CAPITULO CUARENTA

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Bree

Cuando el sol salió, Nani trató de entrar a mi habitación. Le quité el cerrojo a la puerta.

––Buenos días. Es hora de desayunar.

Me ayudó a darle de comer a los bebés y después me acompañó a la cocina para que pudiera tomar algo. Ni Niall ni papá estaban. Se fueron a trabajar temprano, como era su costumbre.

––Liam vendrá por ti para llevarte a tu cita con el psicólogo.

No tenía ganas de verlo después de su numerito de la noche anterior.

––No iré si él me lleva.

–-Tu padre lo ordenó así.---respondió.

Desde que había vuelto, las ordenes de Máximo Cage se obedecían quisieras o no.

*          *          *

––Así que...Bree, Hablemos de tu experiencia.

La doctora Nichols era, según pacientes, la mejor psiquiatra de todo Londres. Era por ello que me habían mandado ahí.

No tenía nada que decirle en realidad. Yo no estaba loca y no la necesitaba para ayudarme con nada.

Sin embargo, tenía claro que no iba a salir de ahí hasta que no dijera algo.

—-No recuerdo mucho. —dije.

––--¿Recuerdas el día que desapareciste?

––-Estaba en una fiesta en mi casa.

Ella escribía mis breves palabras en un cuadernito que mantenía sobre su regazo, aunque siempre escribía algo más, seguramente sus opiniones sobre lo que le decía. Estaba segura de que en ese cuaderno decía por todos lados "esta chica no coopera en nada. Es la peor paciente que he tenido".

–– ¿Pudiste ver quién fue? ¿Qué es lo último que recuerdas?

–-Entré a una habitación para poder estar sola. Alguien puso un pañuelo en mi cara. La siguiente vez que desperté, tenía a un sujeto dentro de mi cuerpo.  No pude ver nada.

–– ¿Y después de eso? ¿Alguna vez pudiste ver a alguien?

––No.

–– ¿Cómo fue que escapaste?

––Desperté en un hospital. Ahí fue donde conocí...––me quedé callada. Estaba hablando de más.

No digas nombres, Aubrey. Nada de nombres.

–– ¿A quién?---inquirió la doctora.

––A nadie. —respondí rápidamente. Ella era consciente de mi nerviosismo.

––No tienes que proteger a nadie, lo sabes, ¿cierto?

Si, si tengo que.

–– ¿Qué hay de Maia? ¿Cómo fue que terminaste viviendo con ella?

Ya no era tan buena mintiendo. A mi mente no llegaba ninguna justificación para ella. ¿Qué iba a hacer?

––Maia.... Ella...

Piensa Aubrey. Piensa.

La desesperación me hizo llorar. Escondí mi cabeza entre mis manos y deseé, por un momento, que durara lo suficiente como para dar terminada la sesión.

No quería delatar a nadie. Tenía que conseguir quedarme callada.

––No hay motivo para alterarse, Aubrey. Solo se trata de que digas la verdad. Es incómodo pensar en ello, pero necesito que me digas todo lo que sabes para poder ayudarte.

–– ¡No! Yo no sé nada. —chillé.

Salí al encuentro de Liam llorando. Él se ofreció a abrazarme, pero no acepté. No iba a darle incentivos. No iba a darle oportunidades de tocarme.

Al llegar a la entrada del edificio donde el consultorio se encontraba, un chico alto me ayudó a abrir la puerta y la sostuvo. No hubiera parado a reparar en él si no hubiera hablado:

–– ¿Aubrey Cage?

Esos ojos. Esos ojos eran lo que atormentaban cada noche.





-Monica

VÍCTIMA: El Rapto De Bree - Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora