19: Podríamos comprometernos.

8.1K 721 9
                                    

Estar frente a las familias de los tributos caídos es incómodo y lastimoso. Saber que yo dejé a familias destruidas por mi egoísmo de querer ganar Los Juegos del Hambre es devastador.

Peeta habla y habla, solo entiendo pequeñas cosas como que les daríamos de nuestro dinero a las familias de los tributos caídos hasta que muriéramos lo cual se lo agradezco con la mirada.

Al terminar, Peeta entrelaza sus dedos en los míos dispuesto a llevarme dentro del edificio de justicia, sin embargo no me muevo del lugar, estoy demasiado empeñada en sostenerle la mirada a una familiar de Noha, le hago una seña a Peeta de que espere y me coloco en el micrófono.

-Solo...solo quiero decir que estoy muy dolida por cada muerte de cada tributo. Ainoha Hunter era mi amiga, mi mejor amiga. La conocí en circunstancias complicadas. Ainoha era una joven guerrera, con corazón noble, que lucho hasta el final, y, bueno, siempre encotraba el humor en los momentos más complicados. A Frank no lo conocí, pero lamento tanto su muerte como la de Ainoha y todos los demás tributos caídos.

Todo queda en silencio hasta que un hombre silva y levanta los tres dedos. Peeta se coloca a mi lado, apretando sus dedos entre los míos. Unos agentes de la paz nos arrastran hasta el edificio de justicia, Peeta se les escapa y va donde aquel hombre, ya es demasiado tarde, lo ejecutarán.

-¡SUELTENME. NO PUEDEN HACER ESO!- me tapo los oídos y cierro fuertemente los ojos. Escucho los gritos de fondo, esto me recuerda a la arena.

-¡NO!- abro los ojos y veo a Peeta sujetado por Haymitch.

-¡LOS DOS ARRIBA, AHORA!- grita arrastrando a Peeta por los hombros, subo tras ellos con lágrimas en los ojos y mi labio inferior tiritando.

-¡¿Cómo se les ocurre hacer eso?!- exclama furioso.

-No fue mi intención hacerlo, Snow debe saberlo- miro a Peeta.

-¿Qué?.

-Snow, vino a verme. Me amenazó, no se cree nuestro romance- abro la boca cubriéndola con mis dedos. Tomo asiento en el marco de la ventana, las lágrimas corren por mis mejillas.

-¡Pudiste haberlo dicho antes!- exclamo apretando la madera bajo de mi.

-Entiendanlo, su vida ahora les pertenece al Capitolio. Cada año se los llevarán para saber detalles de su romance. ¡Ya no tienen privacidad!. Ahora lo que deben hacer es ser el centro de atención para que no tomen en cuenta a los distritos, ¿podrán hacerlo?- pregunta sarcástico- Yo se que si- dice luego de un rato palmeando el hombro de Peeta, miro por una esquina de la ventana y veo como se llevan el cuerpo inerte del anciano.

Nos llevan rápidamente al tren y una vez dentro corro hasta mi habitación encerrandome en ella.

Mi cargo de conciencia me molesta, las imágenes de Thom mutilado aparecen en cada una de mis pesadillas, las caras de los familiares de los tributos me destrozaban cada vez más. El cuerpo inerte del hombre del 4.

Estoy horas encerrada, sin comer y sin tomar atención a lo que me dicen tras la puerta. Cuando ya no aguanto el hambre, me acomodo y salgo del cuarto.

Voy pasando por el pasillo hasta que escucho a Haymitch y Peeta hablar me detengo a un lado de la puerta y tomo atención.

-¡Snow me ha amenazado!, a dicho que algunos distritos están levantandose- reconozco la voz de Peeta.

-Tienen que distraer todo, distraerlos con algo para que los levantamientos no sean el centro de atención- le responde Haymitch.

-¿Y si nos casamos? Eso distraerá todo- propone Peeta. Entro en el cuarto.- Lime...-dice Peeta sorprendido.

-Claro, hagamoslo- digo frunciendo mi ceño. Me voy antes de hacer un escándalo.

Peeta.

Miro a Haymitch y este solo levanta los hombros.

-Iré a hablar con ella- me levanto y voy tras ella. Como siempre está al final del tren, comiendo gomitas de colores.

-Lime- ella voltea más la cabeza para evitar verme- Vamos, solo escuchame- ella asiente sin siquiera mirarme- No tienes porqué ponerte así, solo piensalo, si nos casamos la atención del Capitolio estará en nosotros y no en los distritos- me siento a su lado, ella me mira.

-¿Es tan malo lo que esta pasando?.

-Esta volviendo a pasar lo que ocurrió hace 75 años atrás, los distritos se estan revelando de a poco por eso debemos ser el centro de atención así ganamos dos cosas, 1. los distritos dejan de ser el centro de atención, y 2. Snow no lastima a nadie- ella suspira y se recuesta.

-¿Cuando me darás el anillo?- sonrío.

-Cuando lleguemos al Capitolio- ella asiente- Tal vez lo haga en la entrevista con Caesar.

-Caesar me agrada, aunque lo que no me agrada es que este a favor de Los Juegos, lo demás me agrada.

-Descuida, no nos será muy difícil lo del matrimonio ya que... bueno...este- ella me mira mientras yo rasco mi nuca nervioso, ¿Qué le puedo decir sin crearle ilusiones? o peor aún, hacerla enojar.

-¡Chicos!, Ya esta lista la merienda- me levanto rápido.

-Te veo en el comedor- Lime asiente y yo salgo rápido.

Lime

Esto de matrimonios falsos no me agrada, si hubiera sido porque en verdad me ama estaría vuelta loca pero ese no es el caso.

-Vamos, linda- dice Effie, posando sus manos en mis hombros.

Allí ya están todos. Me siento a un lado de Peeta y comienzo a comer el arroz con filete, lleva una salsa muy extraña pero exquisita. Comemos todos en silencio para luego irnos a cualquier parte del tren.

-¿Effie?- ella voltea- quiero ir a pasear por el distrito- digo un poco timida- ¿Puedo?.

-Claro, ve con cuidado- asiento y corro a la salida del tren.

UNA HISTORIA DIFERENTE.➹Peeta Mellark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora