CAPITULO CINCO

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Me quedé sentada en el retrete de Liam esperando a que la prueba marcara el resultado. Según la etiqueta debía esperar cinco minutos.

Yo llevaba más de veinte.

Después de hacer lo necesario con la prueba, la puse sobre el tocador y me senté a esperar. Liam se quedó en la habitación.

Como si lo hubiera llamado con el pensamiento, unos toquecitos en la puerta acompañados de su voz interrumpieron mis cavilaciones.

––Bree, ¿qué pasa? ¿Estás bien?—preguntó.

Me levanté de mi lugar, tomé la prueba, teniendo precaución de no ver el resultado y salí a su encuentro.

–– ¿Y bien?—preguntó. Yo mantenía la mirada perdida. Simplemente negué con la cabeza.

––No he visto el resultado.---le tendí la prueba. —Una línea significa que no. Dos...––me callé antes de que se me quebrara la voz. Estaba tan asustada.

Agache la cabeza tras darle la prueba. No emitió ningún sonido después de ver el resultado. Se limitó a dejarla en la mesa que teníamos al lado y me tomó la barbilla para obligarme a verlo.

Tenía una tierna sonrisa en los labios y me miraba con los ojos vidriosos. Pensé lo peor, entonces dijo:

––Salió negativa. —Solté el aire contenido.-— ¡No vamos a ser padres!—me cargó y me dio vueltas antes de soltarme y darme un beso.

Me sentía ridícula por mi reacción y sabía que él se sentía de la misma manera. La mayoría de las personas no tomaban tan bien esta clase de noticias. A menos de que fueran adolescentes, claro.

––Nunca me había sentido tan asustada como hoy en toda mi vida. —confesé.

––Lo sé. Yo tampoco. —dijo él. ––Te prometo que nunca más volveré a cometer un error como ese.

Se acercó a besarme de nuevo, pero me aparté.

–-¿Qué te hace pensar que estaré contigo después de esto?—dije irónica.

–– ¿Qué?—preguntó sorprendido.

––Se terminó, Liam. No puedo estar con alguien que se pierde tanto en su propio placer como para olvidarse de usar un jodido condón. No necesito más experiencias como esta. Adiós.

Salí del lugar, dejando a Liam con una expresión indescifrable en su rostro.

*          *          *

–– ¿Qué hiciste que?—gritó Ava con cierto tono de burla.

––Lo terminé. Imbécil. Casi me mata del susto.

Armé nuevos planes con Ava y Kim para hacer las compras de la fiesta. ¡Era jueves! Si no lo hacía ese día, no tendría más tiempo para hacerlo y no iba a pasar por la vergüenza de cancelar MI fiesta. ¡Qué humillación!

Tal y como me prometí mentalmente, al medio día me encontraba con las chicas en el centro comercial.

Compramos con la tarjeta otorgada por mi padre globos de helio, linternas fluorescentes, vasos, material de decoración, entre otras cosas.

También contraté un servicio de meseros, botellas, botellas y más botellas de alcohol (de todo tipo, si cabe decirlo), y también un servicio de música por el cual tuve que ofrecer el triple de lo normal para que asistiera a mi fiesta y no a la de otra chica de un grado más bajo que el mío.

Ya solo tenía que esperar a que fuera sábado, adornar la casa y verme espectacular para disfrutar de mi fiesta.

Llegué a mi habitación exhausta y ni siquiera me habría importado cambiarme de ropa y ventarme a la cama, si no fuera porque el idiota de mi hermano mayor estaba sentado en ella.

–-Quítate de ahí. Estorbas.

–– ¿Qué hora es esta para llegar?—preguntó sin prestar atención a mi orden.

––-Las ocho.

––-Este no es horario para que una chica esté en la calle. —me riñó.

––Ya Max, relájate. Estaba con Ava y Kim.

––Y mira con qué compañía. —dijo con sarcasmo.

––No vengas a decirme con quién puedo juntarme y con quién no. —dije. No era un secreto que a Max no le gustaban mis amigas.

––No es seguro que andes por la calle sola.

––Primero. Hago lo que me viene en gana. Segundo. Ya te dije que no estaba sola. —dije.

––Necesitas preocuparte de tu seguridad.

––No necesito hacerlo si papá tiene empleados que se encarguen.

–--Papá lo haría personalmente, pero tu mejor que nadie sabes el motivo por el cual no puede.

––Si vas a venir a contarme la historia del padre sacrificado y viudo que hace lo imposible por sus hijos, no pierdas tu tiempo, ya la sé de memoria. —Dije molesta.---Y ahora, lárgate de mi cuarto, quiero dormir. —mientras hablaba, lo empujaba a la salida.

––Bree, escucha...

–– ¡ADIOS!—grité cuando logré cerrarle la puerta en la cara.

Me recargué en la madera y me deslicé hacia el suelo, del mismo modo en que una lágrima silenciosa bajaba por mi mejilla. No me hacía gracia tener que echarle en cara a Max el hecho de que nuestro padre nunca estaba con nosotros. Conmigo.

Vaya manera de arruinarme el ánimo.

Él no había sido el mismo desde que mamá murió. Apenas tenía memoria de aquel día, pero sabía que ella había muerto frente a mí, a manos de alguien que lo buscaba a él. Mamá, fiel a su esposo en lo bueno y en lo malo, se negó a hablar y quien hacía las preguntas sacó un arma desde detrás de su espalda y....

Entonces pasé de estar en el cuidado de mi madre al de Nani. Papá siempre supo que yo lo hacía responsable por ello y además yo siempre buscaba la oportunidad de atribuirle el hecho de que nuestra familia estuviera destruida. Fin de la historia.

Me levanté del suelo, me di una ducha y me fui a dormir.


-Monica

VÍCTIMA: El Rapto De Bree - Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora