Capitulo ocho

8.5K 681 86
                                    

Sé perfectamente que posiblemente no sepa nada sobre vampiros, eso lo tengo asumido, pero, ¿no se supone que los vampiros NO duermen? ¡La televisión nos engaña! Claro que dormían, pero muy bien además. Eran casi la una del medio día, y yo podía llegar a entender que Sandra y Rubén siguieran durmiendo. Ayer bebieron demasiado y seguramente su cabeza estaba hecha mierda. Pero, ¿Que Samuel aún no despertara? ¡Dios mío! Parece que ha entrado en hibernación. Eran alrededor de las once de la mañana cuando un enorme peso me había despertado, y es que el imbécil se había tumbado encima mía, y no sin querer precisamente. Incluso había pensado que estaba despierto, pero no era así. Había recostado casi todo su cuerpo sobre el mio y me había abrazado, había estado apunto de morir asfixiado, pero había conseguido escapar. Aunque todo el mérito debería dárselo a mis preciosas nalgas, que habían sido las que habían absorbido todo el impacto de mi culo caer al suelo. Suspiré derrotado y lancé al interior de mi boca un par de pastillas para el dolor de mi tobillo.

-¡Juro que algún día me matareis por un paro cardíaco! - grité cuando me giré.

El rubio tuvo que resistir la tentación de agarrar un cuchillo del cajón y acuchillarme. Se llevó ambas manos a la cabeza, y segundos después se llevó uno de los dedos a los labios.

-Sh, no hace falta gritar - dijo susurrando bien bajo.

-Tampoco hacía falta que anoche te emborrachases, y amigo mío, pedazo cogorza te cogistes - hablé en un tono de voz razonable, pero pude notar como aún así taladraban su cabeza.

-No eres el único que lo sabe. No sabes como desearía que anoche no hubiera sido más que un sueño. - dijo llenándose un vaso con agua del grifo.

-¿También la parte en la que Samuel te presentó a Mangel y en la que me dijiste que te habías enamorado? - escupió todo el agua, igual que en las películas, pero yo que soy muy comprensivo reí lo más bajo que pude.

-En verdad creía que eso había sido un sueño - dijo señalándome, acusadoramente. - Eso debía ser un sueño.

-Oh, pues era bastante real. Igual que el fuerte azote que le distes mientras bailabais - vale, eso era mentira, pero... nadie se iba a enterar.

-¡Dios mío Guille! No sabes la de cosas que pude decirle. No va a hablarme en la vida. - se lamentó tan exageradamente como siempre, llevándose ambas manos a la cabeza.

-No seas exagerado - dije palmeando su espalda antes de salir de la cocina -, no puede ser para tanto.

En realidad si podía serlo. Cuando Rubén se emborrachaba siempre decía todo lo que por su mente pasaba. Podría haber sido incluso capaz de declararse, pero lo más gracioso de todo es que siempre se acordaba. Y ahora mismo estaba lamentándose por todo lo que había dicho, pero se lo tenía bien merecido por borracho e imprudente. El sonido de unas voces hablando por las escaleras me sacó de mis pensamientos.

-Buenos días - dijo Samuel cuando llegó al final de las escaleras.

Incluso así, bostezando de tal manera que parecía que era un enorme oso gruñendo, despeinándose, y rascándose su abdomen, se veía atractivo. Se acercó a mi y se dejó caer pesadamente a mi lado en el sofá, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos.

-¿Otra vez vas a dormir? Se supone que los vampiros no duermen, ¿no? - dije poniendo un poco de distancia entre ambos, puesto que nuestros muslos habían quedado completamente pegados.

-Esto no es crepúsculo - contestó, abriendo sus ojos y mirándome fijamente a los míos. - Veras, con respecto a lo de anoche...

-Anoche pasaron muchas cosas, Samuel. Y muy pocas agradables en realidad.

Atrévete a dominarme {Wigetta} Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora