EPILOGO

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Bree.

Abrí los ojos lentamente, después de ser despertada por las voces de mi hermano y una mujer.  Cuando tuve una visión clara me di cuenta de que me encontraba en mi habitación. Las persianas estaban abiertas. Un pitido a mi lado sonaba cada dos o tres segundos, probablemente acompasado a los latidos de mi corazón.

¿Qué me pasó?

Intenté mover mi mano derecha, pero esta tenía sujetos varios cables. El movimiento provocó un ruido en algún lugar detrás de mí, por lo que captó la atención de los presentes.

El primer rostro que vi fue el de mi madre, quien me miraba con los ojos llenos de lágrimas.

–– ¡Bree! ¡Gracias al cielo! ¡Trae un doctor Max! ¡Rápido!

¿Qué está haciendo ella aquí?

¿Dónde están mis bebés?

Un doctor muy joven entró a la habitación antes de que pudiera preguntar algo.

Luego de examinarme dijo:

––Aubrey, ¿cómo te sientes?

––-¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí?

––-No recuerdas nada, ¿cierto?

Negué con la cabeza lentamente.

––Has estado en coma durante un año.

¿Qué?

–– ¿Qué fue lo que me pasó?

––-Te dispararon en la cabeza.

Sentí que los ojos me ardían y la vista se me ponía borrosa.

Entonces, ¿nada fue cierto?

Mamá está viva.

Jamás me secuestraron.

Mis quintillizos no existen.

Shawn no existe.

––Doctor––la voz de mi madre se hizo presente. — ¿ella va a estar bien?

––Podría tener lagunas mentales, dificultad para moverse e incluso alucinaciones, pero es completamente normal. Tendrá que visitar a un par de neurólogos y fisiólogos, pero fuera de eso ella podrá tener una vida plena y normal.

Shawn nunca fue real y eso dolía. Dolía mucho. Prefería quedarme en coma toda la vida, aunque el último recuerdo que tenía de él fuera tan escalofriante.

Días después mis padres organizaron una cena en mi honor con los amigos más cercanos. Había una persona a la que no reconocí. Se llamaba Bárbara, era la futura esposa de mi hermano, Niall.

Escapé de todos ellos en cuanto tuve oportunidad. Recorrí los pasillos de la gran casa, en búsqueda de algo que sabía que no iba a encontrar. Algo que no existía. Cuando entré al cuarto de mis bebés solo había una vieja mecedora. Nada más que eso. Esa habitación estaba tan vacía como mi corazón. Sentía como si tuviera un gran agujero en el pecho que consumía todo lo que tenía. Que solo estaba ahí esperando a que enloqueciera de dolor. Cada minuto que pasaba se volvía más grande.

Me preguntaba cuánto tiempo sería capaz de soportarlo.

MESES DESPUÉS

Ya había vuelto a la escuela, con un año de retraso. Mis antiguos amigos, Ava, Kim, Tasha, Taylor (a quien en realidad nunca traté mal), Liam (que nunca fue mi novio sino de Taylor) y Daniel, me ayudaron a readaptarme y que todo volviera a la normalidad.

Fue un proceso difícil, pero gracias a toda la gente a mi alrededor, al fin había superado mi experiencia y ahora tenía una vida normal y feliz.

Me encontraba en la primera clase del día, distraída, garabateando en mi cuaderno, cuando la voz del director interrumpió.

Entró al lugar junto a él un chico alto y fornido, de cabellera y ojos castaños.

Unos ojos que yo conocía demasiado bien.

Posó su vista en mí por un pequeñísimo momento y sonrió antes de decir:

–-Hola, mi nombre es Shawn Mendes.

VÍCTIMA: El Rapto De Bree - Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora