CAPITULO ONCE

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Liam

Mis ojos se aguaron por enésima vez en la última hora. Tenía días sin saber de ella, me sentía impotente al no saber qué hacer.

No podía evitar sentirme culpable de su desaparición. Si yo no hubiera tardado tanto en aparecer en la dichosa fiesta, tal vez habría llegado a tiempo y ellos no se habrían llevado.

Casi podía escuchar cómo se me partía el corazón al recordarlo.

La noche del sábado, días después de nuestra "ruptura" supe que no podía dejarla ir, así que hice lo que se suponía debería hacer. Llegué a su casa con un oso de felpa enorme y el ramo más grande de rosas rojas que pude encontrar, dispuesto a pedirle perdón y una nueva oportunidad. Una fiesta de por medio no estaba en mis planes.

Entré a la mansión en busca de ella, pero parecía perdida en un mar de gente. Estaba a punto de rendirme, cuando la vi entrar a una habitación y un chico entró tras ella. Me enfurecí.

Deje caer las rosas y me limité a volver a casa, pero entones vi cómo tres tipos y el que había entrado con ella la sacaban apresuradamente, cada uno tomándola de un lado. No necesitaba ser un genio para saber que ellos no habían asistido a la fiesta solo para divertirse.

Me apresuré hacia la puerta, con la intención de avisar a los guardias, pero cuando llegué la entrada estaba vacía.

La idea de enfrentarlos me parecía estúpida, ellos podrían estar armados.

En cuanto los vi subir a un coche negro, supe que tendría que seguirlos. Claro, si no hubiera tenido que dejar mi coche a dos cuadras de distancia. No iba a alcanzarlos ni con un milagro.

Esa era mi culpabilidad. Ni siquiera lo intenté. Podría haber visto la matrícula al menos y podrían haberlos encontrado ya.

Luego de verlos marchar llamé a su número repetidas veces, pero, como era de esperarse, jamás contestó.

Contacté inmediatamente a su padre a pesar de saber que estaba ocupado y él se encargó de mover a todas las fuerzas especiales para buscarla pero parecía como si se la hubiera tragado la tierra.

Cuando se calmaron las aguas por el asunto de las Olimpiadas fue cuando recibí la primera llamada. Contesté inmediatamente, al ver que venía de su número.

–– ¿Hola? ¿Bree? ¿Estás bien? ¿Estás herida?

–– ¡Liam ayúdame!

–– ¿Dónde estás? Dímelo ya.

–– ¡No sé! ¡No!—gritó y alcancé a escuchar forcejeos.-—-¡Déjame hablar con él! ¡Liam!

Escuché un portazo y después la grave voz de un hombre que decía:

––Consígueme un avión privado y 50 000 euros o te juro que tu amada rubia se muere. Y, por si no es obvio, no se te ocurra involucrar más a la policía, ya me enteré que nos están buscando. Como sospeche de algún truquito, la chica se muere.

Después de eso la llamada se cortó. Lo que él no sabía era que, de hecho, la policía ya estaba escuchando.

Los Cage se encargaron de conseguir todo y planeamos que yo iría a recoger a Bree. Si el asunto se trataba solo de dinero, entonces estaba bien. Ya luego verían ellos el modo de rastrearlos y hacerlos pagar por todo. Lo primordial era la seguridad de Aubrey.

Dos días más tarde volvieron a llamar, pero esta vez no escuché a Bree. Me felicitaron por haber juntado el dinero tan rápido y me dieron la dirección de en donde podía dejar todo.

Se trataba de una pista de aviones abandonada. Mi deber era asegurarme que el avión estuviera ahí listo y dejar el dinero en la torre de control. Ahí recibiría la ubicación para encontrar a Bree. Si se enteraban de que la policía estaba ahí, iba a encontrarla muerta.

Me parecía ridículo que su padre, teniendo una compañía de seguridad tan grande cayera en los chantajes de un grupo de matones. Pero bueno, cuando lo que está en juego es la vida de tu hija las cosas cambian.

Cuando llegué a la pista y el piloto se hubo ido, entré a la torre, temeroso de qué o quién pudiera esperarme ahí.

Mi tensión se disipó un poco cuando vi que solo había una mesita y una computadora.

La pantalla se encendió y pude ver a Bree.

–– ¿Liam?—me llamó con la voz rota. Tenía los ojos vendados y estaba atada a una silla.

No me pasó desapercibido el hecho de que tenía puesta otra ropa distinta a la que usaba cuando se la llevaron. Si esos desgraciados se habían atrevido a tocarla en contra de su voluntad, iba a asegurarme personalmente de que jamás volvieran a ver el sol.

––Bree...––susurré.

––Liam, tienes que sacarme de aquí. Quiero volver a casa.

––Estoy en eso, pequeña. Justo ahora estoy pagando tu rescate.-—-dije, tratando de transmitirle un poco de positividad.

––Muy bien, niño bonito. ––dijo la misma voz masculina de las llamadas. —Sal del lugar, te enviaré la dirección de donde puedes encontrar a tu chica.

Justo después la pantalla se apagó.

Me fui tal y como me ordenaron y emprendí el camino a casa mientras esperaba las nuevas indicaciones. Alcancé a ver cómo el avión salía de la pista y se alejaba.

Me encontraba en casa de los Cage esperando, cuando finalmente mi teléfono recibió un nuevo mensaje.

Gracias por el avión gratis. A Aubrey le encanta.

Junto al mensaje había una foto de Bree amordazada, con los ojos vendados y en ropa interior.

Fue inevitable que Máximo Cage viera la imagen. Dio un puño a una pared y después se recargó en la misma a llorar.


ACABO DE ESCRIBIR LOS AGRADECIMIENTOS POR SEGUNDA VEZ. OFICIALMENTE HE TERMINADO LA EDICIÓN DE VICTIMA. ESTARÉ PUBLICANDO ESTA SEMANA.


376 EN FANFIC. DIOS MIO, SON INCREÍBLES. LOS AMO MUCHO. GRACIAS POR TODO. SON LOS MEJORES. 

-Monica

VÍCTIMA: El Rapto De Bree - Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora