Capítulo ventiuno.

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Narra Samuel.

-No hagas ninguna tontería.

-¿Porque iba a hacer alguna tontería?

-No creo que quieras su dirección para ir a jugar con él a un parchís.

-A lo único que podría jugar con él sería a matarlo, chiqui.

-Eres un bruto...

Hubo silencio a través de la linea telefónica, pero aun así ninguno colgó. Me calmaba escuchar su respiración tranquila, pensaba en sus mofletes y en sus rasgados ojos, y durante unos segundos olvidaba lo que estaba a punto de ocurrir. No recordaba el golpeteo del corazón cuando me encontraba nervioso, tampoco recordaba las ganas de huir, de arrepentirme.

-Gracias Guillermo - dije.

-¿Gracias por que?

-Por ser tú.

Finalicé la llamada y miré a Luzu, que en ese momento me dedicaba una mirada que no supe identificar. Apretó el volante, a pesar de que el coche estaba parado, y inspiró profundamente. Sentía sus nervios y su mal humor flotar en el aire.

Unos minutos después, pudimos ver como a lo lejos alguien salía de la casa que pertenecía a la dirección que Guillermo había conseguido y se marchaba en un coche. Esperamos unos minutos para bajarnos del coche.

Mientras que Luzu llevaba unos vaqueros, era yo quien esta vez llevaba unos pantalones de chándal y una sudadera. Guardé mi móvil en el bolsillo derecho del pantalón y andé al mismo paso que Luzu. Me encontraba algo aterrado, pero había algo en la situación que me hacía casi desear correr hacia la casa y asaltarla.

-Debes relajarte - dijo Luzu haciendo sonar sus dedos de esa manera tan molesta. - No podemos dejar alguna huella de nuestra visita.

-¿Ahora asaltar una casa es hacer una visita? - pregunté riendo. No lo podía evitar, el nerviosismo podía conmigo.

-No tenemos intención de robar nada ni matar a nadie. Solo queremos curiosear un poco, ¿no?

Sin darnos cuenta ya habíamos llegado a la casa y nos habíamos ido cada uno por un lado, decididos a buscar una entrada. Paseaba mirando las ventanas, a simple vista, y asomándome por las ventanas del piso inferior, parecía una casa normal. Decorada con muebles modernos, pero quizás demasiado simple. No había adorno o decoración alguna, simples muebles vacíos. Ni siquiera vi una televisión en la sala.

-Samuel - escuché decir a Luzu desde arriba, y al alzar la cabeza le pude ver asomado desde lo alto de la casa. -Sube, podemos entrar por aquí.

Cogiendo un poco de carrerilla e impulso salté hasta agarrarme al borde del tejado. Estaba algo desentrenado últimamente y tres pisos no son fáciles de saltar ni para un ser sobrenatural.

Luzu se estaba lanzando al interior de la casa a través de un pequeño tragaluz, por el que cabíamos casi de milagro. Salté y una nube de polvo me envolvió. Luzu se cubría los ojos con un brazo mientras curioseaba en unas cajas al fondo del pequeño desván. Cuando me acerqué sostenía en su mano una foto en la que dos niñas gemelas se sujetaban de la mano y sonreían a cámara mientras que un niño algo mayor que ellas se situaba tras ellas y sonreía de igual manera. La foto no era muy antigua, diez años quizás, uno más, uno menos.

-Quizás estamos equivocados - dijo Luzu volviendo a dejar la foto en un sobre.

-Pueden ser del antiguo dueño de la casa. - dije yo, buscando alguna escalera o trampilla que diera paso al piso inferior. La trampilla resulto dar paso a un pequeño armario situado al final de un largo pasillo. Luzu bajo tras de mí y comenzó a curiosear en un montón de cajas que había en el armario.

Atrévete a dominarme {Wigetta} Where stories live. Discover now