CAPITULO CATORCE

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Shawn

Ni siquiera supe la razón de que Zayn regresara con nosotros, cuando salí de la habitación de Aubrey él se había ido. Esperaba que no se le ocurriera volver, sobre todo si ya no íbamos a tener armas en casa.

Los chicos habían conocido a la chica que vivía en seguida de nuestra casa y oficialmente estaban enamorados de ella. Según esto se llamaba Angela, estaba bonita, pero no podía compararse con la rubia que teníamos en casa. Me sorprendía que ninguno de ellos hubiera mostrado interés en ella. Bueno, mejor. Pensaba.

Salí de la casa a dar un paseo para conocer los alrededores y tener tiempo de pensar. El asunto de qué íbamos a hacer con Aubrey me carcomía la cabeza.

Lo más fácil sería enviarla de vuelta en el avión, pero el problema era que ya no contábamos con él. Después de llegar a nuestro nuevo hogar, contratamos a un nuevo piloto para que lo llevara por distintos lugares y finalmente lo abandonara lejos de nosotros. Apostaba a que la familia de Aubrey le había puesto algún tipo de rastreador. Si lo llamábamos para que volviera por ella y la llevara de nuevo a casa entonces sería como darles nuestra ubicación. Máximo Cage recuperaría a su hija y vendría a por nosotros después.

No se me ocurría otra opción para regresarla a su familia. Además, tampoco me hacía mucha gracia pensar en devolverla. Empecé a creer que tal vez Aubrey Cage me importara a un nivel distinto al económico.

Regresé a casa con el tiempo justo para ir con los chicos y con Aubrey a conocer la ciudad. Si algún otro delincuente nos hubiera visto saliendo a pasear con nuestra víctima, probablemente se hubieran burlado de nosotros. Los cuatro sabíamos que lo que estábamos haciendo era ilógico, incluso peligroso si ella intentaba escapar, pero si no queríamos matarla y no podíamos devolverla, ¿qué más podíamos hacer? Nuestro propósito en Dubái era cambiar nuestras vidas de una buena vez, dejar a una chica de 17 años encerrada, sola y amordazada en nuestra casa no era una muy buena obra, en realidad.

Los dubaitíanos nos habían dejado de, entre todas sus posesiones, probablemente las mejores. La ropa era obviamente no la tradicional de la ciudad, así que todos nos veíamos bien. Algo formales para salir a tomar un trago, pero bien. En realidad, esa noche yo iba mejor vestido que en toda mi vida.

Media hora más tarde, Aubrey salió de su cuarto, mejor arreglada que Louis, Logan, Adam y yo juntos. Se veía realmente espectacular. Los cuatro estuvimos a punto de soltar un chiflido de admiración, pero nos contuvimos, hacer eso no era algo digno de ella.

––Te ves muy bien. —dije.

Ella sonrió ligeramente y sus ojos se tornaron de un verde un poco más oscuro. —Gracias, supongo. Ustedes también se ven bien. —miró con curiosidad a Adam y Louis, había olvidado que aún no los conocía.

Los chicos intercambiaron unas risitas de picardía y luego salimos rumbo al primer club que pudiéramos encontrar.

––Dubái. —La escuché susurrar.

–– ¿Qué?—preguntó Adam.

––Dubái. —repitió.

––Bree, ¿tú conoces la ciudad?—preguntó Logan.

––Bueno, no exactamente. Vine con mi familia una vez cuando era niña. Pero reconozco ese edificio. —señaló el Horizon Tower. —Papá es dueño de un pent-house ahí.

Louis, quien iba de conductor, y yo intercambiamos una mirada de preocupación. Si ella buscaba la manera de llegar ahí, entonces podría irse. Pero si se iba, nos dejaría en evidencia y su padre no tardaría en encontrarnos y hacer que nos pudriéramos en la cárcel.

Nadie dijo nada más.

* * *

12 cervezas más tarde, Bree ya no parecía tener miedo de nosotros, al contrario, reía de nuestras bromas y nos contaba anécdotas. Parecía que, en vez de odiarnos (como debería ser), estaba saliendo con sus mejores amigos. Era extraño.

Louis casi vomitó de la risa cuando nos contó sobre una chica cuya cara usó para lavar los baños de la escuela.

En realidad no era muy distinta a nosotros. Ella también en algún momento había golpeado, encerrado, manipulado y amenazado. En menor medida, pero lo mismo. Los cinco estábamos cortados con la misma tijera. El pensamiento me dejó serio.

Me levanté de la mesa con intención de ir al baño. El pasillo que daba al lugar estaba vacío. Lo siguiente que sentí fueron las piernas de una chica envolviéndose en mi cintura y sus labios en los míos. Sin saber que más hacer, me dejé llevar.

–––Este es mi número. Si un día buscas con quién divertirte, llámame. —la morena me guiñó un ojo y salió del baño.

Miré el papelito que me dejó en la mano, venía su número y su nombre. Arzaylea.

Se supone que después de tener sexo uno debe sentirse liberado, sin estrés y sin presión, pero por alguna razón yo no me sentía así. No lo había disfrutado. Cada segundo que estuve con ella, pensé en Aubrey y en qué se sentiría estar con ella sin tener que retenerla. Cómo se sentiría si estuviéramos juntos porque ella sí o quería.

De repente ese pensamiento se convirtió en una necesidad.





-Monica

VÍCTIMA: El Rapto De Bree - Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora