Capítulo veinte

5.7K 471 36
                                    

Narra Luzu.

-No Lanita, tengo hora libre.

-¿Vas a venir a casa? - preguntó, su voz se escuchaba extraña a través del teléfono.

-No, tengo que hablar con Mangel, así que voy a esperar a que él termine. Oye Lana, ¿hablamos luego de acuerdo? Te escucho fatal.

-Ok Luzu, te quiero. - dijo, con ese acento suyo que tanto me gustaba.

Colgué y me dirigí al despacho de Samuel, aunque no fue una sorpresa encontrarme con que él no estaba. Seguramente andaría en casa de Guillermo, haciendo quien sabe qué.

No es que el muchacho me callera mal, pero habían sido tantas malas experiencias a lo largo de mi tan extensa existencia, que simplemente no podía fiarme de él así como así.

Me paseé por el despacho en busca de algo que hacer hasta que Samuel regresara, o a que las clases terminaran y finalmente Mangel me hiciera un poco de caso. Miré por las estanterías y por los cajones, hasta que finalmente encontré un librito que siempre había captado mi atención. Se trataba del libro que estaba al lado del cuerpo de Samuel cuando le encontré prácticamente muerto. Todo estaba tachado, y entre linea y linea había escritas cosas que simplemente no lograba entender.

Para cuando quise darme cuenta, estaba teniendo una de mis visiones. Aunque en realidad no eran visiones, pero nunca se me habían ocurrido una mejor manera para llamarlo.

Estaba dentro de Samuel. Lo supe perfectamente en el momento que desde sus ojos vi como entraba en el instituto. Sacudí la cabeza para librarme de la conexión que se había formado en ese momento y decidí regresar la mirada al libro.

Apenas leí unas cuantas de esas lineas indescifrables cuando la puerta se abrió lentamente, provocando que mi mandíbula cayera al suelo. ¿Que le ocurría? Cerró nuevamente la puerta y después se fue arrastrando hasta que quedo sentado en el suelo, abrazándose las rodillas. Rápidamente me acerqué a el, provocando que se asustara, pero aún así no me detuve.

-Samuel, ¿que ocurre? - pero su respuesta nunca llegaba.

Apenas pestañeaba, mientras que sus manos temblaban violentamente. Nunca, NUNCA había visto a Samuel así, y me preocupaba. Para mi era como un hijo, había cuidado de él durante los años más difíciles de su vida como vampiro, le había enseñado a vivir como tal. Pero en esta ocasión simplemente no sabía que hacer. Agarre su rostro entre mis manos y con algo de fuerza giré su rostro hasta que quedó mirándome.

-Sueltalo todo, Samuel.

Y entonces, tras más de seiscientos años sin haber derramado una sola lágrima, Samuel rompió en un llanto que hasta a mi me dolió. No sabía que podía haber sucedido para que se pusiera así. El era un hombre fuerte, maduro, con coraje.

-¿Que ha ocurrido, Sam?

-Él esta aquí, Luzu - dijo aferrando sus puños a mi sudadera, tirando de ella desesperadamente.

*Flashback*

-¿Algo más? - preguntó la rubia con su acento americano, sosteniendo una vieja bandeja sobre su mano derecha.

-Por alguna casualidad no estarás en el menú, ¿cierto? - dije apagando el puro que entre mis dedos descansaba.

Ella solo rió y se alejó de la mesa contoneándo lentamente sus caderas. Había perdido la cuenta de los días que llevaba viniendo a este local solo para poder observarla. Esa sonrisa me tenía simplemente hipnotizado, uno de los seguramente varios motivos por los que ahora Mangel reía por lo bajo.

-Debo irme, Luzu - me dijo levantándose. - ¿Mañana a la misma hora?

-Esperaré impaciente - respondí sin despegar la mirada de la joven, que atendía el resto de las mesas.

Atrévete a dominarme {Wigetta} Where stories live. Discover now