CAPITULO VENTIDOS

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Bree

Me encontraba en la sala de la casa viendo televisión mientras Shawn estaba en la cocina con su computadora. No sabía qué tanto hacía metido ahí. Llevaba bastantes días pegado a ella.

Louis,  Logan y Adam se habían ido con Angela y sus amigas, así que estábamos solos en casa. El pensamiento de una casa sola y dos chicos juntos me hizo sonreír. En cualquier otra situación para esas alturas probablemente ya estaríamos desnudos encima de la mesa o en el sofá. Bueno, acciones como aquellas eran las que nos habían puesto en donde estábamos.

Ese pequeño detalle me hizo apartar la vista del televisor y concentrarme en el castaño a menos de tres metros. Ya no tenía nada de qué preocuparme, ¿no? Ya no podía quedar más embarazada de lo que estaba y además, después de todo, Shawn y yo ya teníamos juntos algún tiempo. El sexo no debería ser algo extraño entre nosotros.

Me levanté de mi lugar y me paré detrás de él, rodeando su cuello con los brazos y dándole un beso en la mejilla. Él sonrió.

–– ¿Qué haces?—pregunté.

––Investigo. Te sorprendería la cantidad de padres primerizos que piden ayuda en internet.

–– ¿Ah sí? ¿Y tú planeas en convertirte en parte de ellos?

Él cerró la computadora y se giró un poco para mirarme. Aproveché para sentarme en una de sus piernas. Sus ojos estaban un poco más oscuros de lo normal y sus labios de un rojo tan intenso que me invitaban a probarlos.

––Por supuesto que sí. Voy a necesitar toda la ayuda posible si quiero ser un buen padre para el bebé guisante.

––Vas a ser el mejor papá del mundo. —Recargué mi cabeza en el espacio entre su hombro y su cuello.

Él apoyó su cabeza un poco contra la mía y ambos nos quedamos quietos, probablemente pensando en el futuro que nos esperaba y en los cambios radicales que habría en nuestras vidas cuando el bebé naciera. Con deliberada lentitud sus manos se deslizaron por mi espalda y envolvieron  mi cintura, estrechándome contra sí suavemente. Escuché el sonido de su regular respiración, que iba acompasada al ritmo de mi corazón.

No sé cuánto tiempo estuvimos así. Al final terminé por mover mi cabeza y, cuando él también se movió, sus labios estuvieron tan cerca de los míos que fue imposible resistirme. Se me fue acelerando el pulso a medida que me acercaba.

Sus labios eran suaves y llenos, su lengua, como terciopelo, se encontró con la mía al instante, acarició cada parte de mi boca, lamiendo mi labio inferior, adentrándose profundamente. Aproveché ese momento para sentarme completamente a horcajadas sobre él.

Gemí mientras me besaba y enterré las manos en su cabello, acercándolo a mí, pecho contra pecho.

Apartó una mano de mi cintura y la subió para posarla en mi cuello. Su beso se fue deteniendo en dulces mordiscos hasta que apartó los labios y sentí una suave brisa fresca en la parte húmeda que acababa de besar.

––Abre los ojos. —me pidió. Levante la vista para ver su cara a escasos centímetros de distancia con sus ojos color chocolate algunos tonos más oscuros de lo normal.

––Quiero estar contigo. —susurré.

––Ya estamos juntos. —contestó.

––No es lo que quise decir.

Se quedó pensativo por algunos segundos. Con el pulgar de la mano que todavía tenía apoyada en mi cuello me acarició el labio inferior. No hice ningún movimiento. Estaba disfrutando demasiado con la imagen que tenía delante. Le había alborotado el pelo con las manos entre tanto beso. Seguía estando buenísimo y seguramente sería igual cuando salía de la cama por las mañanas. Cama. Jamás había pasado una noche junto a él. ¿Lograría convencerlo? ¿Sería aquella nuestra primera vez?

VÍCTIMA: El Rapto De Bree - Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora