56: De vuelta al Capitolio.

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Luego de haber visto a Peeta me quedé unos días más por mi brazo y para ver si ya despertaba, pero no lo hizo. Decidí regresar a mi hogar, el 12, fue horroroso ver con mis propios ojos el desastre que el Capitolio provocó.

Regresé a la villa de los vencedores, algunas personas estaban viviendo en las demás casas, me recibieron bien. Al entrar fue toda una ola de recuerdos.

Mis padres.

Dejo a Tob en la sala de estar, sentado en una silla para bebés, la había traído desde el Capitolio, y voy a la cocina.

Recuerdos de mi madre cocinando y sonriendo con esa felicidad y positivismo que solo ella me podía transmitir me golpean. Camino hasta uno de los muebles, lo abro y veo un frasco de gomitas, las tomo y las tiro a la basura provocando que el frasco se quiebre. Todo a mi alrededor me recordaba la razón de todos estos lujos, todo lo que tuve que hacer y lo que me hicieron, por lo que pase.

Me siento en el piso con la cabeza entre mis manos, no se por cuanto tiempo estoy así pero el llanto de Tob me trae a la realidad, corro asustada a la sala y lo cargo. Su rostro esta rojo y llora a gritos, comienzo a asustarme al no ver que se tranquiliza. Corro fuera de la casa hasta llegar a la de Sae la grasienta.

-¿Qué pasa?- pregunta alterada.

-¡No lo sé...yo, él solo no deja de llorar y no sé que hacer!- exclamo llorando. Sae me toma de los hombros y me lleva hasta la cocina, comienza a preparar algo en una olla.

-Tranquila, tranquila, si lloras lo alteras más- asiento, acurrucando a Tob.

Luego de un rato Sae me tiende un biberón, lo tomo confundida.

-Dale- ordena, lo acerco hasta su boca e inmediatamente se tranquiliza. Lo rodea con sus manitos y cierra los ojos.

-Pero... - Sae ríe.

-Solo tenía hambre, Lime- la miro y suelto una risa aliviada.

-Pensé que... Necesito ayuda- río volviendo la vista a Tob.

-Cuenta conmigo.

Vuelvo a mi casa agradeciendo a Sae. Cuando Tob termina el biberón lo dejo durmiendo mientras yo limpio la casa.

Al final del día la casa está mejor que antes, no me atrevo a entrar en la habitación de mis padres por lo que la dejo intacta.

-Ven aquí, bebé- susurro, recostando a Tob en mi cama, le coloco a los lados unas almohadas para que no se caiga.

Apago la luz sumergiéndome en la oscuridad, me recuesto y observo a Tob dormir mientras hago círculos en su barriga. Viéndolo así no puedo evitar pensar en Peeta, se parecen bastante aunque tiene mis facciones pero en lo demás es una replica de Peeta.

-Te amo, Tob, no dejaré que nadie te aleje de mí- susurro, tomando su pequeña mano.

***

Los días pasan y Ravenel no deja de llamar para contarme cada avance que está ocurriendo por allá. Ayudo a todos a reconstruir el 12, cuido a Tob y lo saco a pasear por la pradera, todo esto parece irreal, tanta paz, sin amenazas acechando, pero las pesadillas me recuerdan que aún quedan huellas de la maldad de Snow que son irreparables.

Ravenel me avisa que debo ir al Capitolio para presenciar la ejecución de Snow y que en el tren estará una persona para asegurarse de que vaya.

Ahora me arreglo. Me coloco un pantalón marrón claro y una camisa holgada color plateado. Visto a Tob y lo poso en su silla. Le preparo un biberón para el camino y me llevo un poco de leche. Ya lista salgo junto a él en dirección al tren, espero a que llegue y cuando lo hace no puedo evitar sonreír de par en par. Frente a mi tengo a Haymitch.

-Haymitch- le abrazo con el brazo libre, me emociona verlo.

-Te ves muy bien- dice con una pequeña sonrisa- me enteré de lo de tu hijo- dice con una mueca, miro a la silla que llevo en mano y él sigue mi mirada- Oh.

-Haymitch, te presento a Tob- sonrío pasando mi mirada de Haymith a mi bebé.

-Se parece a ti, pero sus ojos...

-Son los de Peeta- termino de decir por él- lo sé- él carraspea y señala el tren.

-Debemos irnos- asiento y él mira la silla- déjame ayudarte- sonrío sabiendo que quiere estar junto a Tob y se la tiendo.

Nos subimos al tren, bloqueo los recuerdos y nos sentamos en la sala.

-¿Cómo están los chicos? Antes de irme vi a Delly en el hospital pero a nadie más.

-No los he visto- dice- la verdad he estado casi todos los días borracho es una suerte para ti que ahora no lo esté.

-¿Y Peeta?- pregunto- Ravenel me contó que no habla con nadie, que es un avox mental- él sonríe a medias.

-Sí, estuvo un tiempo así, pero el Sinsajo ya encontró su voz- habla con ironía.

-¿Sabe sobre Tob?- él niega.

-Pensamos que era mejor que tú le dijeras aunque se extraño al ver una cuna y cosas de bebé en la mansión- hago una mueca- ¿cómo va tú brazo?

-No duele mucho, la medicina que me mandaron me ha ayudado- contesto.

Nadie dice otra cosa, cambio a Tob y lo alimento. Luego lo dejo con Haymitch para que lo conozca sin tener la vergüenza de que yo lo vea.

El viaje es tranquilo, hablamos sobre lo que planean hacer luego de la muerte de Snow, sobre los distritos, de todo lo que se viene.

Al llegar al Capitolio ya es de noche, mañana es la ejecución y tendremos un día movido. Haymitch me deja en una habitación de la mansión y se va a su cuarto. Recuesto a Tob a mi lado y antes de caer dormida le digo:

-Mañana conocerás a tu papá, bebé.

UNA HISTORIA DIFERENTE.➹Peeta Mellark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora