30: Estómago débil

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-LEVANTENSE!- desperté por el gran grito de Johanna y unos cañonazos justo en el momento en el que una ola reventaba contra la orilla, yo ya estaba siendo arrastrada por Johanna y Peeta, el agua nos dio a los tres en la espalda, grite del dolor al igual que Johanna, Peeta estaba gruñendo, corrimos más rápido hasta subirnos a un arbol, cerca del suelo, descansamos sobre las ramas, estaba tumbada sobre una gruesa rama boca abajo y lágrimas de dolor salían de mis ojos.

-Hijos de puta!- exclamó Johanna enojadisima mientras se sacaba la parte de arriba del mono gris, que ahora traíamos, quedando solo en un top-brasier- Quitense la parte de arriba asi no les dolera tanto- dijo Johanna inhalando fuertemente mientras cerraba sus ojos y sus nudillos se volvían blancos sobre las ramas y el hacha, solloze, no quería ni moverme pero pensé en mi bebé he hice un esfuerzo quejándome, Peeta me ayudo rápidamente.

-Estas bien? Te sientes bien?- asentí dando una pequeña sonrisa.

-Estare bien- Peeta sin tomar en cuenta mi respuesta se coloco tras de mi y me ayudo a quitar la parte de arriba del mono dejandolo caer por mi cintura- Cómo esta?- dije tratando de ver hacía atrás.

-Como la mierda- dijo Johanna- Todos tenemos la espalda así, el agua es venenosa.

-Peeta...- dije preocupada tocando instintivamente mi barriga.

-Tranquila, estaras bien, no te preocupes- asentí tragando saliva y recostandome boca abajo.

El signo del Capitolio apareció y en la pantalla salió la tributo del 5, la adicta a la morfina del 6, Cecelia del 8, el del 9 y la del 10.

Nos dormimos y no despertamos hasta la mañana siguiente, donde el paraje había cambiado y ahora estabamos sobre nieve, todo era nieve, rápido nos restregamos la nieve en la espalda y todo el dolor se fue, era como la niebla venenosa, caminamos y caminamos en busca de comida hasta que vimos un búho, Peeta le tiró un cuchillo y lo recogimos del suelo.

-Como lo calentaremos?- pregunté, Johanna arrancó unos pedazos de madera y corrió lo máximo de nieve que pudo quejandose por el ardor.

-Hagamos fuego, la nieve espantara el humo- Peeta se sento y comenzo a hacer fuego.

Luego de un largo rato de intentos de hacer fuego por fin había funcionado y ya estabamos cociendo el búho, lo comimos rápido, mi estomago rugió al sentir la comida, Peeta me sonrió mientras me daba el último pedazo de búho.

Luego de un rato de caminar sentimos otros 2 cañonazos, en la noche sabríamos quiénes fueron los que murieron.

Estabamos caminando cuando todo comienza a cambiar y ahora estabamos en un bosque, mire a todas partes y solo veía arboles, sentí un grito cerca para luego ver como un cuchillo pasaba volando por mi lado, Peeta me coloco rápido tras el mientras yo preparaba mis cuchillos.

Todo sucedió tan rápido, el del 8 salió con cuchillos carniceros en mano, tire mi cuchillo al chico pero no le dio ya que lo esquivo, me agache antes de recibir un golpe de parte de él.

-ESTO ES POR CECELIA!- grito, Johanna estaba peleando con él mientras Peeta la ayudaba, tome una lanza de atrás de mi espalda y se la lanze con furia al del 8, le atravesó el brazo y Peeta aprovechó para cortar la garganta del hombre, este callo de rodillas y su cañonazo comprobo su muerte.

No resistí el impulso de vomitar, me gire para vomitar sobre unos arbustos, sangre tibia había caído sobre mis manos por lo que al limpiar mi boca la sangre mancho mi rostro.

-Esto es tan asqueroso- dije en un susurro viendo el cuerpo del hombre.

-Tienes un estomago débil- dijo Johanna con la respiración agitada y un creciente moratón en la mejilla, Peeta estaba apoyado en un árbol con el brazo sagrando, me acerqué a el y subí su manga.

-Peeta...- el me sonrió de lado.

-Estare bien, tu, estas bien?- asentí- Tu eres lo importante- le dedique una sonrisa y le abracé.

-Te amo- bese su mejilla y me separe de él con cuidado.

-Ya vamos, tortolos- dijo Johanna con una sonrisa de asco y burlona.

El día paso, 2 cañonazos habían sonado, y ahora estabamos en una jungla, se parecía demasiado a la arena anterior, podría jurar que es la misma, estabamos en la arena cuando unos chicos salen de atrás de nosotros respirando con dificultad, nos alejamos rápido de ellos pero al fijarnos mejor vimos que eran Finnick, Beetee y Wiress.

-Finnick...- dijo Johanna tirando el hacha y yendo rápido a abrazarlo con fuerza, este le devolvió el abrazo- Qué les paso?

-Unos mutos, eso paso, monos locos, nos quisieron matar, Blight murió, Johanna, lo lamento- Johanna hizo una mueca.

-No era excepcional pero era de mi distrito- dijo con angustia- Y Mags?- Finnick trago saliva y con un nudo en la boca hablo.

-Se arrojo a los monos para salvarnos- Johanna rápido lo abrazo.

-Vamos, dejemosle un momento- dije dirigiéndome a Beetee, Wiress y Peeta, el último me tomo de la mano y Beetee arrastro a Wiress quién estaba tarareando una melodía.

-Qué le ocurre?- dijo Peeta una vez llegamos a un lago.

-La deshidratacion afecta, no tienen agua?- negamos y desde ese entonces no me había dado cuenta de la gran sed que tenía, Peeta penso lo mismo que yo por su intensa mirada y su mano en la garganta.

-Podríamos tomar de este lago- dije con precaución.

-No confío mucho- dijo Beetee- Siempre cuando crees que tu problema esta resuelto caes en la trampa.

-Entonces esperemos a que alguno de nuestros mentores nos mande algo con lo que podamos resolver la sed- nos sentamos y yo comenze a curar a Peeta con un par de hojas, no confío en el agua del lago, se ve demasiado pacífica para estar en los juegos del hambre.

Luego de un rato un paracaidas cayo, Beetee fue a recojerlo y nos lo paso.

-Es de ustedes- lo abrí y vi que era una espita, traía un mensaje.

"Lime esta familiarizada con esto"

UNA HISTORIA DIFERENTE.➹Peeta Mellark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora