sentía como en casa... Y si te digo que te quiero, me quedo corto, porque mis sentimientos van más allá de la realidad - suspira nervioso.- He esperado años para tenerte, pero ha merecido la pena esperar.

Federicco, al encontrarse a mi lado, toma mi mano y la aprieta, le miro y veo que tanto él como yo estamos conmovidos por las palabras de Carlos. Observo como Nuria se limpia la lágrimas que salen de sus ojos para después leer sus votos.

-Supongo que antes de todo esto, me pondrías una orden de alejamiento - todos reímos.- Pero a mí me daba igual... Me daba igual si arriesgaba todo y lo perdía, si recibía millones de órdenes de alejamiento. Todo me daba igual, porque te quería y te quiero. Es cierto que hasta que te conocí había ido de flor en flor, pero cuando te vi... Supe que tú estabas hecho a medida para mí. Tu risa y tu mirada me cautivaron desde el segundo cero para después dejarme completamente enamorada, porque yo te quiero. Y, como tú has dicho, decir que estoy enamorada, se queda corto.

Noto cómo las lágrimas se deslizan por mi mejilla mientras veo por primera vez llorar a Carlos. Miro a Federicco para luego sonreírnos y juntar nuestros labios en un cálido beso.






Después de aquello, el padre les declara ser marido y mujer para así verle besarse como nunca antes.





Tras la boda, vamos a comer en un banquete y celebramos su recién matrimonio en un restaurante. Y, antes de que acabe todo, Nuria reúne a todas las mujeres para tirar el ramo de rosas para atrás.

Cristina y yo, entre risas, nos juntamos entre todas y vemos como el ramo cae en mis manos. Confusa, lo tomo y veo a Nuria mirarme sorprendida para después aplaudir con felicidad.

Busco con la mirada a Federicco hasta que lo veo dirigiéndose hacia mí. Rodea mi cintura con sus brazos y acerca su boca a mi oído.

-Entonces, ¿cuándo nos casamos? Porque tengo muchísimas ganas de que seas mi esposa.

Quiéreme, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora